Taxidermia antropomórfica, parte 1. Hermann Ploucquet.

Las seis escenas de Reineke Fuchs (1).
La Taxidemia antropomórfica, la práctica de disecar animales dotándolos de características o imitando comportamientos humanos, a menudo rodeándolos de un escenario ambientado para conseguir un mayor efecto, fue popularizada por Hermann Ploucquet, taxidermista del Real Gabinete de Historia Natural de Stuttgart.

Ploucquet nació el 12 de abril de 1816 en Stuttgart. Su padre descendía de hugonotes y su madre era hija del duque de Wurtemberg y hermana del constructor Eberhard von Etzel. Las penosas condiciones en las que vivía la familia propiciaron que el tío Eberhard diera cobijo a sus parientes en su propia casa del número 61 de la Lange Strasse, y además se encargara de la educación del joven Hermann, que recibió clases de dibujo y pintura mientras cursaba la enseñanza secundaria. Aprendió además por sí mismo a disecar animales quizá con el objetivo de ayudar económicamente a su familia. A pesar de estar dotado para la pintura y la escultura, Ploucquet no tuvo más remedio que comenzar a ganarse la vida. Lo hizo como aprendiz de jardinero en la Corte, empleo que simultaneó con el ejercicio de la Taxidermia.

Modelos desnudas sobre alfombras de animales en la pintura academicista.

Mujer recostada sobre alfombra de oso de Paul Sieffert.

Son numerosos los artistas que han pintado a sus modelos desnudas sobre alfombras de animales. Casi todos los que he descubierto con este motivo se encuentran a caballo entre los siglos XIX y XX, y pertenecen a la corriente conocida como academicismo, es decir se trata de seguidores de las normas clásicas avaladas e impartidas en las Academias de Bellas Artes. Uno de los pocos que se aparta ligeramente de esa tendencia sea A. Goldwhite, considerado como orientalista, que poco antes de 1900 pintó Esclava sobre alfombra de oso polar.

Los taxidermistas londinenses James Gardner, padre e hijo.

Portada del libro de Gardner (1866).
Apenas se conocen algunos detalles biográficos. El taxidermista James Gardner (1802-1873), que se anunciaba como proveedor "de la reina Victoria, las familias reales inglesa y francesa y del jediva (1) de Egipto", fundó su negocio de proveedor de especímenes de Historia Natural y proveedor de material de Taxidermia en Londres hacia 1840, estableciéndose en el número 426 de Oxford Street. Gardner abrió una primera sucursal en 1857 en el número 52 de High Holborn, y poco después una segunda en el 292 de Oxford Street, esquina con Davies Street. Gardner fue uno de los numerosos taxidermistas que participaron en la Exposición Universal de Londres de 1851. En la relación de expositores que aparecen en el segundo volumen de The International Exhibition of 1862, editado con motivo de aquella Exposición Internacional de Londres, Gardner aparecía con dos inserciones. La primera se refería a las dos sucursales donde se ofrecían "animales disecados, ojos articiales y material y publicaciones entomológicas"; la segunda mencionaba la tienda del 426 de Oxford Street y se refería a James Gardner como "disecador de las aves de la reina de Inglaterra". Su hijo, James Gardner júnior, asimismo taxidermista, que seguiría anunciándose como "naturalista de la familia real", le sucedería al frente del negocio familiar a finales de los sesenta. Debieron surgir ciertas diferencias entre padre e hijo para que James Gardner Senior -así se daría a conocer a partir de entonces- abriera por su cuenta un nuevo establecimiento en el número 371, también en Oxford Street, del que la publicidad especificaba que él "sólo" atendía en aquella dirección. Desconozco qué debió ocurrir entre ambos para que produjera aquel distanciamiento.

"Museographia" (1727) de Caspar Friedrich Neickel. La disposición ideal de una colección.

Portada de Museographia.
El comerciante hamburgués Caspar Friedrich Neickel [Jenckel] publicó en Leipzig en 1727 la obra Museographia, oder Anleitung zum rechten Begriff und nützlicher Anlegung der Museorum oder Karitäten-Kammer, en español Museografía u orientación para la adecuada presentación y conveniente ordenación de los museos o cámaras de curiosidades. Dicho volumen, de cuatrocientas sesenta y cuatro páginas, un intento por ofrecer algunos consejos acerca de cómo se debía inventariar y mostrar una colección, está considerado como uno de los primeros tratados museográficos o museológicos de la historia (1). La obra está claramente influida por otras anteriores que describían el contenido de algunas cámaras de curiosidades privadas de los dos siglos anteriores; la contemplación del grabado que contiene Museographia nos recuerda inevitablemente a las ilustraciones de los gabinetes de Francesco Calzolari, Ferrante Imperato, Ole Worm, Manfredo Settala o Ferdinando Cospi, por citar algunos.