"The Taxidermist", la primera revista de Taxidermia de la Historia.


Quizá se trate de la primera revista de Taxidermia que se publicó. En julio de 1891 apareció The Taxidermist, editada por E. W. Martin, joven taxidermista de Medina, Ohio, Estados Unidos, que defínia su proyecto como "una revista mensual dedicada sobre todo a interesados en la taxidermia, pero interesante para los estudiosos de la naturaleza". Aquel primer número tenía ocho paginas, costaba 3 centavos el ejemplar, la suscripción anual 35 y la semestral 20 centavos.
 
 
Portada del primer número de The Taxidermist.

 
El editor escribía acerca de su iniciativa:
   "Con esta, nuestra primera tentativa, lanzamos nuestra barca al mar del esfuerzo no probado, y mientras nos detenemos y reflexionamos, no podemos dejar de preguntarnos si lo lograremos o no. Mientras llega la respuesta, la haremos, o sucumbiremos de forma honorable. Esparcidos por este país hay innumerables periódicos y revistas dedicados a cada arte, a cada ciencia y cada artesanía; sin embargo, busque en vano entre todos ellos un solo periódico que defienda y comprometa los intereses de los taxidermistas. Ello es una vergüenza y un desaire a la más noble de las artes; pero, si el Destino lo permite y la Fortuna nos favorece, con THE TAXIDERMIST nos esforzaremos por superar y erradicar ese único obstáculo para la unión y perfecta concordia de los naturalistas estadounidenses. Taxidermistas, ¿nos ayudarán a mantener nuestra barca a flote? ¿Prestarán su ayuda para hacer que este comienzo culmine en éxito? Apelamos a sus afinidades e intereses comunes. Confiando en usted, ponemos el futuro de THE TAXIDERMIST en sus manos."

En su estreno el contenido de aquella primera entrega incluía un artículo a cargo del propio Martin acerca del montaje de su primer pavo real, el único artículo propiamente taxidérmico; la fracasada experiencia de embalsamamiento de aves a cargo de un tal "C.E.J.", que solicitaba a los lectores que mandaran las suyas; cuatro artículos ornitológicos; dos páginas de publicidad, con sección de anuncios por palabras de "intercambios y demandas"; y algunas píldoras con consejos. El editor precisaba:
   "Para completar este número de la revista nos hemos tomado la libertad de utilizar una serie de extractos seleccionados de varias publicaciones periódicas. Si, por casualidad, los ha leído antes, seguramente esta vez pasará por encima. Tras este número, nuestro cuerpo de redactores se reunirá y podemos prometer a nuestros lectores excelentes artículos de los más populares autores. Recuerden también, lectores, que pueden escribir, y que en cualquier momento publicaremos gustosamente sus artículos. Examine nuestra lista de premios en página aparte. Escriba sus experiencias y observaciones y obtenga uno de esos premios. Le compensará."
 
Los premios que obtendrían los lectores que contribuyeran con artículos no eran más que algunas pieles y huevos de aves y suscripciones por un año a la revista. En el segundo número de The Taxidermist, el del mes de agosto, dejando ya a un lado la publicidad, se publicaron seis artículos ornitológicos y solamente uno taxidérmico acerca de la preparación para su montaje de pieles secas de aves. Un lector respondía acerca del embalsamamiento; los huecos de la maquetación se seguían rellenando con consejos y apelaciones a suscribirse; y el editor anunciaba artículos futuros, dos sobre Taxidermia, uno de estos a cargo de Oliver Davie. Martin embaucaba al lector afirmando que Davie "se encontraba, sin duda, entre los tres mejores taxidermistas del mundo", para a continuación pedir al lector que se suscribiera. Davie hacía más de un lustro que se encontraba embarcado en la redacción del tratado Methods in the Art of Taxidermy, "una gran obra, superior a cualquier otra aparecida hasta ahora en literatura de Taxidermia", según sus propias palabras, un proyecto muy costoso para el que no hallaba editor, y para el que había lanzado un año antes una iniciativa para conseguir suscriptores, campaña de la que The Taxidermist se haría eco en un par de ocasiones.

El editorial de la revista The Collectors' Montly del mes de agosto participaba a sus lectores el surgimiento de The Taxidermist: "El señor E. W. Martin de Medina, Ohio, espera el apoyo de todos a The Taxidermist, que se esperaba apareciera alrededor del 1 de julio, aunque hasta el momento no hemos leído ninguna copia. Sáquela ya, hermano Martin". La misma revista publicaba en septiembre el siguiente anuncio de Martin: "Necesitamos 1000 suscriptores antes del 1 de enero de 1892. Enviamos un número suelto de The Taxidermist con su lista de beneficios suplementarios, invitándole a inscribir su nombre en nuestros listados. 35 centavos al año. Le saldrá a cuenta. Dirección: The Taxidermist, Medina, Ohio".
 
