"El esqueleto de la señora Morales" de Rogelio A. González.

Arturo de Córdova es el taxidermista Pablo Morales, protagonista de El esqueleto (1).

"Pablo Morales, el taxidermista.- "¿Qué, mucho trabajo?"
Padre Artemio Familiar, el cura.- "Si es ironía, sepa usted que trabajo es también mi ministerio, y bastante más difícil que el suyo!"
P. Morales.- "¿Pero quién lo duda? Salvar el alma de un pecador debe ser mucho más complicado que disecar una iguana."
                               Fragmento del primer encuentro entre el taxidermista y el cura.
 
¿Existe el crimen perfecto? Esa es una pregunta que se hace y a la que da respuesta el protagonista, taxidermista de profesión, de esta comedia negra, una de las películas mejor consideradas de la cinematografía mexicana.


Pablo Morales trabajando en su taller, con su mascota (1).

El esqueleto de la señora Morales (1959) nos cuenta la historia de Pablo Morales (Arturo de Córdova), un taxidermista profesional, bonachón y de carácter afable, y de Gloria, su esposa (Amparo Rivelles), una mujer severa, enfermiza, celosa y beata, bella, pero atormentada por un defecto en su rodilla derecha. Ella, antipática, aborrece el trabajo de Pablo, que no puede sentarse a la mesa o tocarla sin antes desinfectarse las manos con alcohol, y a quien ve como un pecador. Pablo, amante de los niños y aficionado a la fotografía, hubiera deseado un hogar luminoso y familiar, pero sus años de convivencia con Gloria han sido un infierno. Sin vida conyugal, el taxidermista se refugia en su trabajo, en sus amigos y algo en el alcohol. Su casa es el habitual lugar de encuentro de las vecinas puritanas y del entrometido cura Artemio Familiar (Antonio Bravo). Pablo se lo propone, pero su esposa no acepta la separación. Clara, la hermana de Gloria, y su marido Elodio intentan mediar en la pareja. Cierto día, Pablo Morales comunica a sus conocidos que Gloria partió a Guadalajara a visitar a una tía.


Ni en el taller puede Pablo sentirse tranquilo (1).

El buen guion, obra de Luis Alcoriza de la Vega, exiliado español como Luis Buñuel, y colaborador de este en su etapa mexicana, inspirado en el relato de Arthur Machen The Islington Mystery (1927), conseguirá que el espectador deteste a Gloria y simpatize con Pablo desde el primero hasta el último minuto de la película. Si hemos de citar dos o tres escenas destacables, nos acordaremos de una en la que Pablo Morales, tras el juicio, se confiesa al padre Familiar y le recuerda al cura que "me estoy confesando yo, no usted". Todos los duelos dialécticos entre Pablo Morales y el padre Artemio Familiar los ganará el primero. Otra escena escogida, en la que el guionista juguetea con el espectador, es aquella en la que Pablo le pide a la sirvienta que le prepare un pedazo de carne: "ahora que se ha ido la señora, prepárate un filetote, casi crudo, así de grueso". Por destacar una última, la celebración que sigue al juicio, que desemboca en un final de la historia totalmente inesperado.


"Ahora que se ha ido la señora, prepárate un filetote, casi crudo, así de grueso" (1).

La fotografía, en blanco y negro, obra de Víctor Herrera, contribuye al cliché que se ha ido construyendo de los talleres de taxidermia, esos espacios oscuros y desordenados. Precisamente, su taller es para Pablo su refugio. Ahí llega e inicia su ritual, se quita la chaqueta, enciende la radio, se toma un trago de tequila camuflado en una botella etiquetada como "aguarrás", se ata el delantal, da de comer despojos a su mascota, un águila que como él, no puede volar, y se pone a trabajar.

Pablo Morales se confiesa al padre Artemio Familiar (1).


La excelente dirección de Rogelio A. González Villarreal se acerca a las mejores películas de Alfred Hitchcock. Colocación y encuadres de cámara fuera de campo nos lo recuerdan inevitablemente: movimientos de impaciencia de los pies del protagonista, cruce de piernas de la vecina incontinente, brazo prohibitivo de Gloria asomando por el balcón, planos compartidos, picados de cámara...

El esqueleto de la señora Morales, una película bastante desconocida fuera de México, es muy recomendable.

Vídeo
Trailer de El esqueleto de la señora Morales (4'24"))
 



El esqueleto de la señora Morales contó como asesor de taxidermia con Mario Aguilar Reed, un taxidermista que a los 19 años emigró a Estados Unidos, donde durante tres años aprendió las técnicas taxidérmicas en el taller de John y Louis Jonas. De vuelta a México, se estableció en el Distrito Federal. En 1985 se trasladó a San Luis de Potosí, llegando a tener una plantilla de quince empleados. Mario Aguilar fue posiblemente el primer taxidermista latinoamericano en disecar un elefante. Precisamente en el taller que aparece en la película, decorado con maniquíes de animales, vemos a Pablo Morales modelando en arcilla la escultura de un muflón, lo que nos revela ese aprendizaje de la técnica esculturodérmica de Aguilar con los Jonas.


Notas.-
(1) Las imágenes de la película son propiedad de Cinema Internacional Media, S.L.


© All rights reserved. ® Reservados todos los derechos.
Taxidermidades, 2014.


Recursos:
El esqueleto de la señora Morales en IMDb (en inglés). Puntuación: 8,1/10.
El esqueleto de la señora Morales en Wikipedia (no la consulten si no desean saber el final). 
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