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Nuevos hallazgos sobre el embalsamamiento en el Antiguo Egipto.


La revista Nature acaba de publicar un artículo titulado Biomolecular analyses enable new insights into ancient Egyptian embalming, en español, Análisis biomoleculares permiten nuevos hallazgos sobre el embalsamamiento en el antiguo Egipto, cuyos autores, un grupo de investigadores y egiptólogos coordinados por los profesores Maxime Rageot, del Departamento de Pre y Protohistoria de las universidades de Múnich y Tubinga, y Ramadan B. Hussein y Susanne Beck, del Departamento de Egiptología de la Universidad de Tubinga, analizaron el contenido de 121 vasijas y cuencos hallados en un taller funerario descubierto en la necrópolis de Saqqara, ubicado a escasos metros de la pirámide del rey Unas, datado entre los años 664 al 525 a.C., Dinastía XXVI, y formado por un wabet o sala de evisceración subterránea y varias estancias multifuncionales a nivel del suelo. Algunos recipientes incluso llevaban inscrito su contenido e instrucciones de cómo emplearlo en la preparación de momias, un proceso que en algunos casos alcanzaba los 70 días. Se conocía el uso de algunos materiales com el natrón (1), el aceite de cedro, la cera de abeja o el betún, pero el estudio ha permitido conocer cómo y cuándo se utilizaban y en qué proporción. Aplicando avanzadas técnicas de análisis de materiales como espectrometría de masas y cromatografía de gases se han descubierto además las sustancias concretas a que se referían los términos egipcios antiu y sefet, que aparecen frecuentemente en los documentos.
 
 
Las vasijas del taller funerario halladas en Saqqara (2).

El "español disecado" del Museo d'Allard de Montbrison.

El español disecado de Montbrison (1).
El periodista Miquel Molina publicó el 23 de abril de 2006 un artículo en el periódico La Vanguardia titulado El último prisionero de Napoleón donde daba cuenta de la existencia del cadáver disecado de una persona de raza blanca en los almacenes del Musée d'Allard de la villa de Montbrison, Francia. La historia de este sujeto se recompone  en buena medida a partir de la tradición oral y se remonta a entre 1808 y 1812, durante la Guerra de la Independencia Española. En aquella fecha mil seiscientos presos españoles fueron recluídos por las tropas de Napoleón en el cuartel de Vaux de Montbrison. Finalizada la guerra en 1814 y decretado el armisticio, un buen número de supervivientes permanecieron en el pueblo. Durante su confinación algunos de aquellos presos fueron subcontratados por el barón Jean-Baptiste d'Allard (1769-1848) al Gobierno francés como obreros para la construcción de su hôtel particular, que se concluiría en 1812. D'Allard, que llegó al grado de subteniente en el decimosexto regimiento de caballería de dragones de Orleans y que participó en la guerra en España, fue un personaje volcado con el coleccionismo de objetos de Historia Natural como animales disecados, insectos, conchas de moluscos, fósiles o herbarios, pero también de monedas, medallas, libros, antigüedades, cuadros, esculturas y otros objetos artísticos. D'Allard llegó incluso a mantener correspondencia con los naturalistas Georges-Louis Leclerc Buffon y Jean-Baptiste Lamarck. Su legado, acumulado en su mansión más tarde transformada en museo, se convertiría en el primer Museo de Historia Natural fundado en el departamento del Loire. 

Otras momificaciones naturales y artificiales.


En artículos anteriores me referí a las momificaciones más conocidas, las egipcias, tanto de personas como de animales. También escribí sobre las momias de Chinchorro, las más antiguas y taxidérmicas, datadas en más de 7.000 años. Ambos tipos de momificación son artificiales, es decir, intervino el ser humano en el proceso de conservación. En el presente artículo conoceremos otras formas de momificación, tanto naturales como artificiales, y además lo haremos cronológicamente. Las momias naturales se han conservado al enterrar los cadáveres en suelos porosos y secos, como sucede en el caso de las momias blancas del Sáhara; o bien a causa de un ambiente frío y seco, como sucedió en los Andes; o debido a la composición mineral del suelo, formado por tierras salinas, o con alumbre o nitratos; o a causa de una erupción, como la del año 79 en Pompeya, Italia, donde una capa de lapilli momificó no sólo a sus habitantes, sino a la ciudad entera.

