El "Elefante Fénykövi", ahora "Henry", del Museo Smithsonian de Washington.


El Elefante Fénykövi o Henry en una imagen de la década de los años sesenta (1).


Lo primero que encuentran los visitantes al entrar al Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian de Washington es un gran ejemplar de elefante africano al que hasta hace poco se conocía como Elefante Fénykövi, en honor al cazador que lo donó, últimamente rebautizado como Elefante Henry, denominación de mayor corrección política que intenta ocultar su origen como trofeo de caza. Henry es quizá la mascota más conocida del Museo y tradicional punto de encuentro de familias y escolares. Esta es su historia.
 
József José J. Fénykövi Blahi (1891-1971), fue un ingeniero de minas húngaro que en su juventud participó en la Primera Guerra Mundial (2), que a partir de los años treinta se instaló en Madrid, donde ejerció como consejero delegado de la filial en la Península Ibérica de una multinacional de producción de equipos de soldadura. Fénykövi, que vivía cerca del Paseo de la Castellana, que era titular de varias patentes industriales y aficionado a los concursos de tiro deportivo, además de un personaje que se movía con soltura entre la alta sociedad madrileña, poseía en Angola, entonces colonia oficialmente denominada África Occidental Portuguesa, una hacienda de unas 400 hectáreas cerca de Sá da Bandeira, actualmente Lubango, y él y su esposa Sonia Novy Kramnik pasaban en ella tres meses al año practicando la caza. De vez en cuando era solicitado para impartir conferencias y proyectar documentales sobre sus experiencias de caza mayor en África, y en 1953 publicó el libro Angola en el visor del rifle y la cámara.
 
 
José Fénykövi posa sobre el elefante (3).

Nativos desollando el elefante y detrás el camión que transportó la piel (4).
 
 
Durante su sexta estancia en Angola, la de 1954, en una expedición de caza Fénykövi encontró a orillas de un lago una enorme huella de elefante, de unos 90 centímetros de diámetro según él. Desconocedor en aquel momento de que se hallaba ante el mayor elefante jamás visto, no le siguió el rastro. De vuelta a Madrid comprobaría que aquel ejemplar era realmente gigantesco, la huella que vio era notablemente más grande que la del mayor elefante registrado hasta entonces, de unos 60 centímetros. En noviembre de 1955 Fénykövi regresó a Angola con el propósito de abatir aquella bestia. El propio cazador relataría su hazaña con todo lujo de detalles en Sports Illustrated meses más tarde. El día 9 estuvo, junto a sus tres asistentes Mario, Francisco y Kukuya, en el mismo lugar donde un año antes había descubierto la pisada. El día 13 de noviembre encontraron el rastro y horas después sus pisteros divisaron el elefante junto a otro gran macho en las llanuras de la provincia de Cuando Cubango, cerca del río Cuito, unos 48 kilómetros al norte-noroeste de Mucusso, ciudad fronteriza con la actual Namibia, en el sureste de Angola. Seis disparos con munición de gran calibre no bastaron para abatirlo y ambos elefantes huyeron. Según el testimonio de Fénykövi, el estruendo y crujido de ramas y árboles provocó que, ante la posibilidad de ser acometidos por el animal herido, los cazadores corrieran en dirección contraria hacia campo abierto. Bordeando el bosque comprobaron por el rastro de sangre que el animal había pasado hacía instantes a tan sólo tres metros del jeep. Las huellas del ejemplar más pequeño indicaban que había huído en dirección contraria. Tras seguir su pista unos cinco kilómetros el gran elefante herido se adentró en una zona boscosa, en la que los rastreadores Francisco y Kukuya se adentraron para localizarlo. Al cabo de veinte minutos sin noticias Mario fue al encuentro de sus compañeros. Media hora después José Fénykövi desde el jeep oiría una sucesión de cuatro disparos, y a los pocos minutos Kukuya se le aproximó anunciándole "abatido". Sus guías habían hecho casi todo el trabajo. En su relato Fénykövi afirmaba "que prefería terminar con sus trofeos él mismo", pero que en aquel momento, tenía 64 años, tras más de doce horas de trasiego se encontraba cansado para acompañar a Mario, unos veinte años más joven.
 
 
Anotaciones de Fénykövi con las medidas del animal (5).

