El gabinete de Francesco Calzolari.

Retrato de Francesco Calzolari.
Francesco Calzolari o Calceolari nació en Verona el 10 de julio de 1522, donde Giacomo, su padre, regentaba la farmacia conocida como Alla campana d'oro en la plaza Erbe. Francesco, conocido por su resistencia a alejarse de su ciudad natal, tuvo como maestro al médico, filósofo y humanista Girolamo Fracastoro, un veronés al que ya en 1517 sus observaciones de fósiles marinos le llevaron a afirmar que algunas montañas se habían formado bajo el mar, lo que anticipaba teorías que se enunciarían siglos más tarde. Predestinado a continuar con la farmacia familiar, sabemos que en los años 1548 y 1549 Calzolari asistió a la Universidad de Padua, donde recibió las enseñanzas de Luigi Anguillara, encargado del Orto botanico, y donde trabó amistad con el naturalista boloñés Ulisse Aldrovandri, con quien mantuvo abundante correspondencia científica durante más de cuarenta años (1), y quien le presentó a Luca Ghini, maestro de multitud de naturalistas de la segunda mitad del siglo XVI, y con quien colaboró herborizando y escribiendo algunos trabajos.

Aldrovandri y Calzolari asistieron en los años 1551-1552 a un curso de Ghini en el Orto botanico de la Universidad de Pisa. En la expedición más famosa que organizó Calzolari en 1554 participaron además de Ulisse Aldrovandri, Andrea Alpago y sus profesores Ghini y Anguillara, y de esa experiencia publicó Il viaggio di Monte Baldo della magnifica città di Verona nella quale si descrive con meraviglioso ordine il sito di detto monte et d'alcune parti ad esso contigue, et eziandio si narra d'alcune segnalate Piante et Herbe che ivi nascono et che nell'uso della medicina più di tutte l'altre conferiscono, un libro que apareció en Venecia en 1566, y que se tradujo al latín en 1571 con la finalidad de que alcanzara una mayor difusión internacional y fuera accesible a naturalistas extranjeros. Luca Ghini visitó a Calzolari en Verona en varias ocasiones e intercambiaron especímenes. A la muerte de Ghini en 1556, y deseoso de establecer contacto con algún otro célebre profesor con quien intercambiar experiencias, Aldrovandri presentó Calzolari a Pietro Andrea Gregorio Mattioli, consejero y médico personal del archiduque Fernando II de Austria, y fue su protección la que le facilitó nuevos contactos con colegas Viena y Praga.


Grabado de 1622 de Musaeum Francesco Calceolari.

Su farmacia tenía numerosos empleados y sus remedios eran muy apreciados. La teriaca, un preparado con más de sesenta componentes que reformuló en 1561 partiendo de una receta original del médico cretense Andromaca, y que se utilizaba como antídoto contra venenos y para tratar numerosas enfermedades, tuvo muy buena acogida entre el público pero algo menos calurosa entre algunos de sus colegas, hasta llegar al punto en que Hercolano Scalcina, un farmacéutico de Perugia algo mayor que Calzolari, que de joven había trabajado como aprendíz en farmacia Dell'Angelo de Verona y estudiado en la Universidad de Padua, lo denunció por farsante en un escrito que tituló Successo, giudicio et offerta. Un dato fundamental para entender esa desafección es que finalizada su etapa de aprendiz, Scalcina llegó a pedir empleo en la farmacia Alla campana d'oro y no fue contratado. Llevado el asunto a juicio, con la intervención del Colegio de Médicos de Verona y con testimonios de personajes como el sienés Mattioli o el suizo Conrad Gessner, se probó que era Scalcina quien se atribuía formulaciones de otros y por ello fue condenado. Scalcina, retornaría a Perugia y, abochornado, acabaría ordenándose sacerdote.

Chamaeleon aereus (3).
Como farmacéutico, el gabinete de Calzolari abarcaba fundamentalmente objetos de historia natural, básicos para sus estudios y formulaciones de remedios curativos. Además, su formación le permitía preparar él mismo los especímenes. El museo se encontraba en el primer piso, sobre la botica, y estaba dividido en tres salas. La primera estaba decorada con retratos de conocidos científicos y eminentes médicos contemporáneos. La segunda sala, destinada a laboratorio y al estudio, contenía los alambiques para la destilación. La tercera estancia albergaba ordenadamente expuestos los objetos de historia natural: animales, minerales y plantas. Algunos visitantes ilustres admiraron aquel museo. Está documentado que Mattioli acudió en septiembre de 1571. Aldrovandri lo visitó por vez primera en 1554 y también el 15 de octubre de 1571. El médico Antonio Passieno viajó desde Pescara en abril de 1581 para verlo.

Entre los objetos que le enviaron sus colegas, los que más llamaban la atención del visitante era el "Unicornu legitimum", un cuerno de unicornio (2) que le donó Mattioli en 1565; o el ave del paraíso Paradisaea apoda de las islas Molucas que le proporcionó D. Bartoli (3).

