Como hemos tenido ocasión de comprobar con frecuencia aquí en Taxidermidades al abordar biografías de taxidermistas, los hemos conocido exitosos económicamente, pocos; privados, con su fase ascendente incluidos traslados a locales más amplios y céntricos, y descendente, replegándose; a tiempo parcial, compatibilizando su afición con otros trabajos; de museo, con sueldos de funcionario; o pluriempleados, en nómina de un museo y a la vez con taller propio. Entre estos últimos se encuentra nuestro protagonista.
El documento no está fechado pero su contenido nos permite acotarlo. Se trata de una carta del conocido taxidermista dermoplástico Herman Hendrikus ter Meer, empleado en el Museo del Instituto Zoológico de la Universidad de Leipzig, a su discípulo Luis Benedito Vives, del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Ambos se comunicaban en francés. Benedito se encontraba en el trance de montar la piel del elefante africano del Museo y mandó un dibujo a su maestro para que éste le certificara si algunas medidas eran factibles o precisas. Aquel esbozo retornó a Madrid y en el reverso Ter Meer escribió lo siguiente:
"Es una miseria aquí en Alemania. Los artistas pueden morir de hambre. Pero no sólo los artistas, gran parte del pueblo alemán pacede de hambre. Todos los empleados del estado reciben la mitad del salario del que habían recibido antes de 1914. Usted comprenderá que para nosotros es muy difícil vivir, sobre todo porque muchas cosas son aún muy caras. Lo peor para mí es que no tengo nada que hacer en mi taller particular. Los museos de Viena y de Bonn no tienen dinero para permitirse montar los animales. El museo de Basilea (Suiza), para el cual monté el gorila, como usted recordará, desearía mucho permitirme remontar un viejo cuaga disecado, pero la dirección me ha escrito que el presupuesto del museo ha disminuido este año. Lo mismo en todas partes. ¿Cree usted si habría posibilidad de vender en España algunos de mis bronces?El señor Buck, usted lo conoce, de vez en cuando compra ejemplares que han fallecido en el Jardín Zoológico de Leipzig. Me pide que le pregunte si el Museo de Madrid tendría interés en algunas pieles de mamíferos.Mi esposa y Edith le agradecen mucho sus amables salutaciones. La primera parte del examen terminó, la otra parte no durará más que dos días, el 14 y 15 de febrero. En mayo ella marchará a Holanda. Su viaje a Escocia aún no está decidido, porque es largo y caro. Cuando tenga la suerte de vender algún bronce en Berlín, su viaje quizá sea posible. Mi cuñado que ha vuelto a las Indias ha invitado a Edith a ir a Sumatra, pero ello será más adelante, quizá en 1926. Él pagará todo y también le quiere enseñar Java y Bali.A su hermano Rafael, ¿cómo le va? ¿triunfa en Madrid? ¿Y sus otros hermanos, el taxidermista y el pintor? ¿qué hacen? Estaría muy contento de volver a vernos, querido amigo. ¿No piensa aún en casarse?Reciba, querido Luis, nuestras más sinceras salutaciones de parte de todos.Su devoto H. H. ter Meer."
Hacia 1890 Herman H. ter Meer ingresó somo empleado a tiempo parcial y sin sueldo en el Museo de Leiden, Países Bajos. Su padre trabajaba en aquella institución y él había regresado de una estancia de formación con el innovador dermoplástico Friedrich Kerz de Stuttgart. En 1895 el museo holandés le asignó finalmente una plaza de taxidermista aunque con escasa remuneración. Aquel año mandó fotografías de montajes suyos a un buen número de museos europeos y estadounidenses para mostrar su trabajo, obtener encargos y postularse para algún empleo. El entonces director del Museo de Madrid, Miguel Mastierra, no las consideró. En 1903 Ignacio de Bolívar, el nuevo director, reanudó la correspondencia con Ter Meer, interrumpiéndose en 1907, año en que el holandés se trasladó con su familia a Alemania para ocupar la plaza de taxidermista en el Museo del Instituto Zoológico de la Universidad de Leipzig, empleo bien remunerado, unos 3.000 marcos anuales, que además podía compatibilizar con el ejercicio privado en su taller en el 111 de la Kochstrasse. En 1911 Bolívar consiguió que la Junta de Ampliación de Estudios concediera a Luis Benedito una beca para que se desplazara al Museo de Leiden con el fin de aprender las novedosa técnica dermoplástica, pero a última hora el acuerdo con el museo holandés se malogró debido a que aquella institución no aceptó que el aprendiz llevara consigo ninguna piel de mamífero para montar. El contratiempo condujo a Bolívar a contactar de nuevo con Ter Meer, que sí acepto a Benedito y permitió que éste llevara consigo una piel de antílope caballo para preparar. La bolsa de la beca, 350 pesetas mensuales para gastos, 300 para matrículas y 500 pesetas para viajes, debió influir en la decición del maestro, pero también su voluntad de transmitir sus conocimientos que comenzó adquiriendo dos décadas antes de la misma forma, como aprendiz de Kerz.
