El método de disecado de aves de Urban Brückmann (1751).


El método de Brückmann en Hannoverische Anzeigen (1751).


El recién doctorado en Medicina Urban Friedrich Benedict Brückmann, entonces un joven de 23 años que había heredado de su padre, también médico,  la afición por la Historia Natural, publicó en las entregas 102 y 103 del periódico Hannoverischen Anzeigen (1), correspondientes al año 1751, el método que empleaba para disecar aves. Lo hacía espoleado tras haber leído en la revista berlinesa Physikalische Belustigungen (2) un resumen de los cuatro métodos que el multidisciplinar francés René Antoine Ferchault de Réaumur había publicado en un folleto en 1747 del que se había hecho eco la revista Philosophical Transactions of the Royal Society de Londres. Réaumur, considerado como uno de los precursores de la Taxidermia, escribió abundantemente sobre la conservación y el disecado de especímenes, lo que contribuyó sin duda a la expansión del arte. Hacía ya bastantes décadas que se preparaban animales con el propósito de conservarlos, sobre todo pájaros, y los diferentes métodos casi habían confluido; además el farmacéutico Jean-Baptiste Bécoeur acababa de inventar el célebre jabón arsenical, un conservante de las pieles tan efectivo como nocivo para la salud. La descripción del disecado de aves que practicaba Brückmann, interesa tanto por sus detalladas indicaciones como por el temprano empleo de un cuerpo ficticio, éste último no empleado por Réaumur quien en su Sexta Memoria de 1753 simplemente proponía el hechido de la piel y a continuación el alambrado de las patas. Su interés y su carácter primigenio justifican por tanto reproducir íntegro el texto completo de Brückmann, que es el siguiente:
    "La mejor manera de disecar (3) y conservar las aves.

