La aportación de Landriani y Chaptal de disecación mediante inyecciones de éter.

La carta de Chaptal.
El químico Jean-Antoine Chaptal mandó en abril de 1785 una comunicación a la revista Observations sur la Physique, sur l'Histoire Naturelle et sur les Arts que se publicó en julio con el título de Lettre a M. l'Abbé Mongez, auteur du Journal de Physique, en la que se hacía eco del procedimiento de su colega italiano Marsilio Landriani para preparar las aves, los pequeños cuadrúpedos, y otros animales, mediante inyecciones de éter (1). Su contenido es el siguiente:

   "Carta del señor Chaptal, profesor de Química de los Estados Generales de la provincia de Languedoc, al señor abad Mongez, autor del Journal de Physique.

   Montpellier, 16 de abril de 1785.

   Señor,

   Acabo de recibir una carta de Milán, de fecha 6 de abril, en la que el señor caballero Landriani me comunica interesantes experiencias que me ha encargado ponga en conocimiento del Público por medio de su Journal.
   He hecho partícipe a este ilustre amigo de un método tan simple como eficaz para preparar las aves, los pequeños cuadrúpedos y otros animales, por medio del éter. Os describiré mi procedimiento; lo he practicado constantemente con igual éxito, y creo es digno que sea conocido por el Público.
   Vacío los animales de todo lo que puedan contener los intestinos, bien por una presión gradual dirigida hacia el ano, o mediante una fuerte inyección que propulse hacia fuera todas las materias.
   Hecho esto, ligo el ano mediante un hilo, inyecto éter por la boca o el pico, ayudado por una jeringuilla, lo relleno de este licor y lo suspendo por la cabeza.
   Practico un agujero por el ojo, vacío el cerebro y hago penetrar éter, que se retiene taponando el ojo con una turunda.
   Al día siguiente o al cabo de dos días, se renueva la inyección en el interior del cuerpo, lo que se continuará hasta que el animal esté perfectamente seco.
   A medida que se vaya desecando, se le podrá dar la posturas convenientes, y una vez completamente seco, se podrá conservar el animal sin cuidado, sin problema, y casi sin precauciones. Un loro preparado de esta manera en 1782, ha estado perdido tras los estantes de una biblioteca durante dos años, sin que la forma del cuerpo y la solidez de la fijación de las plumas hayan aparecido alteradas.
   Este método me parece que presenta algunas ventajas:
   1º. Creo que es nuevo. El señor Touchy (2), de la Sociedad Real de Ciencias de Montpellier, que se ocupa con éxito de la Ornitología, propuso el espíritu de vino (3) hace ya algunos años; pero una vez que la parte espirituosa de este licor se disipa, el agua restante facilita la corrupción, mientras que cuando el éter se evapora, el agua que contiene y la del cuerpo se embebe.
   2º. Este método presenta la doble ventaja de no alterar nada las formas ni el brillo del plumaje.
   3º. El procedimieno es poco costoso. Una onza de éter es suficiente para preparar pajarillos. Tres onzas y media han bastado para un loro grande; el bajo precio al que reduje el éter necesario para estas operaciones, permitirá asimismo que se haga uso para animales de cierto tamaño (*).
   4º. Se puede emplear este método en cualquier momento o circunstancia.
   5º. Puede ser practicado por cualquier persona.
   Debo observar que la preparación es más larga, más difícil y menos completa en los animales heridos en los que el cuerpo presenta oberturas por donde el éter se escapa; conviene pues ahogarlos para someterlos a esta operación cuando no han muerto de forma natural. Observaré aún que la preparación es más o menos rápida, según el tiempo sea más o menos veloz en favorecer la evaporación del éter y el secado del animal. Podría darse que por medio de calor artificial se abreviara el tiempo de preparación.
   Creo que la teoría de esta operación consiste en que el éter, al disiparse, estabiliza el agua del cuerpo del animal, la deseca imperceptiblemente, y destruye la única causa que favorece la putrefacción. El arte de secar las carnes, y de garantizarlas contra la descomposición, comunicado en varias ocasiones por los señores Vilaris y Cazalet (4), parece confirmar nuestra teoría.
   
   (*) En mi Fábrica de sales y de ácidos minerales de Montpellier, vendo a 4 libras, el mejor éter posible."

Continuación de la carta.
No cabe decir que los métodos taxidérmicos de preparación de animales no incorporaron esta propuesta. Tampoco una parecida medio siglo más tarde, la del químico y farmacéutico Jean-Nicolas Gannal para aplicar a los animales su novedoso y exitoso método de embalsamamiento humano, personaje que delegó en Louis-Jacques Brunet la escritura de Procédés Gannal mis a la portée de tout le monde. Embaumement appliqué a la conservation indéfinie et sans mutilation des oiseaux, quadrupèdes, etc. Suivi de l’art de mégir, de parcheminer, d’empailler et de monter les peaux (1840). La técnica Gannal consistía en inyectar su solución conservante en el cuerpo a través de la arteria carótida, una técnica que mejoraría, al menos eso afirmaba su autor, Adolphe Bobierre en su Nouveaux procédés de conservation des substances animales (1846). 