En la portada de The Taxidermist del mes de septiembre aparecía como empresa editora "The Taxidermist Pub. Co.", los artículos acerca de Taxidermia seguían escaseando, sólo una primera entrega de un sacerdote disecador con recomendaciones en la recolección de aves, más una comunicación de un lector relatando cómo se convirtió en taxidermista. El resto de contenido, una primera parte acerca de "embalsamamiento de aves" y tres contribuciones ornitológicas. Seguía el relleno con notas breves del tenor "La estricnina es un veneno demasiado mortal para ser utilizado por un taxidermista, excepto para envenenar a animales", "Al preparar pieles con fines científicos, el aficionado tiende a estirar demasiado el cuello. Ello debe evitarse", o bien "La trementina es mejor que la benzina o el agua para limpiar las manchas de sangre de las aves. Deberán secarse con yeso blanco". Martin anunciaba que William T. Hornaday, además de ensalzarla, se había abonado a la revista, y animaba a los lectores a imitarlo. Más adelante, en la página de reclamos, casualmente se anunciaba la reciente publicación del libro de Hornaday Taxidermy and Zoological Collecting.

El cuarto número, el del mes de octubre presentaba algunos cambios. La portada se había renovado, The Taxidermist se publicaba ahora desde Akron, Ohio, y doblaba el número de páginas, dieciséis. Al frente de la revista, además de E. W. Martin como editor, figuraba C. F. Mignin como gerente. Martin presentaba a su socio como un "amante de la naturaleza" con "experiencia en el mundo periodístico". Cada ejemplar costaba ahora 5 centavos, la suscripción anual 50 y la semestral 25. Una promoción afirmaba: "Con la suscripción anual a THE TAXIDERMIST, desde el actual número y hasta 1 de enero de 1892, enviaremos buenas pieles, huevos, conchas, fósiles o curiosidades naturales por valor de un dólar. Envíe su lista primero". A partir de ese momento The Taxidermist se convertía además en órgano de comunicación mensual del Wilson Ornithological Chapter de la Audubon Association, disponiendo de espacio propio en cada revista. Hay que añadir que dicho club ornitológico sumaba poco más de veinte miembros, entre los que se contaban Martin y Mignin, y que cada socio equivalía a una suscripción a la publicación.
 
En octubre el sacerdote disecador describía en su segunda entrega el desollado y el principio de montaje de aves, y también proseguía el artículo acerca del embalsamamiento. También se relacionaban los artículos premiados por el editor. En noviembre, además de seis artículos ornitológicos, The Taxidermist ofrecía la tercera parte sobre embalsamamiento de aves, la tercera y última con el método taxidérmico del sacerdote disecador, una carta de un lector defraudado precisamente por el método de embalsamamiento y, finalmente la primera parte del artículo comprometido por Davie Skinning and Mounting of some Animals of Menagerie, un capítulo que se completaría por entregas en enero, febrero y marzo del año siguiente. La revista del mes de diciembre seguía con la polémica a raíz de la técnica de embalsamamiento. Sobre Taxidermia tan sólo la carta de un lector acerca de "la perseverancia y paciencia necesarios", virtudes que debía poseer el disecador. En el editorial del número de enero Martin recapitulaba y a la vez expresaba dudas:
   "Este número comienza la segunda mitad de nuestro primer volumen. Hace siete meses publicamos nuestro primer número en Medina, Ohio; la revista entonces era un experimento. Contenía sólo ocho páginas y, aunque era popular, esperábamos el éxito, destino de innumerables revistas como esta. Pero, gracias a la lealtad y al espíritu afín de los taxidermistas y los coleccionistas estadounidenses, hoy THE TAXIDERMIST está firmemente consolidada, con brillantes perspectivas de una vida larga y próspera. Y, en este punto, permítanos expresar nuestro agradecimiento a los muchos amigos que han acudido tan libremente en nuestro apoyo, con suscripciones y artículos, y es con orgullo que en esa lista podemos incluir los nombres de Davie, Hornaday, Dyche, y otros muchos que son señeros en el "noble arte". Finalmente, ¿podemos pedirle que continúe con su apoyo y buena voluntad? Creemos que sí, y le aseguramos que nos esforzaremos por mantener esa confianza, haciendo que cada número sea mayor, mejor y más valioso para usted. Lector, puede ayudarnos de la manera más materialista enviándonos su suscripción. ¿No es THE TAXIDERMIST digno de su insignificante precio? Si es así, ¿por qué no nos permite agregar su nombre a nuestros listados, como suscriptor, a partir de este número?"
 
