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Taxidermia, publicidad y sexismo.

Algunas de las siguientes imágenes bien podrían haberse incluido en la serie Bellas y Bestias o en el artículo "Pin-ups" y Taxidermia, aquí en Taxidermidades. Tienen en común con las anteriores su sexismo, y claro está, que las modelos comparten protagonismo o interactúan con alfombras o animales disecados, pero además una característica añadida, que formaron parte de anuncios. La publicidad sexista, la que representa a la mujer como estereotipo o directamente sumisa o inferior respecto al hombre, ha variando con el paso del tiempo. En la actualidad es más sutil y se está legislando para intentar combatirla. Veamos pues algunos ejemplos.
 

Pin-up anunciando lociones para hombres.

"Pin-ups" y Taxidermia.


Obra de Donald L. Rust.

Hace un lustro publiqué una serie titulada Bellas y Bestias donde aparecían fotografías de modelos o actrices, también actores, posando semidesnudos junto a animales disecados o sobre alfombras de animales. Durante la selección de aquellas imágenes, que abarcaban todo el siglo XX, reservé las que reproduzco a continuación, las dibujadas o pintadas pertenecientes todas ellas a una genuina estética pin-up.

"El Taxidermista", cómic erótico de terror.




La joven Elsa pretende irse a vivir con Giorgio, su novio, lo que supondría alejarse de su padre, Gudrun Keil, un siniestro taxidermista que no aceptaría quedarse solo. Keil envia a su exuberante hija a un recado y cuando vuelve le dice que Giorgio marchó. Por la noche Elsa descubre a su padre entrando con un bulto a hombros en "la habitación de mamá", una estancia en la que nadie ha entrado desde que ésta "se fue" y donde Keil guarda su macabra y secreta colección de humanos disecados. ¿Será Elsa la siguiente? Esta es una historieta de terror, sexo, incesto, necrofilia y muertos vivientes.

Modelos desnudas sobre alfombras de animales en la pintura academicista.

Mujer recostada sobre alfombra de oso de Paul Sieffert.

Son numerosos los artistas que han pintado a sus modelos desnudas sobre alfombras de animales. Casi todos los que he descubierto con este motivo se encuentran a caballo entre los siglos XIX y XX, y pertenecen a la corriente conocida como academicismo, es decir se trata de seguidores de las normas clásicas avaladas e impartidas en las Academias de Bellas Artes. Uno de los pocos que se aparta ligeramente de esa tendencia sea A. Goldwhite, considerado como orientalista, que poco antes de 1900 pintó Esclava sobre alfombra de oso polar.

Alfombra de oso, testigo de un encuentro amoroso. Serie de postales.

Las siguientes fotografías corresponden a una serie de diez tarjetas postales de temática erótica, posiblemente de alrededor de 1920. En todas ellas aparece una alfombra de oso polar, primero sobre una chaise longue y poco después en el suelo. La escenografía nos indica que se trata de un encuentro fugaz. Ella con sombrero y en ropa interior en el regazo de su amante desde la primera imagen. Su vestido sobre el piso. A continuación la mujer se envuelve con una toalla y se sienta en una butaca, en el suelo, y al lado y dentro de una palangana. Él primero fuma y a continuación sujeta un periódico. El cuadro lo completan una alfombra oriental, un ramo de flores secas, una esponja natural en el suelo, una chimenea sobre la que hay el retrato de cuerpo entero de una mujer y sobre la que reposa una cortina de terciopelo. Prefiero no buscar una explicación ni para esa cortina ni para ese periódico.


Ellos y Bestias. Parte 6.

La serie de fotografías y postales que he titulado Bellas y Bestias, donde aparecen actrices, cantantes y modelos notables junto a feroces animales disecados o alfombras, llega a su fin. Lo hace, sin embargo, aportando algo de humor dándole la vuelta al título de esta última entrega, Ellos y Bestias. Lo cierto es que ha sido más dificultoso que en el caso de las mujeres, encontrar hombres tumbados sobre una alfombra de piel o posando al lado de un oso, de un león o de un leopardo. Con esta temática me ha sido imposible alcanzar la tan deseada paridad entre sexos. Como comprobaremos ellos prefieren los osos.

Jean Rigaux sobre una alfombra de oso polar fotografiado por Frank Scherstel.

Jean Rigaux (1909-1991), hijo de director y productor de cine, además de actor cómico fue un célebre cantante francés, habitual de la sala parisina Théâtre des Deux Anes. Dirigió el cabaret Le Vernet, un lugar donde los actores se reían de los políticos, a pesar de lo cual le granjeó amistad con algunos de ellos. Su filmografía abarca más de una veintena de películas desde 1932 hasta 1980. También participó en una opereta en 1952.

Bellas y Bestias. Parte 5. Años 70, 80 y 90.

Casi llegamos al final de esta serie donde actrices, cantantes y modelos conocidas, y también algunas chicas anónimas, han compartido plano con osos, tigres, leopardos y leones disecados. Con ese pretexto comenzamos Bellas y Bestias. Aquellos lectores que hayan seguido la serie habrán percibido sin duda, tanto un ascenso como un descenso en cuanto al glamour que las fotografías iban transmitiendo conforme avanzábamos en el tiempo. Comenzamos en unos desinhibidos años diez y veinte del pasado siglo, época dorada de las tarjetas postales; pasamos por unos años treinta, cuarenta y cincuenta más recatados pero con mayor abundancia de sex symbols, actrices en nómina de los insaciables estudios cinematográficos, que además de películas protagonizaron millones de sueños; visitamos los años sesenta, y ahora los setenta y ochenta con mayor presencia de esas chicas que se desnudaban en una revista con la promesa de que llegarían a ser estrellas de cine, y que se conocieron como playmates; y hasta la actualidad, la era de internet, de la inmediatez y de un incesable y apresurado consumo de imágenes. Le deseo, querido lector, que disfrute de esta penúltima entrega.
 