Marsilio Landriani.
Marsilio Landriani (Milán, 1751 - Viena, 1815) fue un químico, físico y meteorólogo que alcanzó notoriedad por sus investigaciones acerca de la salubridad del aire y de la teoría de la acidez. Dedicó sus primeros años al estudio de las Ciencias Naturales y los últimos a la investigación de las aplicaciones químicas de los fenómenos eléctricos y a la mejora de los instrumentos de Física y Meteorología. Comenzó impartiendo clases de Física Experimental y acabó como diplomático ante la corte de Viena. En vida fue tan popular como lo fueron sus contemporáneos italianos Lazzaro Spallanzani y su amigo Alessandro Volta.

Jean-Antoine Chaptal.
Por su parte, Jean-Antoine Claude Chaptal (Nojaret, 1756, París, 1832) comenzó estudios de Medicina en Montpellier, que abandonó tras presenciar una autopsia, y de Química en París. Sus aportaciones a la mejora de la producción del ácido clorhídrico; al proceso de vinificación, el método conocido posteriormente como chaptalización; y otras aplicaciones químicas a los procesos industriales; le reportaron prestigio. En 1780 ocupó la cátedra de Química en al Universidad de Montpellier, y poco después invirtió la herencia de un tío suyo médico en la creación de una fábrica de productos químicos. En 1786 el rey Luis XVI le concede título de nobleza, en 1793 regresa a París para dirigir una fábrica de pólvora y enseñar Química vegetal en la Escuela Politécnica, siendo nombrado tres años después miembro de la Academia de Ciencias. En 1801 el entonces cónsul Napoleón Bonaparte nombra a Chaptal ministro del Interior, cargo desde el que promoverá la renovación de la instrucción pública y la creación de numerosos museos provinciales en Francia. En 1804, poco antes de la coronación de Napoleón, Chaptal dejará el cargo con la intención de regresar a la vida académica. En 1804 fue nombrado senador, en 1808 recibió el título de conde de Chaptal, y en 1819 el de par de Francia. En 1823, arruinado por la quiebra de sus negocios y las deudas de sus hijos, se vio obligado a vender su castillo de Chanteloup, que había adquirido en 1802 tras ser nombrado ministro. Escribió una quincena de libros además de numerosos artículos científicos. 

Además de por esta intercesión en la que publicitaba el método de Landriani, y de paso el éter que él mismo procesaba en su factoría de Montpellier, Jean-Antoine Chaptal está relacionado por otras circunstancias con autores que escribieron asimismo manuales y artículos acerca del arte de disecar animales. Así por ejemplo Chaptal, durante su época de estudiante de Medicina en la prestigiosa Facultad de Montpellier, recibió clases particulares del médico y zoólogo Philippe Pinel, autor de Mémoire sur les moyens de préparer les Quadrupèdes et les Oiseaux destinés à former des Collections d'Histoire Naturelle (1791), una disertación publicada precisamente en el Journal de Physique, que fue utilizada por los naturalistas que aquel año viajaron a bordo de las dos fragatas de la expedición d'Entrecasteaux. O bien, durante su etapa parisina, Chaptal trabajó junto al boticario y químico, y también taxidermista y revolucionario Pierre-François Nicolas, que escribiría más tarde Méthode de préparer et conserver les animaux de toutes les classes (1800), un trabajo que el de Nancy dedicó al naturalista Charles-Lucien Bonaparte, hermano de Napoleón y antecesor de Chaptal al frente del ministerio. O finalmente, siendo el destinatario, ya con el cargo de ministro del Interior, de la dedicatoria de la obra L’art d’empailler les oiseaux, la segunda edición de su obra que los profesores lioneses Jacques Marie Hénon y Jacques Marie Philippe Mouton-Fontenille de la Clotte publicaron en 1802.

Para concluir, un par de anécdotas. La primera, que posiblemente sea compartida con un buen número de taxidermistas profesionales, es la de clientes que desconocen la técnica taxidérmica y que cuando se les explica replican que creían que esta se basaba en eso, en una suerte de embalsamamiento mediante inyecciones. La segunda, que me sucedió hará una veintena de años, y que quizá algún colega comparta, la visita de un individuo francés que presentaba un novedoso método de disecación mediante inyecciones. Incluso me dejó un botellín de muestra que contenía un líquido amarillento...


Notas.-
(1) Dietiléter o éter etílico.
(2) André-Antoine Touchy (1752-1814), ornitólogo y botánico, fue profesor de Historia Natural en la Escuela Central de Hérault, y fue elegido miembro de la Société Royal des Sciences et Lettres de Montpellier en 1795.
(3) Alcohol etílico.
(4) Marc-Hilaire Vilaris (1719-1792), farmacéutico establecido en Burdeos, fue el primero en Francia en proponer en 1769 un método de conservación de carne por desecación. El procedimiento de Vilaris lo haría público el químico y asimismo boticario Jean-André Cazalet (1753-1825) en 1783. El segundo mayor logro de Vilarin fue su contribución al empleo del caolín en la fabricación de porcelana dura.


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Taxidermidades, 2017.


Bibliografía: