El explorador y ornitólogo François Le Vaillant, alumno de Jean-Baptiste Bécoeur.

   "Después de haber pasado algún tiempo en Holanda (1), fuimos a Francia, al pueblo donde nació mi padre (2), incorporándonos al seno de su familia, que es donde añadí una nueva vocación a mis preferencias, en el gabinete del señor Bécoeur. Él ofrecía, para la ornitología de Europa, la colección más numerosa y mejor conservada que jamás haya visto.
Fragmento de Voyage  (4).
   En Surinam practicaba una manera de desollar los pájaros que me salía bastante bien, pero que decía poco a la imaginación, y aún menos a la vista. No conocía otro método que depositar las pieles en grandes libros para guardarlas. Aquí (3), otro espectáculo despertó todos mis sentidos; era preciso, además del mérito de la conservación, devolverles sus formas. Estos dos puntos esenciales me avergonzaban, por lo que decidí estudiarlo en detalle, a lo que me entregué por completo. Yo era un decidido cazador. Durante una estancia de dos años en Alemania, y otra de siete en Lorena y Alsacia, hice un daño increíble a las aves.
   (...)
   Por lo tanto, por espacio de ocho o nueve años, a fuerza de esmero, dificultades, tentativas y fracasos, conseguí no solamente devolver a estos animales, frágiles y delicados, su forma natural, sino incluso mantenerlos en esta conservación intacta e inmaculada, que es el mérito de mi colección"
El explorador y ornitólogo François Le Vaillant (5) contó así su aprendizaje de la Taxidermia alrededor de 1764. Contaba diez años. Lo hizo en el resumen histórico que incluyó a modo de preámbulo en el primer volumen de su Voyage de M. Le Vaillant dans l'intérieur de l'Afrique par Le Cap de Bonne Espérance, dans les années 1780, 81, 82, 83, 84 et 85 (1790). Y no tuvo mal maestro, Jean-Baptiste Bécoeur, el boticario y taxidermista creador del célebre jabón arsenical.

El Museo Nacional de Historia Natural de Washington.


Fachada del Museo (1).


El Museo Nacional de los Estados Unidos de Washington se fundó en 1846 como parte de la Institución Smithsoniana. Su primera sala de exposiciones abrió al público en 1858. Se ubicó en la propia sede del Instituto, en el conocido como el Castillo, un edificio de arenisca roja de falso estilo normando que en la actualidad alberga las oficinas administrativas, y que está ubicado cerca del National Mall, justo detrás del Museo de Arte Africano. El primer conservador fue el ornitólogo Spencer Fullerton Baird y la primera colección contenía objetos y especímenes de la Expedición de Exploración de los Estados Unidos (1838-1842). El incremento de las colecciones obligó a levantar un nuevo edificio que se bautizaría como Museo Nacional, y que es el que ahora se conoce como Edificio de Artes e Industrias. Con una superficie de 9.100 metros cuadrados, se construyó en tan sólo 15 meses, y fue inaugurado en marzo de 1881.

Esas palomas disecadas de las postales antiguas.

La simbología de la paloma esté fuertemente influenciada por la religión. En el Antiguo Testamento de la Biblia, Noé soltó una paloma blanca con el propósito de encontrar tierra firme, y esta volvió con una ramita de olivo en el pico, lo que significaba que habían cesado las inundaciones y que Dios estaba de nuevo en paz con la humanidad. En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo descendió de los cielos encarnado en una paloma durante el bautizo de Jesús. Iconográficamente el cristianismo incluso la asocia con la virgen Maria. Además de símbolo de la paz y de la maternidad, también lo es de la pureza, de la inocencia y del amor. Afrodita, la diosa griega del amor, frecuentemente se representaba junto a una paloma.



La aportación de Landriani y Chaptal de disecación mediante inyecciones de éter.

La carta de Chaptal.
El químico Jean-Antoine Chaptal mandó en abril de 1785 una comunicación a la revista Observations sur la Physique, sur l'Histoire Naturelle et sur les Arts que se publicó en julio con el título de Lettre a M. l'Abbé Mongez, auteur du Journal de Physique, en la que se hacía eco del procedimiento de su colega italiano Marsilio Landriani para preparar las aves, los pequeños cuadrúpedos, y otros animales, mediante inyecciones de éter (1). Su contenido es el siguiente:

   "Carta del señor Chaptal, profesor de Química de los Estados Generales de la provincia de Languedoc, al señor abad Mongez, autor del Journal de Physique.

   Montpellier, 16 de abril de 1785.

   Señor,