Friedrich y Joseph Kerz, padre e hijo. Su tratado de Taxidermia.

Frontispicio y portada de Sammeln, Präparieren und Ausstellen der Wilbertiere (1).

Friedrich Kerz (Stuttgart, Alemania, 1842- Darmstadt, Alemania 1915) es el eslabón que une a Philipp Leopold Martin (Gnadenberg, Polonia, 1815- Stuttgart, 1885), considerado como uno de los iniciadores de la dermoplastia moderna, con Herman H. ter Meer júnior (Leiden, Paises Bajos, 1871-Leipzig, Alemania, 1934), el máximo divulgador de esa técnica taxidérmica. Martin había trabajado en el Museo Zoológico de Berlín y a continuación, entre 1858 y 1873, en el Gabinete Real de Historia Natural de Stuttgart, el Stuttgarter Königliche Naturalienkabinett. En el Gabinete de Stuttgart Martin reemplazaba a otro preparador destacado, Hermann Ploucquet, que había abandonado su empleo para ejercer como taxidermista privado. Martin publicó en 1870 Dermoplastik und Museologie, el segundo volumen de su trilogía taxidérmica donde describía una modernizada dermoplastia (2), una técnica que enseñaría a taxidermistas jóvenes como Robert Banzer, que a su vez la transmitiría a contemporáneos de Ter Meer, como Robert Reichert, Karl Krell o Hugo Bleil.

"Fritz", el elefante del Museo de Bellas Artes de Tours.

Fritz expuesto en los jardines del Museo de Bellas Artes de Tours (1).


El elefante Fritz nació hacia 1820 en algún lugar de Asia. No sabemos cuándo llegó a Hamburgo pero sí que los hermanos Hagenbeck, comerciantes de animales ubicados en el barrio portuario de Sankt Pauli, lo vendieron en noviembre de 1873 al empresario circense estadounidense Phineas Taylor Barnum, propietario del circo que llevaba su apellido. Fritz formaba parte de un lote de animales, entre ellos seis elefantes, por los que Barnum abonó 4.000 dólares. En 1880 Barnum se asociaría con James Anthony Bailey, propietario del London Circus, y con James L. Hutchinson, y crearía el que se conoció como el mayor espectáculo del Mundo. En 1882 se encapricharía y compraría a Jumbo, el elefante africano estrella del Zoológico de Londres, por el que llegó a pagar 10.000 dólares. Durante tres años Fritz y Jumbo compartirían la pista (2).

Postal de 1922 de la escuela Saint-Nicolas de Igny.

En la postal, escrita el 5 de noviembre de 1922, leemos:
   "Queridos amigos,
   Creía que recibiría una carta suya antes de Todos los Santos. Si no he pasado a verles ha sido porque mamá tenía trabajo y he debido ayudarla.
   Termino estas pocas palabras abrazándoles muy fuerte."

Postal del gabinete de Física e Historia Natural de la escuela Saint-Nicolas de Igny.

 
El remitente, un alumno de la escuela Saint-Nicolas de Igny, una población a unos quince kilómetros de París, la enviaba a unos parientes o amigos de la familia que vivían en Levallois Perret, un municipio vecino a la capital. El colegio, como otros muchos religiosos de la época, albergaba un gabinete de Física e Historia Natural, que es el que aparece en nuestra imagen. En ocasiones las piezas más exóticas que contenían estas colecciones eran remitidas por misioneros, o bien eran los padres cazadores de algunos alumnos quienes donaban sus capturas, aunque la mayoría de ejemplares se solían comprar en los comercios de Historia Natural que abundaban durante el siglo XIX.

Henry Wichers Inchumuk, uno de los últimos taxidermistas norteamericanos de museo.

Diorama del lobo gris, uno de los mejores trabajos de Inchumuk (1).


Henry C. Wichers Inchumuk está considerado como uno de los últimos grandes taxidermistas estadounidenses de museo. Nació en Russell, Kansas, el 22 de junio de 1921. Fascinado ya de niño por la naturaleza, se cuenta que a la edad de ocho años hizo sus primeras tentativas para preparar algunos animales, como con un gavilán que él mismo cazó. La familia Wichers vivía entonces en el sur de Louisiana. Con catorce años aprendería formalmente Taxidermia tras abonarse al curso por correspondencia de la famosa Northwestern School of Taxidermy de Omaha, Nebraska, una escuela que enseñaría a disecar a centenares de miles de alumnos de los Estados Unidos. La crisis de los años treinta obligaría a la familia Wichers a regresar a Kansas, donde el cabeza de familia reabrió su negocio de fotografía. Henry trabajaría como aprendiz con Elmer Johnson, un taxidermista comercial de origen sueco.