En otoño de 1911 Luis Benedito se trasladó pues a Leipzig donde convivió con la familia Ter Meer hasta finales de enero de 1912, fecha en que se incorporaría al Museo de Madrid como especialista en mamíferos, y donde su hermano mayor José María Benedito, especializado en aves, ocupaba hacía tiempo la plaza de Jefe del Taller de Taxidermia. Del agradecimiento de Luis Benedito a la familia de su maestro también hemos dado cuenta en Taxidermidades. Durante su etapa en Leipzig, de 1907
hasta 1934, se le reconocen a Ter Meer hasta ocho aprendices, siendo Benedito el
más notable y con quien trabó mayor amistad.
A finales de 1923 Benedito comenzó el trabajo de montaje de la piel del elefante africano que desde hacía una década reposaba reseca en los sótanos. La escasez presupuestaria había obligado al Museo a posponer la empresa. El taxidermista no disponía de huesos ni medidas de ejemplares similares y además le fue denegado un viaje a Londres cuyo propósito era hacerse con las proporciones del animal. En 1924 recurrió a su maestro. Mandó un dibujo a Ter Meer que éste devolvió con anotaciones al dorso -el documento reproducido aquí-, y también bosquejos y hasta un álbum con fotografías de elefantes. Benedito no daría por terminado aquel elefante hasta 1930. El proceso se demoró a causa de dos dificultades: la escasez de fondos y la dificultad de ejecutar el trabajo primero en un entorno sin techar y más tarde en obras.
Durante su etapa de Leipzig, alrededor de veintiséis años, Ter Meer prepararó alrededor de 40 mamíferos para el museo universitario, y poco más de 900 encargos de todo tipo para clientes particulares y otras instituciones. En 1931 cofundó la Deutsche Künstlervereinigung der Museumsdermoplastiker (DEUKÜMUS),
la Asociación Alemana de Artistas Dermoplásticos de Museos, entidad que en 1933 organizó la exposición Dermoplastia antigua y actual en el Museo de Historia Natural de Berlín.
Para enmarcar las circunstancias en que fue escrita la carta, alrededor de 1924, cabría decir que Alemania había perdido la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y las altas reparaciones de guerra impuestas por los vencedores produjeron la que se conoce como Hiperinflación de Weimar (1921-23), un periodo de gran aumento de los precios y de los tipos de interés, devaluación de la moneda y abandono de la moneda como unidad de intercambio. En noviembre de 1923 el gobierno comenzó la emisión de los rentenmark, de valor fijo, pero la inflación se mantuvo durante una década más, siendo una de las causas a la cual se atribuye el ascenso al poder del nazismo en enero de 1933.
Ciertamente, en su carta Ter Meer se lamentaba de la situación económica del país y de la suya propia. Afirmaba que los servidores públicos cobraban la mitad que diez años antes, se quejaba de los altos precios y de la ausencia de encargos. Incluso sondeaba a su amigo acerca de la posibilidad de vender alguna de sus esculturas de bronce en España, e intercedía también por un cliente suyo acerca de la posibilidad de vender pieles al Museo de Madrid para que fueran montadas. En su misiva Ter Meer hacía especial mención a su hija Edith, una joven que entonces contaba veinte años. Una docena de años antes, en 1912, al despedirse de su estadía en casa de los Ter Meer Benedito dejó escrito en el libro de visitas:
"Los encantos y la ingenuidad de imaginación de Edith han sido el complemento de mi época dichosa de Leipzig. Es verdaderamente admirable esta niña de talento precoz que cuida de sus muñecas como si fueran hijitas. Es despierta y aguda sin perder la inocencia infantil y lo que más interesa de esta pequeña adorable, es ver cómo se despiertan en ella los instintos de amor a la Belleza. Dibuja con la inseguridad de su corta edad, pero con la lógica de su temperamento artístico. Es buena, de dulce corazón, cariñosa y alegre, como un timbre de plata; es un ángel. Me llama su tío y yo, con orgullo, la acepto como sobrinita muy querida."