Postal publicitaria del Blue Mountain Hotel de 1974.

Bellas y Bestias. Parte 4. Años 50 y 60 (continuación).

Fotografía de Slim Aarons.
Cuarta parte de la serie Bellas y Bestias, y continuación de las décadas de los cincuenta y sesenta del pasado siglo. Esta es una entrega más de fotografías de atractivas modelos y actrices, y también de algunas mujeres anónimas posando junto a feroces animales disecados o alfombras, imagen que, posiblemente usted haya visto en alguna ocasión y le resulte familiar. A mí la serie me ha desbordado. Supera los tres capítulos previstos y ya comienza a agotarme. No se crea, querido lector, en algún momento me he preguntado qué demonios debe haber pasado por la cabeza de un taxidermista para que, en un espacio dedicado a divulgar la Taxidermia, haya creado una parcela de semejante temática. Por favor, ahórreme, la respuesta.

Bellas y Bestias. Parte 3. Años 50 y 60.

Marilyn Monroe en 1953.

Llegamos a las décadas de los años cincuenta y sesenta. En realidad no se aprecian muchas diferencias respecto de las dos décadas anteriores: estrellas de cine de cabello predominantemente rubio platino, posando con glamour junto animales disecados o pieles curtidas, en su mayoría alfombras de osos polares. Al repasar las biografías de esas actrices no podemos evitar la tentación de ralentizar el paso hasta casi detenernos en aquellas que tuvieron menos suerte. Suele suceder cuando nos enfrentamos a mitos.

Bellas y Bestias. Parte 2. Años 30 y 40.


Veronica Lake en los primeros cuarenta.
Seguimos con la serie Bellas y Bestias. Tras el crack del 29 llegamos a las convulsas décadas de los años treinta y cuarenta, años de recesión económica y de guerra. Después de seleccionar algunas imágenes de esa veintena de años percibo algunas diferencias respecto a décadas anteriores. La primera de ellas es que la edad de oro de las tarjetas postales está pasando. No hay ninguna. Casi la totalidad son retratos promocionales de actrices de Hollywood y de fotógrafos a sueldo de las productoras. Se crea el Star System. La sociedad en crisis se refugia en el cine y los estudios sacan brillo a sus estrellas. Otra diferencia apreciable es que han desaparecido los desnudos y que, aún continuando con la misma temática de modelos posando sobre fieras -por cierto, la mayoría son osos polares- total o parcialmente disecadas, todas ellas, aunque insinuantes, aparecen totalmente tapadas. Eso sí, las fotografías son más glamourosas que las de pasadas decádas, y bastante más de lo que serán en décadas posteriores. Lo comprobamos a continuación.

Bellas y Bestias. Parte 1. Hasta el año 1930.

La bella y la bestia es un tradicional cuento de hadas europeo que parece remontarse al siglo XVI, pero que no tiene nada que ver con el contenido de este artículo. Sólo nos serviremos de su afortunado título para ilustrar una sucesión de imágenes en las que,  mayoritariamente, modelos y actrices posan junto a un, o sobre un feroz animal tratado taxidérmicamente, imágenes que se repiten de forma recurrente en la historia de la fotografía, alimentando, estoy seguro de ello, más de una fantasía sexual. No cabe duda de que la belleza de una señorita enfrentada a un salvaje animal es una contraposición que ha estimulado el erotismo en el último siglo. Si alguien se atreve a sostener lo contrario, por favor, que me escriba.

Modelo posando en 1906 sobre una alfombra de oso.

   "Los muebles eran de laca blanca y azul, incrustada con filetes de plata; por todas partes veíanse pieles de oso blanco, tan numerosas que ocultaban las alfombras; era un capricho, un refinamiento de Naná, que no había perdido la costumbre de sentarse en el suelo para quitarse las medias."
                                                           Fragmento de Naná (1880), novela de Émile Zola.

Postales humorísticas inglesas sobre taxidermistas.

De un género y de un país, y sobre taxidermistas. Las que aparecen en este artículo son postales humorísticas inglesas, todas dibujadas, en las que un taxidermista es el protagonista. En mi defensa -ya verán porqué- he de declarar que no encontré postales con mujeres taxidermistas.

La primera tarjeta está firmada por Donald McGill (1875-1962), un artista que dibujó más de 12.000 postales a partir de 1904 y hasta su muerte, con una tirada total estimada en unos 200 millones de copias. Fue conocido como "el rey de la postal descarada", pues los protagonistas de sus dibujos eran jóvenes atractivas, parejas en luna de miel, borrachos, curas.... Durante la Primera Guerra Mundial dibujó propaganda antialemana, también en clave de humor. El escritor George Orwell publicó un ensayo en 1945 sobre la obra de McGill. En 1954, Donald McGill, víctima de la censura, fue condenado a una multa económica por transgredir la Ley de Publicaciones Obscenas, una ley de 1857. Fue un duro revés para la industria de este tipo de postales. Años más tarde se modificó esa ley -McGill declaró ante un Comité del Parlamento- y la censura se relajó. En la postal, fechada en 1947, aparece un taxidermista en la puerta de su establecimiento, al que se acerca un niño con un tirachinas en una mano y un pájaro muerto en la otra. El texto es el siguiente: 
"-¿Usted sabe todo sobre el relleno de aves, señor? 
-¡Ciertamente hijo! 
-¡Entonces, usted sabrá dónde se puede rellenar este!"