"Sparkie Williams", el periquito parlanchín.

Sparkie Williams (1).
Fue toda una celebridad en Inglaterra. Apareció en prensa, radio y televisión, e incluso grabó un disco. Sparkie Williams, que en español vendría a ser Chispa Williams, un periquito de color verde, con cabeza y  babero amarillos, manchas negras en las alas y cola de color azul, nació en 1954 en una pajarería de Houghton-le-Spring. Mattie Williams, su propietaria, profesora de profesión, lo compró con seis semanas, lo llevó a su domicilio del número 34 de Grandville Place, de Forest Hall, próximo a Newcastle-upon-Tyne, y lo bautizó con ese nombre porque según ella era "una chispa pequeña y brillante". Al cabo de tres semanas el lorito ya decía "Pretty Sparkie", "chispa linda", y poco después ya recitaba su dirección "por si acaso se perdía". Mattie le enseñaba palabras nuevas cada día, durante horas, y también rimas y refranes. En sólo nueve meses asimiló 300 palabras. En cuatro años llegó a aprender un vocabulario de 583 palabras y memorizar 383 frases y ocho canciones de cuna, todo ello con un distinguible acento Geordie (2). Traducidas, sus frases favoritas eran "Sólo soy un chico loco y confundido" y "¿Qué estás mirando?". Incluso fue inscrito en el Libro Guiness de los Récords.

"Rogue Taxidermy" o "Taxidermia engañosa".

En el Musaeum Tradescantianum de Londres según su catálogo se exhibía a mediados del siglo XVII un grifo, criatura legendaria mitad águila mitad león. El Jackalope, la liebre con cornamenta, es una marca registrada en 1965 en el estado de Wyoming, y allí la tienen como algo muy norteamericano, reclamo y negocio, pero sus orígenes se remontan al siglo XVI centroeuropeo, también en forma de leyenda con el nombre de Wolpertinger, aunque las primeras evidencias taxidérmicas de montajes de liebres con cuernos ensamblados son del siglo XIX, unas creaciones que debieron llegar a los Estados Unidos con la emigración alemana. Un caso parecido es el de las sirenas, cuyo origen más lejano es la representación de una deidad asiria de hace 3.000 años, que tuvo continuidad en la Antigua Grecia, y así hasta hoy, cuando las sirenas siguen protagonizando algunas historias, y cuyos primeros testimonios claros de montajes parataxidérmicos se remontan también a mediados del siglo XIX en Japón, donde algunos pescadores las confeccionaban empleando el torso de monos y la parte trasera de algún pescado y las vendían, frecuentemente a viajeros occidentales. Numerosos museos exponen en la actualidad algunas de aquellas sirenas, aunque la más famosa fue sin duda la Sirena de Fiji que expuso a partir de 1842 en su Museo de Nueva York el empresario del espectáculo P. T. Barnum.

Goth Griffin (2004) de Sarina Brewer (1).

"Forcejeo con la presa" (1851) de John Hancock.

Struggle with the quarry, en español Forcejeo con la presa, en la que un halcón gerifalte lucha con una garza real, es la obra emblemática del taxidermista y ornitólogo inglés John Hancock (Newcastle-upon-Tyne, 1808-1890). Este fue uno de los cuatro montajes que mostró en la Gran Exposición de Londres de 1851, trabajos todos ellos que sorprendieron a los visitantes por su realismo y rigor científico. Otros dos también estaban protagonizados por halcones gerifalte, aunque en reposo, uno de ellos con la cabeza cubierta con un capuchón de cetrería. El cuarto montaje se trataba de un quebrantahuesos, un ejemplar que debió obtener durante su expedición en 1847 a los Alpes junto a su gran amigo el naturalista William Chapman Hewitson. No se sabe con exactitud la fecha de cada trabajo. El quebrantahuesos debió ser anterior, pero los tres halcones que se expusieron en Londres se vienen datando en 1851, fecha de aquella cita en el Crystal Palace del Hyde Park londinense.


Struggle with the quarry (1).

El ornitólogo y taxidermista John Hancock.

John Hancock (1).
John Hancock nació en Newcastle-upon-Tyne el 24 de febrero de 1808. Su padre, un ferretero con inclinación hacia la Historia Natural, debió influir para que su hijo se interesara a edad temprana por las aves. Viviendo ya la familia en la casa de campo de Bensham, con cuatro años Hancock recorría el campo persiguiendo pájaros junto a su hermana Mary. Aquel mismo año de 1812 falleció el padre y la familia se trasladó a Windmill Hills, Gateshead, donde los hermanos siguieron sus correrías campestres. Fue a la escuela de las señoritas Prowitt, más tarde a la de Henry Atkinson en High Bridge, la mejor de la ciudad, y finalmente a la centenaria Royal Grammar School. Cuando abandonó el colegio se incorporó al negocio familiar de ferretería y talabardería que se encontraba justo al final de Tyne Bridge, aunque no por mucho tiempo. Acordó con su hermano Thomas abandonar la tienda y decidió aprender y dedicarse a la Taxidermia. Hancock aprendió a disecar en el taller que Richard Wingate tenía en Strawberry Place, Newcastle. Su primer montaje que él mismo consideró digno fue un chorlito dorado (1829) que todavía se conserva en el Great North Museum, heredero del Hancock Museum.

Los caballos de los archiduques Alberto de Austria e Isabel.

Detalle del caballo del archiduque Alberto (1).
El archiduque Alberto de Austria (1559-1621), hijo del emperador Maximiliano II de Habsburgo y de María de Austria, cardenal que había sido virrey e inquisidor general de Portugal y arzobispo de Toledo, en 1596 fue nombrado gobernador general de Flandes. En 1599, un año después de colgar los hábitos, contrajo matrimonio con su prima la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II de España. El rey español traspasó la soberanía de aquel territorio al matrimonio con la condición de que si no tenían descendencia el territorio volvería a la Corona española. La pareja tuvo tres hijos pero ninguno sobrevivió, por lo que al fallecer el archiduque Alberto en 1621, su esposa quedó como gobernadora de los Países Bajos en nombre de su sobrino Felipe IV, rey de España.

Más de cuatro siglos después siguen expuestos en el Museo Real del Ejército e Historia Militar Porte de Hal de Bruselas, perteneciente a los Museos Reales de Arte e Historia de Bélgica, dos de los caballos de los archiduques. Uno es el que montó Isabel durante su recibimiento en Bruselas en 1599. El segundo lo cabalgó Alberto y de él cuenta la tradición que salvó la vida a su jinete durante la batalla de Nieuport en 1600. Están considerados como piezas emblemáticas del museo. Los dos animales fueron disecados y con el tiempo se han convertido en los caballos conservados más antiguos del mundo (2).