El "Gigante Extremeño" y el Museo del doctor Velasco.

El Gigante Extremeño disecado, entre dos maniquíes (1).
Como suele suceder con algunos personajes singulares, alrededor de la figura de Agustín Luengo Capilla (1849-1875), el que se conoció como el Gigante Extremeño, se fue creando y alimentando una leyenda, en buena parte sin elementos contrastables que permitan confirmar muchas de las circunstancias que la conforman. Dicha leyenda, construida y mantenida a partir de la tradición oral, y aumentada por algunas notas sensacionalistas publicadas en prensa y dadas por válidas, se referiría a un personaje efectivamente muy alto, que se ganó la vida permitiendo ser exhibido en circos y barracas de ferias andaluzas, bebedor y mujeriego, que viajó a Madrid -se afirma que el rey le regaló un par de botas-, y que llegó a un acuerdo en vida con el siniestro y famoso doctor Pedro González de Velasco, por el que este se comprometía a abonarle una renta vitalicia a cambio de disponer del cuerpo de Agustín cuando falleciera, lo que ocurrió meses después. El doctor Velasco acabaría mostrando un año más tarde el cuerpo disecado de Agustín Luengo -eso sí es cierto, nos encontramos en el siglo XIX- en un lugar preferente de su museo.

La única fotografía de Agustín Luengo en vida (4).
Luis Ángel Sánchez Gómez, profesor de Antropología Cultural de la Universidad Complutense de Madrid (2), ha rastreado los escasos datos biográficos fiables de Agustín Luengo y en sus contribuciones, preocupado por humanizar al personaje, ha puesto en cuarentena esos otros más abundantes detalles legendarios no comprobables (3). 

Agustín Luengo Capilla nació el 15 de agosto de 1849 en Puebla de Alcocer, Badajoz, España, hijo de una pareja de humildes artesanos, el mayor de seis hermanos. Tras una infancia de crecimiento normal, con la llegada de la pubertad empiezan a manifestarse en Agustín los primeros síntomas de gigantismo, enfermedad hormonal que irá minando progresivamente su estado de salud. Con diecisiete años pierde la visión y padece frecuentes cefaleas. Tras un periplo por Andalucía llega a Madrid el 28 de agosto de 1875. Poco más de un mes más tarde, el 3 de octubre, aparece en La Correspondencia de España la primera referencia en prensa sobre nuestro protagonista: 
   "Hoy ha sido presentado a S. M. [el rey Alfonso XII] un joven de 26 años, natural de la Puebla de Alcocer, provincia de Badajoz, llamado Agustín Luengo Capilla, el cual alcanza ya la disforme estatura de dos metros 800 milímetros, sin que aparezca terminado el periodo de su crecimiento, puesto que, en opinión de facultativos, su naturaleza no ha alcanzado más desarrollo que el que se obtiene generalmente a los 13 o 14 años. Se halla algo enfermo desde hace dos meses. S. M. le ha dispensado una benévola acogida. Le acompañaba su madre." 



El anterior breve contenía un error, puesto que en vez de 800 milímetros los reales eran 300, siendo su estatura por entonces de dos metros treinta centímetros. Otros periódicos se hicieron igualmente eco del acontecimiento, incluso reproduciendo la errata. La biografía del doctor Velasco, publicada por su colaborador Ángel Pulido Fernández en 1894, es uno de los testimonios al que debemos otorgar mayor credibilidad. La presencia en Madrid de Agustín Luengo posiblemente se debiera al agravamiento de su estado de salud, dolores en abdomen y articulaciones y edemas en los pies. En su trayecto hacia Madrid desde Andalucía, Agustín y su madre permanecieron durante un tiempo en los "baños de la Fuensanta", que según Sánchez Gómez probablemente se tratara del balneario de Hervideros de Fuensanta de Pozuelo de Calatrava, Ciudad Real. El agravamiento de su estado de salud lo obliga a permanecer en cama a partir del 18 de octubre, atendido por la "Beneficiencia domiciliaria" municipal. El doctor Velasco visitaría a Agustín limitándose a tomar nota de su condición física. El 10 de diciembre La Correspondencia de España publicaba: "El Gigante extremeño, que llegó a Madrid hace algún tiempo, se encuentra enfermo de gravedad y sin recursos en la calle de Toledo, posada de Cádiz. Le recomendamos a las personas de corazón piadoso". El 29 el diario El Globo da cuenta del agravamiento de su estado de salud. Dos días después, el 31 de diciembre de 1875, fallecería Agustín Luengo Capilla a la edad de veintiséis años. 

Artículo en la revista Por esos Mundos (1901) (5).