Mundialmente conocido como Iceman, el hombre de hielo es una momia natural, seca por congelación, encontrada en 1991 en los Alpes, en la frontera entre Austria y Alemania, a 3.155 metros de altitud, y datada en unos 5.000 años. Recibió el nombre de Ötzi. Se trata de un cazador que vestía pieles de animales, que vivió en la Edad de Cobre y que murió por causas desconocidas. Los rayos X revelaron que tenía los huesos de un brazo fracturados. Está considerada como una de las momias más antiguas y mejor conservadas. A modo de ejemplo, la momia de Tutankamon es unos 1.000 años posterior. Un artículo aparecido en junio de 1993 en National Geographic criticó el procedimiento de rescate, realizado con demasiada rapidez y de una forma más que discutible, rompiendo el hielo con palos de esquí, lo que a su vez provocó la rotura de parte de la piel. El primer arqueólogo que examinó la momia lo hizo cinco días más tarde, tras haberla sometido a flashes fotográficos, etc. El maltrato de los hallazgos arqueológicos es una constante. Tutankamon sufrió hasta amputaciones tras ser descubierta.
 

Ötzi, momia datada en unos 5.000 años (1).

La momificación egipcia. Momias de animales. Segunda parte.


En la primera parte de este artículo tratamos sobre las técnicas y los materiales empleados en el proceso de momificación en el Antiguo Egipto. En esta segunda parte prestaremos atención a las momias de animales.

El halcón era la imagen de Horus, los gatos lo eran de la diosa Bastet, los toros de Apis. En los templos de Hathor se adoraba a las vacas, en los de Sobek a los cocodrilos y en los de Anubis a chacales o perros. Selket era representada por el escorpión, Amón por el ganso. Otros animales que también se embalsamaron fueron serpientes, peces, murciélagos, reptiles, ratones y huevos de pájaros. En ocasiones, simplemente se trataba de las mascotas de la familia, que se enterraban en la misma tumba de su amo, y con sarcófagos hechos a medida. 

Hacia 2950 a.C. los reyes de la Dinastía I fueron enterrados en Abydos con perros, leones y burros. 2500 años más tarde, durante la Dinastía III, un plebeyo de Abydos llamado Hapi-men fue enterrado junto a su perrito. Otras momias se enterraban junto a provisiones para la eternidad: trozos de carne de ternero, patos, gansos y palomas, salados, secos y envueltos en lino.

Algunos animales fueron momificados como representantes vivientes de divinidades. En el pueblo de Mit Rahina, donde estaba ubicado Memfis, capital del Antiguo Egipto, todavía se conservan las ruinas de la casa de embalsamamiento del dios toro Apis, uno de los animales más destacados de ese período. Símbolo de fuerza y virilidad, contenía el poder real. Mitad animal mitad deidad, se representaba con un triángulo blanco en la frente, con alas dibujadas sobre sus espaldas y la silueta de un escarabajo en la lengua. En vida, el toro vivía en un santuario, rodeado de sacerdotes, adornado con oro y joyas y adorado por las multitudes. Una vez muerto, su divinidad era heredada por otro toro. El cuerpo del animal muerto era transportado al templo y situado sobre un lecho de travertino finamente esculpido. El proceso de momificación duraba 70 días.
 

 Tebas. Hipogeos. Momias y detalles de cocodrilo, de serpiente y de perro.  Grabado. (1)

La momificación egipcia. Técnica y materiales. Primera parte.


¿Dónde se tiene su origen el arte de la Taxidermia? En el Antiguo Egipto no. En un artículo anterior pudimos comprobar que las momias de Chinchorro, descubiertas en Chile, son bastante anteriores a las egipcias y que, además, presentan un tratamiento más taxidérmico. No obstante, la cultura egipcia siempre ha acabado seduciendo a quien se ha acercado a ella, y son los autores clásicos quienes nos han permitido conocer las técnicas y los materiales empleados.