Del museo de Francesco Calzolari se editaron dos catálogos. El primero es De Reconditis et Praecipius collectaneis ab Honestissimo, et Solertissimo Francisco Calceolario Veronensi in Musaeo adseruatis, de poco más de cien páginas, escrito por el doctor Giovanni Battista Olivi u Oliva en 1584 que, además de recoger sus impresiones sobre su visita al gabinete, tenía un carácter evidentemente práctico. Recoge unos 200 especímenes separados en tres listas: plantas -la mayoría-, minerales y animales disecadoso secos. Su objetivo primordial era el de convertirse en manual indispensable para la investigación de físicos, farmacéuticos y botánicos. Una investigación y observación que podían realizar in situ pues, como se ha comentado, disponía de una sala para el estudio, la observación y comparación de muestras y la experimentación. Calzolari creía que la mayoría de los conocimientos no se adquirían solamente con la lectura:
   "la cognizione de' Semplici non puo haversi dal legger libri, quando insieme non vi sia congionta la sperienza de gli occhi stessi, cosí per distenguere i buoni da' rei"
cuya traducción sería: "el conocimiento de los simples no se obtiene solamente con la lectura, sino conjuntamente con la experiencia de nuestros propios ojos, para distinguir así lo realmente bueno".

El listado de animales del gabinete de Calzolari que contiene el libro de Olivi es el siguiente:
"Animalia plurima sicatta et arida [muchos animales disecados y secos]:
Antales
Asturae, seu pimae.
Artenna Diomedaea.
Buccinae plures.
Cammarus magnus.
Cancelli Dioscoridis.
Canis piscis.
Cicada marina.
Conchilia plurima, ex mari turbo deuecta.
Cocodrili duo.
Dentales.
Feklis piscis.
Folpus totus.
Granciporrus villosus.
Grotus marinus.
Lacerte nili.
Natricula marina.
Mitulus maris.
Piscis columbi aliquot.
Porcus marinus.
Purpura marina.
Purpura pentadactylus.
Remora, quae echineis dicitur.
Salamandrae.
Serra piscis.
Seinci marini.
Sciffis marina.
Scorpius marinus.
Solea piscis.
Stella piscis.
Tellinae regie.
Torpedo oculata.
Testudinae marinae.
Vipera, et Tycus cum cornu.
Ulua marina.
Uronoscopus.
Xiphius piscis."

Frontispicio del libro de Ceruti y Chiocco.
El segundo catálogo, Musaeum Franc. Calceolari, ilustrado y con 746 páginas más las preliminares, fue encargado por Francesco, el nieto de Calzolari y compilado por Benedetto Ceruti y Andrea Chiocco en 1622, años después de la muerte de Calzolari, y es el que contiene el conocido grabado que ilustra este artículo y que nos muestra un museo que nos recuerda el de su contemporáneo napolitano Ferrante Imperato, también farmacéutico. Se trata una estancia muy simétrica, con especímenes disecados ocupando el techo (peces, serpientes, un murciélago, un cocodrilo, un pez martillo, un felino..., y hasta una cabeza humana) y las estanterías superiores (aves, un caimán y algunas producciones marinas); y entre los tarros de farmacia del resto de estantes, conchas y caracolas, estrellas de mar, algún cuerno, la sierra de un pez, algún cangrejo, pequeños mamíferos y alguna serpiente. 


Los animales secos y disecados aparecen en la sexta y última parte de Musaeum Franc. Calceolari, y se comentan siempre en función de sus propiedades medicinales, según las tradiciones griega y romana. Así, tienen su espacio el Cocodrilus terrestris, la Lacerta Chalcidica, el Chamaeleon terrestris, la Tarantula, el Cervus volans, el Chamaeleon aereus, el Garrulus bohemicus, la Salamandra aquatilis, el Atramendum indicum, el Monocerotis, el Rhinocerotis y el Hippopotami. Cuando se refiere a las propiedades curativas del Moschi (almizcle) cita las cabras y gacelas. Cuando trata de "Unguis Onagri legitimus" (garras o uñas salvajes legítimas) cita a los ungulados. Cuando se comentan las propiedades curativas de los cuernos, además de rinocerontes, aparecen cabras y gacelas -domésticas y salvajes-, elefantes o gamos.  Los autores también se refieren a las momias egipcias. Este segundo volumen tenía una vocación  más erudita y humanista propia de finales del Renacimiento. El museo de Calzolari estaba a la altura del de su amigo Ulisse Aldrovandri, el del napolitano Ferrante Imperato o el gabinete del gran duque de la Toscana. Desconocemos la fecha de su fundación, pero la visita de Aldrovandri en 1554  lo convierte en el más antiguo.