Al día siguiente el doctor Velasco le practica la autopsia, aunque se desconoce bajo qué condiciones fue trasladado el cuerpo del Gigante Extremeño al domicilio del médico, que concluye que "el fallecimiento se ha producido por una debilitación general del organismo, debido a toda una vida de pobreza y sufrimientos". En 1876 El Anfiteatro Anatómico Español, periódico quincenal fundado y dirigido por el propio doctor Velasco, daba cuenta a finales de enero de que el vaciado en yeso de "este notabilísimo fenómeno" ya se encontraba expuesto en el centro del salón grande, y con el propósito de aplacar susceptibilidades añadía "el cadáver de este joven ha sido trasladado al Museo con aprobación de su desconsolada madre, quien ha manifestado su deseo de que sirviera para estudios anatómicos, y con la de las autoridades respectivas". Se ignora además si medió algún pago a la madre. A la escultura en yeso le siguió la exposición del esqueleto y algunos meses más adelante, lo anunciaba la edición de tarde del diario La Correspondencia de España del 15 de octubre (6), la piel disecada del desdichado Agustín: 
    "Esta tarde a la una ha inaugurado solemnemente sus sesiones del presente ejercicio de 1876-77 la sociedad Anatómica española en el museo antropológico del doctor Velasco. 
   (...) 
   Ha llamado mucho la atención en el centro del salón principal la enorme figura de Agustín Luengo y Capilla, natural de la Puebla de Alcocer, provincia de Badajoz, de dos metros treinta centímetros de altura, que falleció a la edad de 26 años el 31 de diciembre de 1875. Dicha figura, formada con la piel del citado gigante, se encuentra cubierta con los mismos vestidos que ordinariamente usaba. 
   Los invitados al acto han salido profundamente complacidos de la galantería del doctor Velasco." 

El vaciado en yeso del Gigante (7).
El doctor Velasco murió en 1882 y el Estado adquirió su Museo en 1887. El contenido fue donado y el continente le costó a las arcas públicas 555.000 pesetas, el coste aproximado de su construcción. En 1895 las colecciones se dispersaron entre el Antropológico, el Arqueológico, el Museo de Ciencias Naturales, y varias facultades de Medicina. Desde la fecha del fallecimiento de su promotor y hasta su reapertura a finales de 1945, el Museo Antropológico, hasta 1910 una sección del Museo de Ciencias Naturales, permaneció casi siempre cerrado al público, pudiéndose visitar solamente mediante cita previa. Sólo a partir de finales de los años veinte se estableció un horario limitado de dos horas al día. Es precisamente a mediados de aquella década cuando reaparecen artículos sensacionalistas en prensa sobre el Museo y el Gigante de Extremadura, que no hacen sino reforzar el relato apócrifo que conforma su leyenda. La escultura cubierta con la piel de Agustín la mandó destruir José Pérez Barradas, el primer director del Museo Antropológico tras su reapertura, y posiblemente trasladara al almacén los incómodos esqueleto y escultura de yeso. Estas dos piezas no retornarían a la exposición permanente del Museo Nacional de Antropología hasta medio siglo más tarde, a mediados de los años noventa. 


El doctor Velasco y su Museo. 

Pedro González de Velasco (8).
Hijo de labradores, el médico Pedro González de Velasco (Valseca, Segovia, 1815-Madrid, 1882), comenzó carrera eclesiástica en el seminario de Segovia, que continuó en un par de conventos carmelitas. A partir de 1833 y durante seis años sirvió como cabo en el ejército liberal. En 1839 se traslada a Madrid para trabajar como criado en casas de aristócratas. Al año siguiente comenzó a estudiar para cirujano de tercera clase y en 1842 ingresó como practicante meritorio en el Hospital Militar de Madrid. Por aquella época comenzó su afán coleccionista, haciendo preparaciones y vaciados en yeso para su propio estudio y para impartir clases de repaso a otros estudiantes. En 1843 se matriculó en la Facultad de Medicina de Madrid. Tres años más tarde es nombrado aparatista del Hospital Militar. Su domicilio madrileño de la calle Santa Isabel, donde ejercía con éxito de clientela, era uno de los cirujanos más notables del país, es ya casi un pequeño museo anatómico. En 1850 se licencia y en 1854 se doctora. Aquel año se trasladaría a París para conocer de primera mano los museos de la ciudad. De hecho realizaría ocho viajes más para conocer museos anatómicos de media docena de países. En 1857 el ministro Claudio Moyano lo nombra director de los Museos Anatómicos de la Universidad Central, cargo que abandonará en 1868. Su primer Museo Anatómico lo inauguró Velasco en noviembre de 1854 en su residencia familiar, en el "cuarto entresuelo de la derecha" del entonces número 135 de la calle Atocha. Aquella exposición contenía una colección de cráneos y huesos humanos, incluyendo muestras teratológicas y otras de "criminales, idiotas y monomaníacos", fetos, preparaciones y modelos anatómicos, y una sección de anatomía comparada, con esqueletos, vísceras y órganos, y animales disecados. También ponía a disposición de los visitantes aparatos e instrumentos quirúrgicos, e incluso un "gabinete de lectura médica". Por entonces el doctor Velasco ya impresionaba a sus visitantes con una momia embalsamada que tenía en su despacho. 

El Museo Anatómio-Patológico del número 90 de la calle Atocha (9).


En 1861 traslada el domicilio de su clínica y Museo al número 100 de la calle Atocha, y nombra a Teodoro Muñoz Sedeño gerente de ambos. Los problemas de espacio continuarán significando un problema y Velasco edificó un nuevo inmueble en el número 90 de la misma calle, adonde en 1863 se mudó. A mediados de 1864 fallecería su hija Maria Concepción, Velasco presenta su renuncia al cargo de director del Museo Anatómico de la Universidad, un puesto que no obstante terminaría abandonando cuatro años después, y se retira durante algunos meses de la vida pública. En 1865 funda la Sociedad Antropológica Española. Su Museo Anatómico-Patológico, como se denomina en aquella época, es descrito como un espacio con columnas blancas y doradas, atriles cubiertos con terciopelo, bustos, inscripciones y cortinillas que, para no herir sensibilidades, ocultan el contenido de algunas vitrinas. En 1867 Velasco muestra parte de su colección en la Exposición Universal de París. Un año más tarde la Revolución y caída de Isabel II propicia que el liberal-progresista doctor Velasco sea nombrado, sin opositar, catedrático de "Anatomía quirúrgica, operaciones, apósitos y vendajes", un cargo soñado que se vio obligado a abandonar tras el golpe de estado del general Manuel Pavía de 1874. En 1871 había visitado el museo el rey Amadeo I de Saboya, y un año después se vuelve a manifestar el problema de la falta de espacio del Museo. Velasco se planteó edificar un palacio-museo y propuso la idea al rey. El diario El Imparcial haciéndose eco publicó el 9 de noviembre de 1872 la oferta de Velasco consistente en "construir en esta corte un museo anatómico humano comparado y de historia natural, que será de su propiedad, y cuyo coste de un millón de reales será sufragado por el Estado, comprometiéndose el mismo Sr. Velasco a pagar al Estado 4.000 duros anuales". Evidentemente, el Ministerio de Fomento la rechazó. 

Vista parcial del salón grande del Museo Antropológico hacia 1941 (1).


La falta de financiación pública no alejará a Velasco de la idea de edificar un imponente museo, y lo conseguirá empeñando todo su patrimonio. El 16 de abril de 1873 coloca la primera piedra del nuevo edificio de su gran Museo Antropológico, que con el tiempo se convertiría en el actual Museo Nacional de Antropología, situado en la esquina de la calle Granada, actualmente Alfonso XII, con el Paseo de Atocha, actualmente de la Infanta Isabel. En enero Velasco había comenzado a editar la revista El Anfiteatro Anatómico Español, que en años sucesivos, también lo haría la prensa, entre otros, daría buena cuenta de las incorporaciones de nuevas piezas al Museo. Aquel mismo 1873 Velasco recibió la donación del cuerpo momificado de la hija del médico Manuel Tarín, que había fallecido hacía seis años a la edad de quince. Aquella momia, que el doctor colocó en la capilla de su domicilio y que actualmente se encuentra depositada en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, protagonizaría una segunda leyenda, según la cual se trataría del cuerpo de la propia hija del doctor Velasco. Así se creyó hasta fecha reciente. Entre enero y marzo de 1875 las colecciones se trasladan al nuevo e imponente Museo Antropológico, un edificio de fachada clasicista, que finalmente se inaugurará con la asistencia del rey Alfonso XII el día 29 de abril. 

Vista del salón con la pareja de etnia khoikhoi disecados a la izquierda (8).