Aparte de los artículos de Davie, de enero a junio de 1892 The Taxidermist tan sólo se publicó ocho contribuciones genuinas sobre Taxidermia, a saber, la carta de un lector acerca de sus primeras tentativas como taxidermista, otra sobre un método para preparar pieles de aves, una tercera sobre precauciones a tomar en las piezas recién abatidas, una reseña sobre el empleo de un cuerpo artificial, otra sobre montaje de pajarillos, una más sobre desollado de ranas y lagartos por la boca y su relleno, la reproducción de un artículo publicado en The Oölogist preveniendo de la peligrosidad del jabón arsenical, y la transcripción de un fragmento de Taxidermy and Zoological Collecting donde Hornaday rememoraba el montaje de su primer ave. Por contra, los artículos y contribuciones zoológicas y ornitológicas superaban la treintena. Quizá debido a esa evidente desproporción el editor, contraveniendo su propósito inicial de dedicar la revista a "la más noble de las artes", a partir del mes de marzo comenzó a subtitular The Taxidermist como "Una revista para naturalistas".

En la portada del número de marzo de 1892 se leía el reclamo "A la persona que nos envíe la lista más grande de suscriptores antes del 1 de junio, le reembolsaremos la mitad de la suma total enviada; al segundo y tercero, la tercera parte; y la cuarta a los cinco siguientes". Martin escribía en su editorial:
   "THE TAXIDERMIST siempre ha sostenido la teoría de que el vano y egoísta "resoplido" de un periódico bajo el amparo de un editorial, es peor que el absoluto silencio, y, además, cabe señalar que las revistas amateurs que han seguido esta política, tras algunos números, se han retirado. Sin embargo, estamos tentados en pedirle que compare los primeros números de esta revista con el actual, y estamos seguros de que la comparación será más elocuente que cualquier otra cosa que podamos decir aquí. Ahora bien, el supuesto objetivo de todo "resoplido" no es más que conseguir que el desprevenido lector envíe su cheque para suscribirse. Algo que generalmente suele fallar por la sencilla razón de que "es casi imposible hablar con una persona a través de su monedero". A pesar de todo, lector, al fin y al cabo deseamos su suscripción. No le rogaremos y suplicaremos, ni le halagaremos ni elogiaremos, pero no obstante el privilegio de colocar su nombre en nuestros listados nos satisfará, y por otro lado estamos seguros de que recibir THE TAXIDERMIST cada mes supondrá una fuente de beneficio, información y placer para usted. Con ese propósito nos esforzamos siempre. ¿Nos mostrará que en su caso al menos nuestros esfuerzos no son en vano?."
 
En abril y mayo las propuestas de suscripción a The Taxidermist eran conjuntas con otras publicaciones. En abril se ofertaban además paquetes de más de 10 suscripciones anuales a 25 centavos cada una y de más de cinco a 35. En el número del mes de junio la promoción consistía en renovar y aportar un nuevo suscriptor, abonando entre ambos 70 centavos. También en portada se anunciaba una nueva sección de entomología. El editorial de ese mes de Martin nada hacía presagiar:
   "Este número completa nuestro primer volumen.
   No haremos comentarios en voz alta sobre la apariencia y el éxito de nuestra empresa. Diremos, sin embargo, que ha superado nuestras expectativas más optimistas.
   Tiene ante usted THE TAXIDERMIST, léalo, compare y saque sus propias conclusiones. Además de la renovación de su suscripción, le pedimos que contribuya, también, con toda libertad a nuestras columnas.
   Ayúdenos, y pondremos todo de nuestra parte para complacerle."
 
 
Último número de The Taxidermist.

 
La de junio sería la última entrega, The Taxidermist no se publicaría más. El súbito final nos lo confirma Lyns Jones, presidente del Wilson Ornithological Club, en un artículo publicado en 1914 en The Wilson Bulletin, aunque por error fechaba la "suspensión" de la revista un mes antes, en mayo. 
 
Apenas hay más información acerca de la revista que la que se desprende de sus páginas. Como hemos comprobado fueron varios los factores que abocaron a la empresa al fracaso. Por una parte quizá la no consecución del millar de abonados, un número que acaso hubiera hecho viable la empresa. Por otra el incumplimiento del objetivo inicial, de querer ser una publicación para taxidermistas hasta ir reconvirtiéndose con el paso de los meses en una "revista para naturalistas". Los artículos sobre Taxidermia a lo largo de aquel año fueron pocos y cada vez más escasos y de peor calidad, mayormente experiencias de lectores aficionados que obtenían una pequeña gratificación por publicarlas. Finalmente tampoco fue en sus últimos tiempos una buena "revista para naturalistas", puesto que el público seguía prefiriendo las originales The Oölogist o The Collectors' Montly, por citar sólo dos, a una copia como The Taxidermist. Martin, que probablemente estuviera suscrito a The Oölogist o The Collector's Montly, prácticamente plagió el formato, maquetación y secciones de esas revistas ya consolidadas.
 