 
Al llegar al lugar, el elefante yacía en medio de maleza pisoteada y ramas de árboles tronchadas. Había recibido finalmente 16 disparos. Con cinta métrica en mano, Fénykövi descubrió que el diámetro de la pata delantera realmente medía poco más de 60 centímetros, pero que podría seguir tratándose del récord mundial. La justificación que dio para explicar la apreciación errónea fue que en la pata delantera izquierda halló restos de perdigones de hierro de un antiguo rifle de pedernal de avancarga, que habrían lisiado al animal, lo que le provocava una cojera  y un paso más corto con dicha pata, y que la huella de la pata trasera izquierda se superponía a la de la delantera, haciéndola parecer mayor. Aquella vieja herida con un arma de fuego propia del siglo XIX informaba además de la edad aproximada del animal. Fénykövi tomó algunas medidas -véase imagen de su nota manuscrita- y numerosas fotografías, algunas de ellas posando junto al cadáver del animal, y otras del proceso de desollado llevado a cabo por nativos. En el libro de Rowland Ward Records of Big Game, que confirmaba el récord mundial, se inscribieron las siguientes medidas: altura hasta la cruz de la espalda, 400'32 cm. (13 pies con 2 pulgadas), longitud desde la trompa hasta el final de la cola, 1010'92 cm. (33 pies con 2 pulgadas), y circunferencia de la pata delantera, 157'48 cm. (5 pies con 2 pulgadas). Se le calculó un peso de alrededor de 11 toneladas métricas.
 

William L. Brown y Francis M. Greenwell posan junto al elefante en 1975 (6).

 
Desollada la piel, que pesó alrededor de 1.800 kilos, se saló, y junto con el cráneo y los huesos de las extremidades se transportaron en camión recorriendo varios cientos de kilómetros hasta la estación de tren más cercana, la de Kuito, en la línea del Ferrocarril de Benguela que comunicaba con el puerto de Lobito. Fénykövi ofreció en un primer momento los restos del ejemplar al Museo de Historia Natural de Londres, pero su impaciencia y la falta de respuesta de aquella institución recondujo al cazador a donarlos al Smithsonian de Historia Natural de Washington, que los aceptó de inmediato. Parece ser que, no obstante, según consta en los informes anuales de la Institución Smithsonian, la piel y los huesos ingresarían al taller de Taxidermia del Museo hasta 1957. En el Informe Anual de la Institución Smithsonian correspondiente a 1957 se puede leer en el capítulo de entradas de especímenes: "Un elefante africano de un tamaño de récord ofrecido por Josef J. Fénykövi de Madrid, España, es el más destacado espécimen individual recibido en bastantes años". Aquel año José Fénykövi publicó el libro Sendas incógnitas y grandes trofeos de caza en Angola, donde entre otras, relataba su aventura con el elefante.


La escultura-modelo de arcilla realizada por Norman Neal Deaton (7).

 
Los trabajos de montaje del Elefante Fénykövi se prolongaron durante dieciséis meses. El equipo estuvo formado por el taxidermista jefe William L. Brown, Norman Neal Deaton, que había ingresado en el Museo en 1954, el veterano taxidermista Norman Mondell Perrygo, y el joven aprendiz Francis Frank Mattingly Greenwell, este último recién incorporado al taller del Museo precisamente como refuerzo para afrontar el reto de preparación de este gran mamífero. La piel se rehidrató sumergida en agua y se rebajó para afinarla y hacerla flexible. El encargado de preparar y adobar la piel fue Sinclair Nathaniel  Clark, destacado especialista curtidor para taxidermistas (8).

 
El curtidor Sinclair Clark observa la piel seca del elefante (9).

El armazon de madera recubierto de malla (9).

La malla recubierta de yeso mezclado con fibra de sisal (9).

 
Para decidir en qué posición se montaría el animal, Brown observó los elefantes del Parque Zoológico del propio Smithsonian, tomó fotografías y realizó bocetos, y decidió que lo haría caminando ligero, con las orejas abiertas y la trompa levantada en forma de amigable saludo. Norman Deaton realizó un modelo de arcilla (10). No se siguió el método empleado por Carl Akeley en Nueva York medio siglo antes, más caro y proceloso, de moldeo y desmoldeo hasta obtener una escultura hueca de papel maché sobre la que fijar piel. En esta ocasión para realizar la escultura a tamaño natural los taxidermistas confeccionaron una estructura hueca de madera y varillas de acero, que se revistió de una malla y sobre ella extendieron una capa de yeso mezclado con fibra de sisal. Una vez seca aplicaron arcilla a la superficie con el propósito de modelar cada detalle de forma minuciosa, antes de colocar la piel, que se había dividido en tres partes: cabeza y laterales. Se cuenta que los taxidermistas se vieron obligados a trabajar en bañador debido a las altas temperaturas, en una oscura sala fangosa del sótano, con los suelos y la parte baja de las paredes forrados de plástico -como se aprecia en la siguiente imagen-, y con vapor, para evitar que la arcilla secase demasiado deprisa.
 