Francesco Calzolari, casado con Felice, tuvo cuatro hijos: Angelo, Oracio, Angelina y Francesca. Calzolari siempre ejerció de farmacéutico. Sus dos hijos varones le ayudaron tanto en la botica como en el museo. Angelo, el mayor y el más dispuesto para continuar la obra de su padre falleció repentinamente a la edad de veintiocho años recolectando plantas en el monte Baldo, en uno de los primeros accidentes de montaña que están documentados. Oracio, su segundo hijo, falleció poco después. Tras esa desgracia, Calzolari quedó ciego a causa de unas cataratas y en 1584 se retiró a una propiedad que tenía en Rivoli, a los pies del monte Baldo. Allí le sobrevino la muerte el 5 de marzo de 1609. Solamente durante un corto espacio de tiempo, de marzo a agosto de 1573, se vio obligado a descuidar su farmacia para ejercer como consejero del alcalde. Tras su retiro, tanto la farmacia como el gabinete quedaron a cargo de su yerno Gerolamo y de su nieto Francesco. Este último encargó la confección de un nuevo catálogo -el de 1622- que sirvió para impulsar y popularizar de nuevo el museo veronés.

Son escasas las imágenes que disponemos de Francesco Calzolari: la copia de un óleo perdido de M. Bassetti que se conserva en el Orto botanico de Pisa, una acuarela que se encuentra en el Orto botanico de Bolonia, y una xilografía que es la que encabeza este artículo. Parte de su colección se conserva en el Museo Civico di Storia Naturale ubicado en el Palazzo Pompei de Verona.

Notas:
(1) Treinta y nueve cartas que se conservan en la Biblioteca Universitaria de Bolonia.
(2) Seguramente se trataba del que aparece en el catálogo de 1622 como Monocerotis, un cuerno de rinoceronte asiático.

(3) El 8 de septiembre de 1522 arribó a Sevilla la nave Victoria comandada por Juan Sebastián Elcano y con diecisiete marineros supervivientes. Allí acabó la primera circunnavegación terrestre que inició Magallanes poco más de tres años antes. Entre los objetos recogidos durante el viaje llamaban la atención las pieles de unas aves con vistoso y delicado plumaje, pero sin patas. Antonio Pigafetta, el marinero lombardo con cargo de sobresaliente y autor de Relazione del primo viaggio intorno al mondo, publicado en Venecia en 1536, que recoge su diario del viaje, anotó que aquellas aves "tenían unos pies de más de una mano". Nadie le creyó. Durante las siguientes décadas los comerciantes holandeses se dedicaron a traer a Europa pieles de aquellas llamativas aves, siempres sin patas. Incluso se había extendido el mito de que estas aves sobrevolaban el paraíso y no precisaban posarse. De ahí que el nombre que recibió este ave en el catálogo de Ceruti y Chiocco de 1622 fuera el de Chamaeleon aereus. Esa historia sugirió que el naturalista sueco Carl von Linné las rebautizara en 1758 -dos siglos más tarde- como Paradisaea apoda, ave del paraíso sin patas.  En el mismo catálogo de la colección de Calzolari se explica la historia -cinco páginas- de Pigafetta, los comerciantes "amsterdanensis" y el Chamaeleon. Acabemos esta nota alargándola poco más para hacer justicia con ese noble de Vicenza que fue aventurero, explorador y cronista. Las descripciones de su diario convierten a Pigafetta, además, en el descubridor de algunas especies animales como el pingüino de Magallanes, el lobo marino o el guanaco. 


© All rights reserved. ® Reservados todos los derechos.
Taxidermidades, 2013.


Bibliografía:
Giovanni Battista Olivi  De Reconditis, et praecipuis collectaneis ab honestissimo et sollertissimo Francesco Calceolario Veronnensi un musaeo adservatis , Verona, 1584. (libro electrónico)
Angelo Brugnoli, Leonardo Latella y Roberta Salmaso  Francesco Calzolari nel contesto del naturalismo europeo del '500 , en Memorie del Museo Civico di Storia Naturale di Verona, 2 serie, Monographie Naturalistiche 4, Verona, 2009
Benedetto Ceruto y Andrea Chiocco  Musaeum Franc. Calceolari, Verona, 1622. (libro electrónico)
Giovanni Gliozzi Francesco Calzolari (o Calzolaris) , en Dizionario Biografico degli Italiani , vol. XVII, Istituto dell'Enciclopedia Italiana, Roma,1974.
Oliver Impey y Arthur MacGregor (eds.) The Origins of Museums. The Cabinet of Curiosities in Sixteenth- and Seventeenth-Century Europe, Ed. House of Stratus, Thirsk, 2001.
Patrick Mauriès  Cabinets de curiosités, Gallimard, París, 2002.


Recursos:
Artículo Los Gabinetes de Curiosidades en Taxidermidades.
Artículo El gabinete de curiosidades de Ulisse Aldrovandi en Taxidermidades.
Artículo El "Teatro de la Naturaleza" de Ferrante Imperato en Taxidermidades.
Artículo El Museo de Ole Worm en Taxidermidades.
Artículo El gabinete de curiosidades de los Tradescant en Taxidermidades. 
Artículo El gabinete de Manfredo Settala en Taxidermidades.
Artículo El Museo Kircheriano en Taxidermidades. 
Artículo El Museo Cospiano en Taxidermidades. 
Artículo "Museum museorum" (1714) de Michael Bernhard Valentini en Taxidermidades.