El historiador griego Heródoto (484-430 a.C.) en su Historiae, Libro II, Euterpe, nos describe los tres tipos de embalsamamiento dependiendo de la clase social a la que pertenecía el muerto:
Anubis embalsamando el cuerpo de un Faraón.
   "LXXXVI. Allí tienen oficiales especialmente destinados a ejercer el arte de embalsamar, los cuales, apenas es llevado a su casa algún cadáver, presentan desde luego a los conductores unas figuras de madera, modelos de su arte, las cuales con sus colores remedan al vivo un cadáver embalsamado. La más primorosa de estas figuras, dicen ellos mismos, es la de un sujeto cuyo nombre no me atrevo ni juzgo lícito publicar. Enseñan después otra figura inferior en mérito y menos costosa, y por fin otra tercera más barata y ordinaria, preguntando de qué modo y conforme a qué modelo desean se les adobe el muerto; y después de entrar en ajuste y cerrado el contrato, se retiran los conductores. Entonces, quedando a solas los artesanos en su oficina, ejecutan en esta forma el adobo de primera clase. Empiezan metiendo por las narices del difunto unos hierros encorvados, y después de sacarle con ellos los sesos, introducen allá sus drogas e ingredientes. Abiertos después los ijares con piedra de Etiopía aguda y cortante, sacan por ellos los intestinos, y purgado el vientre, lo lavan con vino de palma y después con aromas molidos, llenándolo luego de finísima mirra, de casia, y de variedad de aromas, de los cuales exceptúan el incienso, y cosen últimamente la abertura. Después de estos preparativos adoban secretamente el cadáver con nitro durante setenta días, único plazo que se concede para guardarle oculto, luego se le faja, bien lavado, con ciertas vendas cortadas de una pieza de finísimo lino, untándole al mismo tiempo con aquella goma de que se sirven comúnmente los egipcios en vez de cola. Vuelven entonces los parientes por el muerto, toman su momia, y la encierran en un nicho o caja de madera, cuya parte exterior tiene la forma y apariencia de un cuerpo humano, y así guardada la depositan en un aposentillo, colocándola en pie y arrimada a la pared. He aquí el modo más exquisito de embalsamar los muertos.
   LXXXVII. Otra es la forma con que preparan el cadáver los que, contentos con la medianía, no gustan de tanto lujo y primor en este punto. Sin abrirle las entrañas ni extraerle los intestinos, por medio de unos clísteres llenos de aceite de cedro, se lo introducen por el orificio, hasta llenar el vientre con este licor, cuidando que no se derrame después y que no vuelva a salir. Adóbanle durante los días acostumbrados, y en el último sacan del vientre el aceite antes introducido, cuya fuerza es tanta, que arrastra consigo en su salida tripas, intestinos y entrañas ya líquidas y derretidas. Consumida al mismo tiempo la carne por el nitro de afuera, sólo resta del cadáver la piel y los huesos; y sin cuidarse de más, se restituye la momia a los parientes. 
   LXXXVIII. El tercer método de adobo, de que suelen echar mano los que tienen menos recursos, se deduce a limpiar las tripas del muerto a fuerza de lavativas, y adobar el cadáver durante los setenta días prefijados, restituyéndole después al que lo trajo para que lo vuelva a su casa. 
   LXXXIX. En cuanto a las matronas de los nobles del país y a las mujeres bien parecidas, se toma la precaución de no entregarlas luego de muertas para embalsamar, sino que se difiere hasta el tercero o cuarto día después de su fallecimiento. El motivo de esta dilación no es otro que el de impedir que los embalsamadores abusen criminalmente de la belleza de las difuntas, como se experimentó, a lo que dicen, en uno de esos inhumanos, que se llegó a una de las recién muertas, según se supo por la delación de un compañero de oficio."

Las momias de Chinchorro: Taxidermia primigenia.


A la pregunta sobre dónde tiene su origen el Arte de la Taxidermia, responderíamos casi con toda seguridad que en el Antiguo Egipto, donde se practicaban los embalsamamientos de personas y animales. Ello se debe a que en la mayoría de las introducciones de los manuales o libros de Taxidermia aparecen los egipcios como los primeros practicantes de una primitiva preparación taxidérmica.

A modo de ejemplo, Pierre Boitard, naturalista francés, publicó en 1825 Manuel du Naturaliste Préparateur, ou l’Art d´empailler les Animaux,et de conserver les Végétaux et les Mineraux. En su traducción al español, publicada en 1833 por Santiago de Alvarado y de la Peña, leemos:
  “El arte de preparar o disecar los animales para conservarlos después de su muerte, es muy antiguo; pues que frecuentemente vemos entre los aficionados y amantes de historia natural muchas curiosidades, como perros, gatos, peces, gavilanes, y sobre todo ibis, cuya antigüedad se remonta quizás á dos mil años.
   El pueblo antiguo más civilizado de la tierra, el egipcio, poseía este arte en el más alto grado de perfeccion, muy superior a nosotros, pues que sus momias, despues del transcurso de tantos siglos, han llegado hasta nuestros tiempos en un estado perfecto de conservacion. Parece que los gaulas o galos tenían también sus métodos de disecar que nos son desconocidos; porque en las montañas de Auvernia se ha hallado un cadáver embalsamado al modo egipcio, y perfectamente conservado, que se ha depuesto en el gabinete de anatomía comparada en el Jardin de las Plantas."
No obstante, podemos encontrar técnicas más evolucionadas de Taxidermia anteriores a las del Antiguo Egipto. Un siglo más tarde de la publicación del tratado de Boitard se descubrieron nuevas momias, en esta ocasión en el continente americano. En 1917 en Chinchorro, en el norte de Chile, el profesor Max Uhle encontró momias unos 2700 años más antiguas que los primeros cuerpos egipcios encontrados con signos de primitivas preparaciones a base de resinas vegetales, y pertenecientes a la Época Pre-Dinástica (unos 3100 años a.C.).