El Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires.

Fachada del Museo Argentino de Ciencias Naturales  Bernardino Rivadavia (1).

El Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (MACN) es, junto al Museo de La Plata, uno de los dos grandes museos de ciencias naturales de Argentina. Impulsado por Bernardino Rivadavia, secretario del Primer Triunvirato surgido tras la Revolución de 1810, se firmó en 1812 una resolución para adoptar las medidas "...que conduzcan a acelerar el establecimiento del Museo del País, especialmente en todos los ramos de la historia natural" e invitaba a las provincias a reunir materiales para "dar principio al establecimiento en la Capital de un Museo de Historia Natural", lo que se concretó en otra resolución firmada por el entonces ministro Rivadavia en 1823. Anteriormente, en 1814, el presbítero Bartolomé Muñoz hizo una primera donación de objetos e instrumentos con el propósito de "empezar a formar un gabinete".
 
La Procuraduría Jesuítica en una imagen de alrededor de 1920.
La primera denominación del nuevo museo en 1823 fue la de Museo Público de Buenos Aires y su primera ubicación fue en 1826 en las celdas altas del Convento de Santo Domingo, que se iría ampliando a la vieja Procuraduría Jesuítica de la Manzana de las Luces. En el año 1864 el museo empieza a publicar Anales del Museo Público de Buenos Aires, la primera y más antigua publicación científica argentina, que en la actualidad se sigue editando. En 1883 la nueva denominación del museo pasa a ser la de Museo Nacional. Al año siguiente, tras la declaración de Buenos Aires como capital de la nación  y de La Plata como capital de la provincia de Buenos Aires, se nacionaliza el Museo Público y se crea el Museo de la Plata. Parte de las colecciones del primero, las de Francisco Pascasio Moreno, se trasladan al museo recién creado. En 1910 el museo cierra por a causa de unas reformas que se prolongarán más allá de la celebración del primer centenario. Cuatro años más tarde, en 1914, la falta de espacio hace necesario que algunas oficinas y colecciones se trasladen a unos edificios fiscales ubicados en la plazoleta Montserrat. Un decreto de 1923 vuelve a cambiar la denominación del museo que pasará a llamarse Museo Público Bernardino Rivadavia, honrando así a su promotor.

La balaustrada de la escalera.
En el año 1937 se inaugura un nuevo edificio, el actual, ubicado en el Parque Centenario en el barrio de Caballito, construído específicamente para albergar el museo y de acuerdo con los cánones vigentes en la época para los museos europeos. En su fachada se pueden ver algunos motivos ornamentales de fauna y flora como por ejemplo búhos flanqueando las ventanas del primer piso, o arañas de bronce en su tela adornando las puertas o las rejillas de ventilación. En el vestíbulo de entrada destaca la balaustrada de la escalera con caracoles en hierro forjado como motivo. También destacan los altorrelieves sobre las puertas de entrada a algunas salas y las ménsulas que sostienen las vigas con forma de murciélagos.

Sala de Mamíferos Actuales. En primer término un cráneo de ballena.

En 1947 se transfieren las secciones de Arqueología, Etnografía y Antropología al recién creado Museo Etnográfico dependiente de la Universidad de Buenos Aires. Al año siguiente, se crea el Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales y el museo pasa a llamarse Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. No sería el nombre definitivo. En 1957 pasa a denominarse Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadia (MACN).

Diorama de la sala Fondo del Mar.

En la actualidad el MACN alberga más de 2 millones de especímenes, entre los que destacan, por su importancia, los más de 70.000 de las colecciones paleontológicas. Además de la sala de exposiciones temporales y de otros servicios, el visitante podrá visitar las salas de Historia del Museo; la de Geología, con un pequeño planetario; Malacología; Fondo del Mar, que contiene un gran diorama; la sala de la Antártida, con abundantes animales disecados; la sala de Artrópodos; la de Anfibios y reptiles; la de Osteología comparada; la dedicada a las Plantas; o las más destacables en cuanto a calidad de los esqueletos o réplicas expuestos, la de Paleontología y otra, también de Paleontología, dedicada a los fósiles hallados en el área de Buenos Aires.

Parte del mural de la sala de Aves.

Sala de Mamíferos Africanos.
En lo referente a Taxidermia destaca la sala de Aves que se reinauguró en 2010 tras tres años de reformas con cinco dioramas interactivos. Alberga un mural con 230 especies agrupadas por familias, incluyendo las argentinas que van desde el colibrí hasta el cóndor, además de aves del paraíso, quetzales, un kiwi, un chorlo esquimal datado en 1863, o especies extinguidas en el país. Es de obligada mención la sala de Mamíferos Actuales donde se pueden ver esqueletos de focas y delfines y mamíferos disecados en numerosos dioramas que se construyeron en los años cuarenta del siglo pasado y que se restauraron hace pocos años. Una de las últimas salas abiertas al público recientemente es la de Mamíferos Africanos, donde pueden verse en vitrinas y dioramas a leopardos, leones y antílopes, entre otros.

Diorama de la sala de Mamíferos Africanos.


Notas:
(1) Todas las fotografías que ilustran este artículo son propiedad del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. 


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Taxidermidades, 2014.


Recursos:
Página web del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.