El Museo Stracké de Historia Natural de Ostende (1897-1914).

Sala de la planta baja del Museo Stracké, con la puerta de entrada al fondo (1).

El 10 de julio de 1897 el empresario hotelero Auguste Stracké abrió en Ostende, Bélgica, su museo de Historia Natural, el Musée Stracké, como complemento de la oferta turística de su complejo ubicado en la playa de Mariakerke. Tres días antes de su inauguración, el museo fue visitado por el rey Leopoldo II. En principio, ocupaba solamente una planta y poco más tarde se ampliaría a una segunda. Era bastante variopinto. Como puede comprobarse en las postales (1), además de animales disecados y esqueletos de mamíferos, aves y peces, en el recinto se mostraban mariposas e insectos, maderas exóticas, minerales, curiosidades físicas y objetos etnográficos procedentes de la entonces colonia belga del Congo. Incluso mostraba una de aquellas célebres sirenas. En verdad aquel museo se asemejaba más a un gabinete de curiosidades.

El cuervo "Grip", la mascota de Charles Dickens.

El cuervo Grip (1).

Es uno de los cuervos más famosos de la historia y se conserva disecado en la sección de libros raros de la Biblioteca Libre de Filadelfia. Sí, en una biblioteca. El cuervo Grip fue la mascota del escritor inglés Charles Dickens (1812-1870), apareció como personaje en una de sus novelas, e inspiró un conocido poema del estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849). 

Las instrucciones para preservar sujetos de Historia Natural de Edward Donovan.

Portada de la segunda edición.
El naturalista, autor, dibujante  y coleccionista de Historia Natural anglo-irlandés Edward Donovan publicó en 1794 el volumen Instructions for Collecting and Preserving various Subjects of Natural History; as Animals, Birds, Reptiles, Shells, Corals, Plants, etc., Instrucciones para la recogida y la preservación de diversos sujetos de Historia Natural, como animales, aves, reptiles, conchas, corales, plantas, etc., un tratado que ocupa ochenta y seis páginas más las de cortesía, y que contiene dos grabados. En el prefacio el autor advertía al lector de que el libro que tenía entre manos no era más que un manual de campo, un libro de bolsillo breve para principiantes no iniciados en la recogida de objetos naturales, y que las instrucciones de preservación aparecían en el volumen "por petición expresa de muchos suscriptores de nuestras historias naturales". Donovan añadía que "respecto a la parte práctica de esas instrucciones, se espera que la actitud natural de un animal, pájaro o insecto, la conseguirá un principiante como un profesional, con la práctica constante"; que el lector, con la información que obtendría en este manual podría garantizarse la conservación y evitar los daños en los objetos que los "ácaros destructivos, y las larvas de escarabajos diminutos o polillas que se reproducen entre las plumas de las aves, el pelo de los animales, o bajo los insectos, pretenden destruirlos en el curso de los pocos meses de verano, a no ser que se tomen las oportunas precauciones". Solamente las nueve primeras páginas son las que el autor dedica a instruir sobre la preparación y conservación de mamíferos, aves, reptiles y peces. Del resto del volumen, cuarenta y dos páginas las ocupa un tratado sobre la recogida y preparación de insectos, y el resto se reparte entre cangrejos, estrellas de mar, conchas, litófitos, zoófitos y plantas.

El popular disecador madrileño Ángel Severini.

El día 11 de marzo de 1852 el periódico El Observador de Madrid publicaba (1):
   "Ha corrido estos días la noticia de que han llegado a esta corte varios animales que hablan, y que estarán expuestos en la Carrera de San Jerónimo. Los ociosos han recorrido esta calle, buscando los referidos animales, y muchos creen que son los que tiene en el escaparate el disecador Severini. Ayer había mucha gente agrupada delante de este establecimiento, esperando a que los animales hablaran; a las tres se cansaron algunos de esperar y se fueron a comer, pero volvieron a las cinco y continuaron esperando hasta el anochecer."
Etiqueta de Ángel Severini (2).

Ángel Severini Lago fue el disecador madrileño más conocido durante las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta del siglo XIX y fundador de una saga de taxidermistas que estuvo activa hasta mediados del siglo XX. No existen muchos datos sobre este personaje, pero rebuscando entre periódicos y revistas de la época y añadiendo algún testimonio, creo que podremos recomponer parcialmente su biografía.