Sobre la peripecia vital de E. W. Martin tampoco conocemos mucho. En el Informe Anual del Museo de Washington  publicado en 1890, Martin aparece como oferente de pieles de aves de su región. Residente en Medina, Ohio, Martin debió tratarse de un joven que aprendió a disecar y preparar pieles de aves y que imaginó alguna posibilidad de rentabilizar su nueva afición.  En septiembre y octubre de 1890 insertó anuncios en The Oölogist ofreciendo equipos para el aprendizaje de Taxidermia. El texto del reclamo era el siguiente:
   
   "La Taxidermia Práctica es tan clara que cualquiera puede dominarla en pocos intentos.
    Consiste en tres pieles de aves en distintas fases de preparación para el montaje.
    Primero mostrando la manera de extraer la piel.
    Segundo mostrando la manera de rellenar el cuerpo y el cuello.
    Tercero mostrando la manera de montarlo y fijarlo en su peana, etc.
    Acompañado de un buen manual que contiene todas las instrucciones para el montaje de aves, mamíferos, reptiles, etc.
    Puedo envíar el equipo completo pagando por adelantado al recibirlo por tan sólo 1'25 dólares. Satisfacción y éxito garantizados. O bien envíeme una lista de huevos, conchas, fósiles, libros científicos de que disponga para intercambiar.
   Envíe sus peticiones, etc., a
                     E. W. Martin, taxidermista,
                     Medina, Ohio."

Anuncio de Martin en The Oölogist de septiembre de 1890.

 
En septiembre de 1891, dos meses después de lanzar The Taxidermist, Martin se trasladó a Akron para proseguir sus estudios en el Buchtel College, un colegio universitario donde estudió Veterinaria. El número de octubre de aquel año de The Rainbow, boletín de la fraternidad universitaria Delta Tau Delta en la que ingresó, nos informa de que Martin, además de editar The Taxidermist, tenía un cargo en el museo del College. Debemos suponer que como disecador o conservador de la colección. Martin se licenció como veterinario y ejerció en Reynoldsburg y Wakaponeta, en el estado de Ohio. En 1934 participó en un congreso internacional veterinario en la ciudad de Nueva York. E. W. Martin fue además uno de los 500 suscriptores que contribuyó para que Oliver Davie consiguiera publicar en 1894 Methods in the Art of Taxidermy.

De su socio Charles F. Mignin (Stryker, Ohio, 1868- Lamont, Nueva York, 1955) conocemos que se licenció en Medicina en el Buchtel College de Akron, donde se amistó con Martin. En aquella época conoció también a Gertrude Taber su futura esposa. Se doctoró en el Detroit Medical College y comenzó a ejercer como médico en Stryker, donde se casó. En 1908, tras fallecer su suegro, se trasladó a vivir a Taberlea, la granja de la familia de su esposa ubicada en Castile, estado de Nueva York. Tras ejercer durante un tiempo como médico, finalmente se haría cargo con éxito de la explotación agrícola y lechera.
 
El nombre de The Taxidermist resurgiría en 1907 en forma de boletín de la Frank Blake Webster Co., empresa proveedora de ejemplares disecados y material para taxidermistas radicada en Boston, Massachusetts. Se editaron ocho catálogos, el último en 1923.
 
 
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Taxidermidades, 2021.
 
 
Bibliografía:
---  The Collectors' Montly , vol. 2, nº 8 y nº 9, Danielsonville, agosto y septiembre de 1891.
---  The Oölogist , vol. 7, nº 9 y nº 10, Albion, septiembre y octubre de 1890.
---  The Rainbow of the Delta tau Delta , vol.XV, nº 1, Minneapolis, octubre de 1891.
---  Twelfth International Veterinary Congress , vol. 1, Nueva York, 1935. 
---  Dr. C. F. Mignin passes at 87 , en Perry Herald, Perry, 24 de febrero de 1955.
G. Brown Goode  Report upon the Condition and Progress of the U. S. National Museum During the Year Ending June, 30, 1888 , Government Printing Office, Washington, 1890.
Lyns Jones   A Brief History of the Wilson Ornithological Club , en The Wilson Bulletin, vol. 26, nº 1, Oberlin, marzo de 1914.
 
Recursos: