"Mungo", elefante montado por William T. Hornaday.


Mungo en su vitrina del Museo Nacional de Historia Natural de Washington hacia 1885 (1).


William Temple Hornaday, cofundador de la Sociedad de Taxidermistas Americanos, ingresó el 16 de marzo de 1882 en el Museo Nacional de Historia Natural de  Washington como taxidermista jefe. Apenas tres semanas después afrontó un inesperado encargo, preparar el elefante Mungo. Un ejemplar macho no muy grande de unos seis años, 455 kilos de peso y una altura de poco más de metro y medio. El animal formaba parte de la Ménagerie del Circo Forepaugh, con base en Filadelfia, que tras haber sido expuesto entre el 6 y el 8 de abril en Washington, había fallecido a causa de una neumonía y, se dice, de unos cacahuetes mal horneados. Su propietario, Adam Forepaugh lo donó al Smithsonian, que encargó al recién llegado el trabajo de montaje. Hornaday tenía experiencia, durante casi siete años había trabajado en el Ward's Natural Science Establishment de Rochester, Nueva York, el mayor proveedor de objetos de Historia Natural y Taxidermia de los incipientes museos estadounidenses, unas instituciones que precisamente por aquella época comenzaron a incorporar taxidermistas a sus plantillas.
 

Armazón de madera y hierro (2).

 
Esbozo de 1882 de Frederic Lucas del armazón (3)

 
El proceso de montaje de Mungo se conoce gracias a una serie de fotografías conservadas en el Smithsonian, las que acompañan este texto, y también a la descripción que Frederic Augustus Lucas, zoólogo y asimismo taxidermista (4), publicó en la revista Science el 15 de octubre de 1886, con ilustraciones de W. H. Chandlee:
    "EL MONTAJE DE MUNGO.

   La práctica habitual para la preparación de grandes mamíferos consiste en confeccionar primero las patas, fijándolas firmemente a una estructura de madera, y luego completar el resto del cuerpo con material de relleno suelto. Si bien esto funciona bien para los animales de pelo largo, cuyos músculos quedan ocultos, para aquellos con poco pelo se deben adoptar otros métodos para reproducir correctamente la forma y las características. Lograr una reproducción fiel de un animal, sin que parezca rígido o fláccido, es el colmo de la técnica de la taxidermia, y una breve descripción de cómo se preparó el elefante
Mungo en el Museo Nacional ilustrará los métodos para obtener tales resultados. 
   Mungo era un elefante africano de unos seis años, perteneciente al circo Forepaugh, que, por casualidad, falleció en Washington. El señor William T. Hornaday, distinguido taxidermista, vio en este suceso la oportunidad de poner en práctica los nuevos principios de la taxidermia. El primer paso fue tomar medidas precisas del cuerpo: longitud, altura y circunferencia en varios puntos, así como las dimensiones de las extremidades y la trompa. Estas medidas se complementaron con dibujos y moldes de yeso de la cabeza y las extremidades de un lado. Fue necesario extremar el cuidado, ya que el esqueleto se montaría por separado, sin ninguna referencia para la posición de las articulaciones. Hecho esto, se retiró la piel y se colocó en un baño de sal y alumbre, donde permaneció hasta que su cuerpo artificial estuviera listo.

 

Ilustraciones de la revista Science, figuras 1 y 2.