    Es bien sabido que existen diversas formas de preparar las aves muertas para preservarlas de las gusanos y la podredumbre, por un tiempo corto o largo. No es necesario examinar aquí extensamente cuál es la mejor manera de conservar las aves. Nuestro objetivo final es representarlos en su forma natural, manteniendo la belleza de sus plumas, y para que puedan conservarse durante mucho tiempo y, en determinadas circunstancias, casi permanentemente. Este modo, sin duda, será ventajoso sobre todos los demás si así alcanzamos nuestro fin.
    En la cuarta entrega de las Physikalische Belustigungen, que se publica en Berlín, encontramos varias maneras de conservar las aves muertas, tomadas del número 487 de Philosophical Transactions, y que tiene como autor al señor de Réaumur.
    El primer medio que sugiere consiste en separar la piel, la cabeza, las alas y las patas del ave, del cuerpo. La piel se rellena con algo suave, esforzándose en darle la forma que tenía, ya que cubría el propio cuerpo. De esta manera, escribe además el señor de Réaumur, no se imita debidamente a la naturaleza a menos que se haga un esfuerzo asombroso en ello.
    Esta es en realidad el método que prefiero a todos los demás, y que a continuación explicaré extensamente, y del que no se deberá temer un asombroso esfuerzo, como escribe el señor de Réaumur, que el autor de las Physikalische Belustigungen también refuta en la nota, donde cita la exquisita colección de pájaros disecados del señor Frisch (4) de Berlín para probar que este trabajo no es tan difícil y tedioso como parece al principio. Cierto candidato a médico en Jena, que se hace llamar señor Gübner, ha llegado tan lejos en este trabajo que no solo colocó las aves más grandes, como los pavos reales, con sus colas extendidas, sino también las más pequeñas, de manera tan natural que parecen vivas. Disecó ratones y ratas blancas y de colores, y otros animales, de la misma forma; y mi padre en Wolfenbüttel posee un ratón blanco en su colección de objetos naturales, que el señor Gübner disecó y presentó de la manera más hermosa.
    En cuanto a la segunda manera del señor de Réaumur, sugiere que los pájaros se sumerjan en espíritu (5), donde no cambian ni el color ni la longitud de las plumas, y que se extiendan de nuevo en su perfecta belleza. Sólo cabría poner algo bajo las plumas para mantenerlas en su estado natural, y para protegerlos de golpes, llenar el recipiente con algo que mantuviera a los animales en su posición. Leemos además en el lugar citado que aunque no es absolutamente necesario sacarlos, mejor si se hace y se embuten con algodón u otro material blando. No es preciso mantener siempre las aves en alcohol; después de cierto tiempo, que para las aves grandes no supera las 5 ó 6 semanas, se pueden volver a sacar, secarlas fácilmente y colocarlas en cajas a voluntad para su expedición. El espacio intermedio se rellenará para evitar que se muevan, y si se sellan bien las juntas con tiras de papel, no deberá temer que entren insectos; porque aquellos que comen carne no pueden perforar la madera.
    No ahondaré mucho en esta forma de conservar los pájaros, porque cualquiera puede comprobar fácilmente hasta qué punto se imita a la naturaleza, y porque es imposible describir detalladamente la manera de protegerlos durante tiempo de la putrefacción, especialmente los grandes, que por mucho que hayan estado en alcohol 5 ó 6 semanas, pronto se pudrirán por la mucha carne que aún les queda.
    De acuerdo con la tercera manera aportada por el señor de Réaumur, las aves muertas pueden ser embalsamadas. El pecho y el vientre se rellenan con algunas especias o, lo que es más sencillo y económico, con alumbre (6) y cal viva. Si las patas y las alas tienen mucha carne, se les harán cortes y se aplicará la mezcla; a continuación todo el ave se cubrirá con ella, que luego se secará y estará a salvo de los insectos.
    Por este medio tampoco lograremos alcanzar nuestro fin, puesto que los pájaros apenas pueden representarse en su belleza y forma natural, especialmente porque en ocasiones nos vemos obligados a rasgar la carne, y creo que la cal y el alumbre fácilmente formarían parte de los hermosos colores de las plumas.
    El cuarto medio es bien conocido, las aves se secarán completamente en un horno para extraerles toda la humedad. Este método aún es bastante sencillo, pero muy fácilmente puede suceder que se estropee tanto la forma natural del ave como el color de su plumaje por una cantidad excesiva de calor. Y si no está bien seco, los gusanos acudirán con el tiempo y lo arruinarán por completo. Si se prefiere este método, lo mejor será primero rellenar el vientre y la pechuga del ave con todo tipo de especias que resistan la putrefacción, ya que estas se adhieren a la carne del ave cuando se hornea y, por lo tanto, la harán más duradera.
   Finalmente, en cuanto a la manera en que me he comprometido a describir lo más claramente posible, primero debo informar que algunos lo llaman soplar (7) los pájaros. No sé de dónde viene este nombre; pues lo cierto es que no se necesita la menor brisa para ello.
   En cuanto a los pájaros en sí, los mejores para este trabajo, se preferirá escoger los capturados en otoño o invierno, porque tendrán más plumas y no caerán tan fácilmente durante el trabajo. Además, en los meses de invierno podrán pasar días antes de que se pudran. Especialmente cuando están empollando, son los menos aptos para ser conservados; porque apenas suelen tener unas pocas plumas bajo el vientre y, a menudo, están completamente pelados por debajo. Aquellos que han sido disparados mediante cerbatana con una bola de pegamento, o con un perno romo, o capturados de tal manera que no pierdan ninguna pluma y mantengan la piel entera, serán los mejor disecados. Cuando han recibido un disparo, a menudo han perdido las mejores plumas, y cuando la piel ha sido severamente desgarrada por el disparo, o incluso los huesos se han roto, no se pueden desollar bien. Para los pájaros muy pequeños, que vienen de las Indias Orientales, llamados colibríes, para que no pierdan nada de su belleza, tienen unos rifles especiales, que se cargan de arena en lugar de perdigones, y disparan así a estas aves, que por su velocidad y cuerpo pequeño, de otro modo no son fáciles de conseguir.
   Desollar el pájaro es lo principal; y pronto adquirirá habilidad si no se deja desanimar tras el primer pequeño esfuerzo. Para ese desollado de la piel, que parece casi imposible para muchos, se procede del siguiente modo: se corta la piel desde el lomo (8) del ave hasta las nalgas con un cuchillo estrecho y puntiagudo, primero separándola alrededor de los lomos hasta que con unas tenazas ordinarias y algo afiladas, se puede cortar el hueso de la espalda, cerca de las piernas, sin lesionar la piel. Hecho esto, la piel sobre las nalgas y el abdomen igualmente se desprenderá tanto que la rabadilla y algo del hueso dorsal se pueden sujetar fácilmente con unas pequeñas pinzas de hojas planas. Luego, si desea que este trabajo sea más fácil, pídale a alguien que sostenga las pinzas con el pájaro de tal manera que éste penda. Además, con la ayuda de un cuchillo la piel se puede separar fácilmente hasta las alas. Llegado a este punto, se sueltan las alas en la parte superior del pecho de su piel, y a continuación se corta la unión del ala en el pecho, o lo que sea más rápido, especialmente en aves grandes, que tiene huesos fuertes, cortándolos con tenazas. Luego empuje la carne y los huesos hacia afuera de la piel del ala lo más que pueda sosteniendo el ala desde el exterior, y ayúdese gradualmente con el cuchillo, especialmente donde las plumas remeras parten de los huesos. Sueltas así las alas, hasta donde en ellas se vea carne. También se separa, en consecuencia, sin mucho esfuerzo, el resto de la piel del cuello y hasta la mitad de la cabeza, seguidamente se corta el cuello junto al tronco, pegado a la cabeza; y así se habrá quitado la piel al ave.
    Si un principiante desea probarlo, no deberá tomar un pájaro demasiado pequeño, podrá hacerlo muy fácilmente con un cuervo, una golondrina común o pálida, y pájaros similares que tienen un plumaje duro. Si accidentalmente se rasga o corta la piel, o si tiene agujeros del tiro, se podrán coser con una aguja fina y seda, o cordel si son algo grandes.
    Una vez se ha quitado la piel, el cerebro se extrae fácilmente por la gran abertura de la parte posterior de la cabeza. Se usa un instrumento para este propósito, parecido a una cuchara de oído; mejor si es ligeramente curvo. La carne y la grasa, abundantes en los costados y parte inferior de la cabeza, o todavía ocasionalmente adherida a la piel, se podrá raspar y quitar muy fácilmente, y la lengua también con un cuchillo o agarrándola con unas pinzas y tirando hacia atrás. Se rellenará además la cabeza con algodón, lino sin recoger, etc., después de lo cual goteará con trementina (9) o aceite especiado, untando también el interior de la piel con el mismo tipo de aceite, y a continuación espolvoreándola con un fino polvo compuesto de ceniza, sal de cocina, salitre (10), alumbre, aloe, mirra, azufre, jengibre, pimienta y otras cosas de fuerte olor resistentes a la putrefacción. Luego se tomará un corcho, que se atraviesará con un alambre, que antes se habra afilado, y donde se insertará la cabeza. Este alambre deberá ser algo más largo que el cuello y el cuerpo del ave, y éste será rechoncho o delgado según el tamaño del ave. El corcho, sin embargo, se coloca en el extremo del alambre, de modo que la estopa o el lino lo puedan envolver mejor y más firmemente.
    Para no quedarse corto con el tamaño del cuerpo con el que quiere volver a rellenar el ave, lo mejor es ponerlo al lado del extraido para juzgar a ojo su grosor. Hay quienes hacen de madera los cuerpos con los que a su vez rellenan las aves, lo que es más engorroso y laborioso para darle al ave su forma adecuada. Ahora se vuelve la piel para que las plumas salgan afuera, lo que se consigue con facilidad sujetando firmemente el pico del ave con los dedos. El alambre envuelto se introduce a lo largo de la piel de modo que con la parte delantera, la no envuelta, se presione lo más firmemente posible a través del orificio en la parte posterior de la cabeza y, a continuación la abertura en la parte inferior [de la piel] se cerrará nuevamente con cordel o seda. Un alambre afilado en un extremo, que deberá ser tan largo como la pierna del ave, se insertará a través de las patas del ave introduciéndo firmemente en su cuerpo dejando que sobresalga un poco por debajo, para que el ave pueda sujetarse a un tronco, una tabla, o a cualquier otro pedestal. Si desea que el pájaro disecado se mantenga firme sobre la base, solo deberá perforar dos agujeros en ella, introducir los alambre sobresalientes, y clavar firmemente una pequeña estaca al lado [?]. Hecho esto, se extraerán los ojos con un cuchillo, en el hueco se introducirá un poco de algodón previamente humedecido con un poco de trementina o aceite especiado, colocando en su lugar coral negro en aquellas aves que por naturaleza lo tienen negro y, en cambio, para aquellas otras como búhos o gavilanes, que tienen el globo ocular de color, bolas redondas de madera esmaltadas y pulidas servirán sin mucho esfuerzo para apreciarlos como ojos; en lugar de ojos amarillos se colocará coral o pedacitos de ámbar. Ahora lo importante será dotar al pájaro de una posición natural. Gracias al alambre insertado podrá doblar como quiera la cabeza, el cuello y las patas. Aquellas aves que no se posan en los árboles, como las acuáticas y las terrestres, deberán ser colocadas sobre pedestales o tablas planos, mientras que las demás, en cambio, se sujetarán a barras redondas, que representan ramas de árboles, más delgadas en los extremos (mejor si son retorcidas) para que se puedan clavar o sujetar en la pared. Colocado así el pájaro en su posición natural, se sujetan las alas con un pequeño alambre afilado o con un alfiler, y se envuelve un hilo alrededor de la espalda, donde se cruzan las alas con la cola, para que la misma tome su asiento natural. Más tarde el hilo se retirará cuando el ave se haya secado y todo se haya vuelto firme y rígido. Si uno desea imaginar los pájaros volando, como las golondrinas por ejemplo, sólo deberá atravesar las alas con un fino alambre y fijarlo al cuerpo, y pasar un hilo a través de su espalda, con el que se podrá colgar como si volara.
    Preparadas así las aves, no será fácil que los gusanos las dañen; aunque será mejor tenerlas en grandes armarios de madera de abeto acristalados, para que las plumas no se estropeen por el polvo que se pose sobre ellas. Para ser aún más cuidadosos, se untará el interior del armario con jugo de cebollas exprimidas, porque es la mejor forma de ahuyentar moscas y otras plagas; ello también se consigue, sin tener que colocar un recipiente, barnizando un grabado de cobre con el mencionado jugo.
    Por mucho tiempo y dificultad que a algunos les pudiera parecer esta preparación de aves, se conseguirá con facilidad, tras probarlo primero con algunas piezas, disecar un pájaro en apenas una hora.
    Entre las colecciones de aves conocidas más destacadas se encuentran: 1), la del señor Johann Leonhard Frisch, exdirector en Berlín, que tras su muerte fue comprada por el señor barón de Vernezehre, y que se cuenta que amplió considerablemente, según correspondencia con mi padre, centuria II, página 889.; 2) la del candidado a médico Gübner en Jena, extraña sala de aves bellamente decorada; y 3) la del bailío Stolzen en el monasterio de Marienthal, a media milla de Helmstädt, gabinete de aves, donde se pueden ver más de cuatrocientos ejemplares muy bien conservados, de todas clases, grandes y pequeños, cigüeñas, águilas, y muchos patos.
 
         U. F. B. Brückmann,
         Doctor médico y miembro del Collegium Anatamico-Chirurgicum
                       en Braunschweig."         

Este mismo texto sería reproducido años más tarde, en 1770, precisamente en la citada Physikalische Belustigungen, pero en su edición de Praga.
 
Urban Brückmann (11).
Hijo mayor del médico y naturalista Franz Ernst Brückmann, miembro de la Academia Prusiana de Ciencias y de la Alemana de Ciencias Naturales Leopoldina, Urban Friedrich Benedikt Brückmann nació en Wolfenbütel el 23 de abril de 1728. Estudió en la escuela secundaria de Wolfenbütel, en la de Clausthal y en la escuela del monasterio de Marienthal. Estudió medicina en Jena, y medicina, fisiología, bilogía y mineralogía en la Universidad de Helmstedt. Se doctoró en 1750. Trabajó en la consulta de su padre enfermo y en 1751 se trasladó a Braunschweig donde se estableció como médico y donde trabajó como profesor y preceptor en el recién fundado Collegium Anatomico-Chirurgicum. Ejerció en el hospital militar de Brunswick donde trató a los cortesanos convirtiéndose en médico personal de la familia ducal, entonces encabezada por Carlos I. A partir de 1755 fue nombrado médico de la corte y poco después médico personal del duque y príncipe heredero Carlos Guillermo Fernando. En 1775 recibió una canonjía en el cabildo de la catedral de Brunswick. Escribió alrededor de ciento cincuenta artículos sobre medicina, la mayoría publicados en el Braunschweigisches Magazin y en el Hannoversches Magazin. También dos tratados sobre mineraloría,
Abhandlung von dem Welt-Auge, oder lapide mutabili (1773) y Gesammlete und eigene Beyträge zu seiner Abhandlung von Edelsteinen (1778). En 1780 ingresó en la Academia Leopoldina. Aficionado como su padre a la Historia Natural, de quien heredó su colección, en su época Urban Brückmann fue considerado una autoridad en mineralogía. Además de atender a tres duques de Brunswick, entre sus pacientes contó con el escritor Gotthold Ephraim Lessing, a quien acompañó en sus últimas horas. Brückmann falleció el 20 de junio de 1812 en Braunschweig a la edad de 84 años.
 

El texto reproducido en 1770 en Physikalische Belustigungen.

Notas y créditos.-
(1) Anuncios Hannoverianos.
(2) Entretenimientos Físicos.
(3) La traducción literal es rellenar.
(4) Se refiere al lingüista, naturalista y grabador Johann Leonhard Frisch (Sulzbach, 1666 - Berlín, 1743), miembro de la recién creada Real Academia Prusiana de Ciencias de Berlín, y a partir de 1699 subdirector de un colegio religioso en Berlín donde instaló su gabinete, fue autor de Vorstellung der Vögel in Teutschland, und beyläuffig auch einiger fremden, mit ihren natürlichen Farben (1733-1763), obra con 14 entregas y un suplemento que contiene 256 láminas con grabados de aves suyos y de sus hijos y un nieto, asimismo reconocidos grabadores que terminaron la iniciativa del padre fallecido. Años antes habían publicado una colección de láminas de insectos.
(5) Alcohol etílico.
(6) Alumbre de roca, sulfato curtiente. 
(7) Abblasen en el original, que significa soplar o eliminar de un soplido, pero también vaciar o purgar.
(8) Según el texto la primera incisión se realiza en el lomo, aunque me asalta la duda de que quizá el autor se refiera a la pechuga teniendo en cuenta la explicación que sigue.
(9) La esencia de trementina, antiséptico natural, se obtenía originariamente destilando la resina de ciertas coníferas.
(10) Sal nitro.
(11) Calcografía de Daniel Nikolaus Chodowiecki de 1776, a partir de un retrato al óleo de Johann Friedrich Eich. Biblioteca Augusta de Wolfenbütel.

 
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Taxidermidades, 2023.
 
 
Bibliografía: 
Urban Friedrich Benedict Brückmann   Die beste Art und Weise die Vögel auszustopfen und auszubehalten , en Neue Physicalische Belustigungen, vol. 1, parte 1, Franz Augustin Höchenberg, Praga, 1770. (libro electrónico)
René Antoine Ferchault de Réaumur  Differents moyens d'empêcher de se corrompre les oiseaux morts qu'on veut envoyer dans des pays éloignez et de les y faire arriver bien condittionez. Quelques-uns des ces mêmes moyens peuvent être aussi employez pour conserver des quadrupèdes, des reptiles, des poissons et des insectes  , Imprimerie Royale, Paris, 1747.
René Antoine Ferchault de Réaumur   Divers Means for preserving from Corruption dead Birds, intented to be sent to remote Countries, so that they may arrive there in a good Condition. Some of the same Means muy be employed for preserving Quadrupeds, Reptiles, Fishes ans Insects  ,  traducción de Philip Henry Zollman, Read March 10-April 27, 1748, publicadas y extraídas del volumen anual de The Philosophical Transactions of the Royal Society of  London,  Londres, 1748.
René Antoine Ferchault de Réaumur  Des Herrn von Reaumur unterschiedene Mittel, die todten Vögel zu erhalten , en Physikalische Belustigungen , vol. 1, parte 4,  Christian Friedrich Voss, Berlín, 1751.
 

Recursos:
Artículo Réaumur, precursor de la Taxidermia en Taxidermidades.