 
Colocación de la piel de la cabeza sobre el maniquí. Al fondo el  modelo en arcilla (11).

 
En una entrevista del Washington Post Frank Greenwell afirmaría en 1983 que "Podrías caminar dentro del elefante como el Caballo de Troya". Los colmillos originales, que medían alrededor de 215 centímetros y pesaban unos 41 kilos cada uno, no se montaron en el maniquí, se almacenaron. En aquella escultura vacía se montaron réplicas ligeras confeccionadas con resistente celulosa plástica y se fijaron a la estructura interna accediendo al interior de la cabeza a través de una trampilla en el vientre. Los ojos de vidrio son artesanos. El elefante terminado alcanza una altura de 430 centímetros y pesa alrededor de 4'5 toneladas métricas.

La presentación en sociedad de aquel colosal trabajo tuvo lugar el 6 de marzo de 1959. La referencia al evento en el Informe Anual de la Institución Smithsonian correspondiente a aquel año es la que sigue:
   "La inauguración del elefante Fénykövi en la noche del 6 de marzo de 1959 fue un punto culminante del programa de exposiciones del año en zoología. Este espécimen récord de elefante africano de sabana, con una altura de 13 pies y 2 pulgadas en el hombro, es el animal terrestre moderno más grande jamás exhibido. El Sr. J. J. Fénykövi, ingeniero húngaro y cazador de caza mayor que rastreó y disparó a este elefante en la región del río Cuando, en gran parte inexplorada, en el sureste de Angola el 13 de noviembre de 1955, y que entregó la piel a la Institución Smithsonian, vino a Washington desde Madrid para participar en las ceremonias. El elefante montado se encuentra ahora en un lugar destacado en la rotonda del edificio de Historia Natural. El espécimen, que fue preparado para su exhibición por William L. Brown y Norman N. Deaton, personal del museo, es una obra maestra de la taxidermia."
 
En efecto, la presentación en sociedad del elefante contó con la presencia de los anfitriones  Leonard Carmichael, secretario de la Institución Smithsonian, y Albert Charles Smith, director del Museo, de José Fénykövi y su esposa Sonia, y de un buen número de invitados. Varias fotografías lo ilustran. Meses más tarde, el 30 de junio de 1959 el taxidermista William L. Brown se jubilaría tras 51 años trabajando en el Museo.


Presentación pública del elefante el 6 de marzo de 1959 (12).

Sonia y José Fénykövi, Albert C.  Smith y Leonard Carmichael admiran el elefante durante la presentación (13).

 
Con el paso del tiempo nuestro protagonista ha precisado ser restaurado en varias ocasiones. En 1981 Frank Greenwell, ahora taxidermista jefe, restauró in situ, a la vista del público visitante, las grietas de la piel. Dos años después, en marzo de 1983, los colmillos de celulosa plástica que se montaron originalmente y que estaban comenzando a descomponerse, fueron sustituidos por otros de fibra de vidrio muy realistas y resistentes. De nuevo fue Greenwell el encargado de realizar el trabajo, igualmente rodeado de visitantes. En esta ocasión con la desventaja de tener que extraer los viejos y colocar los nuevos colmillos sin dañar la piel. Sobre esa dificultad Greenwell declaró al Washington Post que "El problema que tenemos es poder unirlos al cráneo de una manera lo suficientemente sólida como para que un turista se balancee en ellos (...). De hecho, algunas personas lo han hecho".
 
 Vídeo de 1983 del Smithsonian con Frank Greenwell
sobre la historia del elefante y la reparación de sus colmillos (2'38")

 
 
En 1999 se sustituyó el pedestal ovalado original -al que con los años se le había añadido una baranda- por una primera plataforma que elevaba el animal un metro sobre el piso, cuyo suelo imitaba el de la sabana, con pastos y árboles angoleños, y al que para ambientarlo más se le añadieron algunos animales: un chacal, un buitre de lomo blanco, un abejaruco carmín y una carraca lila, además de hormigas, moscas y escarabajos peloteros. Fue un primer intento para dejar de mostrar al elefante como trofeo de caza. Greenwell, que recordemos se incorporó al Museo como aprendiz taxidermista en 1957 para colaborar en el montaje de este elefante, se jubilaría en el año 2000.

 
El elefante en 2012 con la plataforma ambientada (14).

 
En 2015 se limpió y reparó de nuevo la superficie del animal, empleando para ello cera de abejas coloreada. Además se rediseñó de nuevo la plataforma, reemplazándola por un pedestal de mármol de borde recto con franjas claras y oscuras, de acuerdo con la arquitectura de la Rotonda y sin problemas de mantenimiento, que incluye además el mostrador de información. En la nueva cartelería se eliminó toda referencia a Fénykövi, y en ella por contra, de acuerdo con los nuevos tiempos, se hace hincapié en que el elefante es una especie en peligro de extinción. Definitivamente el Elefante Fénykövi se convierte en el Elefante Henry, sin saber el porqué de ese nuevo nombre.

Y para terminar una anécdota. La Rotonda y el Elefante han sido escenario de numerosos eventos, cenas y bailes, entre ellos el baile inaugural de la presidencia de Ronald Reagan que tuvo lugar el 20 de junio de 1981.


Espectacular imagen reciente en su ubicación en la Rotonda de entrada al Museo (15).

 
Notas y créditos.- 
(1) Imagen de autor desconocido propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA-MNH-503.
(2) Por lo que fue condecorado por el Gobierno de Hungría con la Medalla Militar de primera clase individual. 
(3) Fotografía de José Fénykövi. Imagen propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA2010-0184.
(4) Fotografía de José Fénykövi. Imagen propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA2010-0163.
(5) Manuscrito de José Fénykövi. Imagen propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA2010-0605.
(6) Imagen de autor desconocido. Legado del taxidermista Watson M. Perrygo. Imagen propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA2008-2848.
(7) Imagen de autor desconocido propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA-2010-0893. 
(8) La mayoría de los mamíferos expuestos en los dioramas de la Sala de África del Museo de Historia Natural de Nueva York, ideada por Carl Akeley, fueron curtidos por Sinclair Clark, cuando empezó como aprendiz con el taxidermista James L. Clark. Más tarde trabajaría para Louis Paul Jonas.
(9) Capturas de vídeo propiedad del Museo Nacional de Historia Natural/Institución Smithsonian.
(10) De la que en 1978 se materializó una serie de 15.000 esculturas en miniatura de resina pintada, a una escala de 1/48, firmadas por el propio Deaton que debieron venderse como recuerdo del Museo.
(11) Imagen de autor desconocido propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA-2010-0608.
(12) Imagen de autor desconocido propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA-2010-0609.
(13) Imagen de autor desconocido propiedad de Smithsonian Institution Archives, SIA-2010-0611. 
(14) Fotografía de Tim Evanson/Wikimedia Commons.
(15) Imagen propiedad del Museo Nacional de Historia Natural/Institución Smithsonian, obtenida en su web.

 
© All rights reserved. ® Reservados todos los derechos.
Taxidermidades, 2022.
 
 
Bibliografía:
---  The United States National Museum. Annual Report for the Year ended June 30, 1957 ,
United States National Museum, Washington, 1958.
 
---  The United States National Museum. Annual Report for the Year ended June 30, 1958 ,
United States National Museum, Washington, 1959.
Phil McCombs   Tusk! Tusk! Fixing the Fenykovi , en The Washington Post, Washington, 22 de febrero de 1983.
José Fénykövi   Angola en el visor del rifle y la cámara , Madrid, 1953.
Jose Fénykövi   The Biggest Elephant Ever Killed By Man: In the dense, wild bush of Angola, in Africa, a hunter tracks and kills the largest animal ever shot on earth , en Sports Illustrated, vol. 4, nº 23, 4 de junio de 1956. 
José Fénykovi  Sendas incógnitas y grandes trofeos de caza en Angola , Paraninfo, Madrid, 1957.

Recursos:
Artículo Los grupos de elefantes de Carl Akeley en Taxidermidades.
Artículos sobre Taxidermia y Elefantes en Taxidermidades.