   La columna vertebral de este cuerpo artificial (fig. 1) consistía en una tablero de dos pulgadas de grosor, cuyo borde superior fue cuidadosamente tallado para imitar con precisión el contorno dorsal tan característico del elefante africano. A esa tabla se fijaron las patas mediante fuertes ángulos de hierro; el hierro que formaba el eje de la pata pasaba a través de un orificio en el extremo libre del ángulo. Las patas estaban hechas de viruta de madera, envuelta firmemente alrededor de huesos de madera toscamente tallados.
   La precisión del trabajo se comprobó mediante frecuentes referencias a las medidas tomadas del animal muerto, teniendo en cuenta que la pieza final sería algo más grande que el armazón. A continuación, se añadió la amplia pelvis saliente; y luego se colocó el cráneo con su mandíbula maciza, tallando con cuidado las partes más prominentes a partir del modelo de yeso, mientras que las partes más recónditas se copiaron de forma más aproximada.
   Las largas costillas del original se representaron con bandas de hierro envueltas en fibra, sujetas por arriba a la columna vertebral y por abajo a una segunda tabla con la forma del contorno inferior. Un cuello de listones, cubierto de viruta de madera, unía la cabeza al cuerpo. Se colocaron las escápulas de madera, se añadieron la cola y la trompa, y, siguiendo los diagramas y las instrucciones, t
ras tomar las medidas, se rellenaron cuidadosamente los espacios existentes entre las partes superiores de las patas y las zonas adyacentes del cuerpo (fig. 2). Como la criatura de madera y paja de la historia de Feathertop
(5), el elefante en esta etapa era una figura de madera, a la espera de la metamorfosis final que dotaría a los huecos de madera con ojos brillantes y le imprimiría la apariencia de vida. La gruesa y rígida piel se retiró del baño y se afinó cuidadosamente hasta que perdió la mitad de su grosor, volviéndose –para ser la piel de un elefante– suave y flexible.

 

Ilustraciones de la revista Science, figuras 4 y 3.

 

   Como un sastre meticuloso prueba un traje en proceso para asegurarse de que el resultado final sea perfecto, así se colocó la piel de Mungo sobre el maniquí (fig. 3). Tras comprobar que el resultado era satisfactorio, la piel se trató con jabón arsenical y todo estaba listo para el último paso. Una vez colocada la piel y asegurada por la espalda, primero un lado y luego el otro, se cubrió con una fina capa de arcilla mezclada con fibra de lino, y se cosió la sección del cuerpo. De la misma manera se trataron las patas, la trompa y la cola, cubriendo la piel cada noche con paños húmedos para mantenerla húmeda y flexible. Una vez terminada la costura, se marcaron las arrugas de la piel con una herramienta puntiaguda, imprimiéndolas profundamente en la arcilla húmeda, mientras que las arrugas más profundas o pliegues gruesos de la trompa, los codos y los flancos se sujetaron con alambre o cuerda para mantenerlas en su posición hasta que se secaran. Se puso especial atención en la colocación de los ojos, elaborados a partir de un boceto a color de los originales, y en la definición de los contornos alrededor de ellos, ya que de ello dependía la expresión facial. Una vez secas, todas las costuras se rellenaron con papel maché, y con un uso sutil pero cuidadoso de la pintura se recuperó el aspecto original de la piel (fig. 4).
   Así fue como se reconstruyó Mungo, y así logró el señor Hornaday resolver el problema de montar un elefante de forma que su piel pareciera suelta y arrugada, en lugar de lisa y tensa, como suele ocurrir. Mungo fue exhibido en la reunión de la Sociedad de Taxidermistas Americanos en Washington y recibió la medalla especial por ser la mejor pieza de la exposición. Este elefante puede considerarse el inicio de una nueva y mejor técnica de taxidermia en el Museo Nacional; y aunque hace cuatro años era casi único en cuanto a calidad, hoy está rodeado de tantas piezas de igual mérito que podemos esperar con optimismo el día en que los mamíferos montados del Museo Nacional sean insuperables.                                                                                                
                                                                                    Frederic A. Lucas"

Armazón revestido de viruta, antes de aplicar una capa de arcilla (6).

 
En la Tercera Exposición de la Sociedad de Taxidermistas Americanos, que tuvo lugar en el Lyric Hall de la Sexta Avenida de Nueva York entre el 28 de abril al 8 de mayo, no en Washington como afirmaba Lucas, Hornaday obtuvo efectivamente la medalla de plata a la mejor obra por este trabajo. 
 
El texto de Lucas se reprodujo en otras revistas, en Scientific American el 25 de diciembre de 1886, donde se añadió una reseña con la historia del legendario elefante Jumbo, fallecido por atropello en Canadá un año antes y montado en el Ward's por William J. Critchley y Carl E. Akeley; y en The Swiss Cross en octubre de 1887. 
 
 
Piel superpuesta al armazón. Prueba de medidas (7).

 
Robert Wilson Shufeldt, conservador honorario del Smithsonian en aquel tiempo, escribió sobre el trabajo de Hornaday en su informe Scientific Taxidermy for Museums (1894):
   "Pero el colmo de la ambición del taxidermista se alcanza cuando logra montar un mamífero sin pelo, grande o pequeño, que sea una reproducción perfecta del original y que se conserve indefinidamente sin deteriorarse por el paso del tiempo o los insectos. El Museo posee varios ejemplos notables de este tipo de trabajo, y ninguno supera en belleza de diseño, habilidad y maestría al famoso elefante africano Mungo. El principal factor para el éxito en la preparación de este tipo de animal radica en que la piel se coloca sobre una capa gruesa de arcilla, que recubre el esqueleto. Mediante este ingenioso método, una vez colocada la piel y al modelar la forma para imitar al animal vivo en todos sus detalles, se logra reproducir con precisión todas las depresiones, arrugas, líneas, hoyuelos y protuberancias, utilizando simples herramientas sobre la piel, gracias a la flexibilidad de la arcilla. He comparado minuciosamente este ejemplar Mungo con fotografías de elefantes vivos de mi colección, y he comprobado que es anatómica y morfológicamente perfecto."
  
Desconozco cuánto tiempo permaneció expuesto Mungo en el Museo de Washington. Únicamente he encontrado algún dato curioso, como el que Frederic W. True, conservador del Departamento de Mamíferos, escribió en su informe anual de 1889
   "Se colocó una nueva vitrina para el elefante Mungo en la sala, pero aún no se ha puesto en uso. lamento informar que esta vitrina fue considerablemete dañada por los visitantes el 4 de marzo, a pesar de los esfuerzos de los vigilantes por protegerla."
 
 
Notas y créditos:
(1) Imagen propiedad del Museo de Nacional de Historia Natural de Washington/Smithsonian Institution, ID SIA-MNH-2788.
(2) Imagen propiedad del Museo de Nacional de Historia Natural de Washington/Smithsonian Institution, ID SIA-MNH-2792-000001.
(3) Dibujo de Frederic. A. Lucas, probablemente para sustituir la deficiente placa fotográfica anterior y facilitarle el trabajo al grabador de las ilustraciones que acompañan su artículo. Imagen propiedad del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York / ID AMNH ppc-c532-b06-f100-003.
(4) Frederic A. Lucas, compañero de Hornaday en el Ward's, en aquella época trabajaba también en el Museo de Washington como osteólogo y taxidermista ornitológico, su especialidad. Con los años llegaría a dirigir el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
(5) Feathertop (1852) es un cuento moral de Nathaniel Hawthorne cuyo protagonista es un espantapájaros que cobra vida.
(6) Imagen propiedad del Museo de Nacional de Historia Natural de Washington/Smithsonian Institution, ID SIA-MNH-2791.
(7) Imagen propiedad del Museo de Nacional de Historia Natural de Washington/Smithsonian Institution, ID SIA-MNH-2789.
 
 
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Taxidermidades, 2025.
 
 
Bibliografía:
---  Annual Repport of the Board Regents of the Smithsonian Institution , Government Printing Office, Washington, 1991.
--- Third Annual Report of the Society of American Taxidermists , Gibson Brothers, Washington, 1884.
Frederic Augustus Lucas  The Mounting of Mungo , en Science, vol. 8, nº 123, 15 de octubre de 1886.
Robert Wilson Shufeldt   Scientific taxidermy for museums (Based on a study of the United States Government collections) , en Report U.S. National Museum, Smithsonian Institution, Washington, 1894.
 
Recursos: 
Artículo Henry A. Ward. El "Ward's Natural Science Establishment", semillero de taxidermistas en Taxidermidades.
Artículo "Taxidermy and Zoological Colllecting", el tratado de Hornaday en Taxidermidades. 
Artículo "A Fight in the Tree-Tops" de William T. Hornaday en Taxidermidades.
Artículo El Grupo de Biseontes de Hornaday en Taxidermidades.
Artículo Los grupos de Hornaday. El tránsito hacia una taxidermia  científica en los Estados Unidos en Taxidermidades
Artículo Los grupos de elefantes de Carl Akeley en Taxidermidades.
Artículos sobre Taxidermia y elefantes en Taxidermidades.