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Charles Waterton: su técnica taxidérmica.


Edición de 1828 de Wanderings.
Tras abordar la biografía del naturalista inglés Charles Waterton (1782-1865), en esta segunda parte conoceremos las técnicas de taxidermia que este utilizaba y que fueron abundantemente criticadas por autores posteriores.

Es el mismo Waterton quien en su obra Wanderings in South America the North-West of the United States, and the Antilles, in the years 1812, 1816, 1820, and 1824. With Original Instructions for the Perfect Preservation of Birds, and c. for Cabinets of Natural History (1825) nos describe sus métodos. Hasta el año 1893 este libro se reeditó en diez ocasiones. En 1983 y en 2005 se publicó de nuevo.

Un autor español, Manuel Llofriu, en su obra Taxidermia. Manual Práctico del disecador deanimales y plantas (1885) nos describe lo que él llama procedimiento Waterton. Por comodidad transcribo literalmente los párrafos que le dedica:
   "Mr. Waterton, en la relación que hace de su viaje a la América Meridional, indica un nuevo método para montar las aves, que él cree que es superior a los conocidos hasta el día, método empleado en Brasil.
Como preservativo, solamente el sublimado (1) disuelto en alcohol. El montaje lo hace sin alambre. "El alambre, dice, es completamente inútil y hasta muy perjudicial, porque cuando se emplea desarregla la simetría y causa una tiesura desagradable."

Charles Waterton: biografía de un taxidermista excéntrico. "A Nondescript".


Charles Waterton, óleo de Charles Wilson Peale (1824)
Charles Waterton (Walton Hall, 1782-1865) fue el vigesimoséptimo Señor de Walton Hall, en el condado de Yorkshire, Inglaterra. A partir de 1804 se hizo cargo de las plantaciones de azúcar que su familia tenía en la Guayana Británica, aunque regresaba de vez en cuando. Naturalista de campo, convirtió sus propiedades de Inglaterra, unas 259 hectáreas, en un santuario donde los animales se sintieran seguros, lo que le convirtió en uno de los primeros conservacionistas del medio ambiente.

Aunque él odiaba que le calificaran como tal, es el prototipo de personaje excéntrico. Algunos ejemplos no ofrecen muchas dudas: al acabar las cenas, se colocaba bajo la mesa para mordisquear las piernas de sus invitados, como lo haría un perro; caminaba descalzo por los bosques tropicales de la Guayana; trepaba a los árboles e invitaba a sus amigos a que lo hicieran; escaló la cruz de la Basílica de San Pedro en Roma y colocó sus guantes en el pararrayos; en Sudamérica en una ocasión noqueó una boa de un certero golpe; en otra cabalgó durante unos minutos sobre un caimán que coleteaba desesperado (1), tras lo que afirmó que la montura le había resultado algo incómoda; en una tercera situación pasó varias noches en una cabaña encerrado con un vampiro para comprobar si aquel mamífero volador, como se contaba, chupaba la sangre, pero el murciélago prefirió morder a su criado indio. También durmió con una pitón. En 1861, durante una visita a un zoo, y pese a estar advertido del peligro, se empeñó en introducirse en la jaula de un orangután hembra al que abrazó amorosamente. Se cuenta que, para mayor asombro de aquellos que presenciaron la escena, el orangután le devolvió el abrazo. Llegó a trepar a un roble en su octogésimo aniversario. Sus conocimientos de Taxidermia le facilitaron la creación de criaturas desconocidas como A Nondescript, que comentaré más adelante. Durante su vida se autopracticó unas 136 sangrías, en las que se extraía entre 16 y 20 onzas de sangre, en contra de la opinión de los médicos. Detestó la nomenclatura científica y al naturalista John James Audubon, "ese charlatán".  Detestaba a las ratas, a los Protestantes, y a la reinante monarquía de Hannover, y todo en uno, acusaba a la monarquía protestante por la invasión de ratas que padecía Inglaterra.