La niña tenía entonces siete años. Edith, hija única, en 1929 se doctoraría en Historia del Arte en la Universidad de Leipzig y trabajaría como periodista y reportera de radio y televisión. Desconozco si finalmente viajó a Escocia, o con su tío a Sumatra, Java o Bali, pero ya adulta y aficionada a la fotografía documentó algunos de sus viajes: a la India hacia 1930; recién casada a Java y Sumatra en 1939; y a Indonesia en 1950.
Acerca de la expectativa de venta de alguna de sus esculturas de bronce para mejorar su situación económica o financiar el viaje de su hija, cabe decir que a lo largo de su vida Ter Meer llegó a realizar 26 esculturas, la mayoría en bronce, pero también en mármol, porcelana y terracota, todas ellas modelos a escala de montajes taxidérmicos. Ter Meer, miembro de la Allgemeine Deutsche Kunstgenossenschaft (Asociación General de Arte Alemán), las había expuesto en Leipzig y aquel año 1924 en Hannover, y en el momento de escribir esta carta, en Berlín. De ahí sus esperanzas de que en la capital se consiguiera vender alguna. Su reconocimiento como artista justo despuntaba. Desconozco los precios a mediados de los años veinte, pero en algún catálogo de exposición de 1931 los importes de venta de sus esculturas oscilaban entre los 300 a 400 rentenmark, un monto nada despreciable.
Y finalmente, en relación a los interrogantes con los que se despedía el maestro, la especial mención a Rafael Benedito, reconocido músico y director de orquesta, se debe a que éste se había alojado en casa de los Ter Meer tres días en junio de 1921, durante su estancia de estudios en Alemania. Las preguntas de cortesía se extendían a parte de los hermanos, los más conocidos José María Benedito, primogénito, taxidermista en el Museo de Madrid, y Manuel Benedito, pintor discípulo de Sorolla. Quizá convenga recordar que los hermanos Benedito Vives sumaban siete. A los cuatro mencionados cabe añadir Francisco Benedito, empleado de ferrocarriles; y dos hermanas de las apenas se conoce nada, una lástima. Luis Benedito tardaría todavía algunos años en casarse, lo haría con Piedad López hacia 1930.
Benedito regresaría a Alemania en varias ocasiones. El libro familiar de los Ter Meer recoge una tercera visita en noviembre de 1929, y una cuarta en abril de 1933, coincidiendo esta última con la Exposición en Berlín de la Asociación Alemana de Artistas Dermoplásticos de Museos, a la que Benedito perteneció. Al año siguiente Herman H. ter Meer fallecería.
Notas.-
(1) Fondo Especial Iconográfico del primer Tercio del siglo XX del Taller de Taxidermia, Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, ACN/110C/001/06451.
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Taxidermidades, 2025.
Hans Völkel Herman H. Ter Meer. Ein Leben als Dermoplastiker und Künstler , Leipziger Universitätsverlag Gmbh, Leipzig, 2004.
Recursos:
Artículo Herman H. ter Meer, el dermoplástico más reconocido en Taxidermidades.
Artículo La familia Benedito: saga de taxidermistas en Taxidermidades.
Artículo Herman H. ter Meer, el dermoplástico más reconocido en Taxidermidades.
Artículo La familia Benedito: saga de taxidermistas en Taxidermidades.
Artículo Testimonio de agradecimiento de Luis Benedito a Ter Meer por su hospitalidad en Taxidermidades.
Artículo Edith Dietze ter Meer, la "sobrinita" holandesa de Luis Benedito en Taxidermidades.
Artículo El elefante africano del Museo de Ciencias Naturales de Madrid en Taxidermidades.
Artículo La reunión de los "Artistas Dermoplásticos" del año 1933 en Berlín en Taxidermidades.
Artículo La dinastía Ter Meer en Taxidermidades.
Artículo El Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid en Taxidermidades.
Artículo La reunión de los "Artistas Dermoplásticos" del año 1933 en Berlín en Taxidermidades.
Artículo La dinastía Ter Meer en Taxidermidades.
Artículo El Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid en Taxidermidades.
Artículo El Museo de Historia Natural de Leipzig en Taxidermidades.
Artículo El Museo de Historia Natural de Leiden. Centro de Biodiversidad Naturalis en Taxidermidades.
Artículo Friedrich y Joseph Kerz, padre e hijo. Su tratado de Taxidermia en Taxidermidades.
Artículo Friedrich y Joseph Kerz, padre e hijo. Su tratado de Taxidermia en Taxidermidades.