El Gigante Extremeño estuvo acompañado en la exposición por otras piezas estrella como una mujer de la etnia khoikhoi y un hombre africano, supuestamente también disecados (10). De la primera dio cuenta el diario La Iberia, que el 26 de abril de 1879 publicaba "La sección etnográfica del Museo antropológico del doctor Velasco se ha enriquecido considerablemente con objetos de las Jurdes [Hurdes] y la Venus, hotentota joven" (11). En la fecha del fallecimiento de su promotor, además de las preparaciones anatómicas y otras curiosidades, muchas de ellas etnográficas, el museo disponía de un amplio departamento de Historia Natural, con secciones de botánica, minerales, fósiles y moluscos. La sala de aves contenía alrededor de un millar de esqueletos y ejemplares disecados, entre los que había un avestruz. Otra sala, consagrada a la Anatomía Comparada, albergaba el resto  de ejemplares zoológicos -cráneos, esqueletos y animales disecados-.  En la siguiente fotografía, correspondiente a esta última estancia, se pueden distinguir, cráneos de mamíferos con cornamenta, y bajo ellos un pez espada, en la pared del fondo; sobre el armario de la derecha, un caimán, un cocodrilo, varios lagartos, y un pez de gran tamaño; las vitrinas repletas de especímenes; y en la parte central entrevemos una foca, un macho montés, un ciervo, un par de felinos de gran tamaño y el esqueleto de un dromedario.
 
Sala de Anatomía Comparada del Museo (8).


Notas, créditos y agradecimientos.-
(1) Imágenes propiedad del Museo de San Isidro de Madrid, provenientes del fondo José Pérez Barradas, primer director del Antropológico tras su reapertura en 1945, reproducidas en el artículo de Luis Ángel Sánchez Góme El Museo Antropológico del doctor Velasco (2014).
(2) Cuya amable comunicación y artículos me han permitido descubrir a este personaje. A él mi agradecimiento.
(3) No abundaré en ellos. Remito al lector interesado a los artículos del doctor Sánchez Gómez relacionados en la bibliografía.
(4) Fotografía de autor anónimo.
(5) En esa primera página del artículo Monstruos humanos. Los gigantes y el gigantismo, publicado el 13 de abril de 1901, se reproducen dos fotografías de Agustín Luengo Capilla, a la izquierda su vaciado en yeso, y a la derecha su piel disecada. La leyenda de esta última reza "Piel del gigante extremeño, armada y vestida con las ropas que el gigante usó".
(6) El día siguiente otros periódicos como La Época y el Diario Oficial de Avisos reprodujeron la noticia con las mismas palabras.
(7) Fotografía publicada en Nuevo Mundo el 18 de mayo de 1928.
(8) Este retrato y las dos últimas fotografías de este artículo pertenecen al libro de Ángel Pulido El doctor Velasco (1894).
(9) Grabado reproducido en el número 36 de 15 de julio de 1874 de El Anfiteatro Anatómico Español. En él se puede observar a la izquierda, a continuación de las dos sillas, una vitrina con pájaros disecados; y a la derecha se distinguen un jabalí, una llama, un corzo y otros tres mamíferos no identificados disecados enteros.
(10) La única mención a esta pareja de africanos como personas efectivamente disecadas, se encuentra en el inventario del Museo de Velasco de 1887, previo a su adquisición por parte del Estado. Se desconoce cuál fue su final.
(11) Velasco debió bautizarla con ese nombre como reclamo, a imitación de la tristemente célebre Saartjie Sarah Baartman (1789-1815), conocida como la Venus hotentote, una mujer sudafricana igualmente de etnia khoikhoi que fue exhibida desnuda en Londres y París como atracción de feria, y que tras su fallecimiento el naturalista y anatomista del Museo de París Georges Cuvier vació su cuerpo en escayola, conservó su esqueleto, y también el cerebro y sus genitales en alcohol.


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Taxidermidades, 2018.


Bibliografía: 
--- Monstruos humanos. Los gigantes y el gigantismo , en Por esos Mundos, Madrid, 13 de abril de 1901. 
--- El Anfiteatro Anatómico Español, vol. 2, nº 36, Rivadeneyra, Madrid, 15 de julio de 1874. 
--- El Anfiteatro Anatómico Español, vol. 4, nº 73, Rivadeneyra, Madrid, 31 de enero de 1876. 
--- La Correspondencia de España, Madrid, 3 de octubre y 10 de diciembre de 1875, y 15 de octubre de 1876. 
--- El Globo, Madrid, 29 de diciembre de 1875.
--- La Iberia, Madrid, 30 de diciembre de 1875 y 26 de abril de 1879.
--- El Imparcial, Madrid, 9 de noviembre de 1872.  
Enrique Estévez Ortega   Museos de Madrid. El Antropológico , en Nuevo Mundo, Madrid, 18 de mayo de 1928. 
Luis Ángel Sánchez Gómez   El Museo Antropológico del doctor Velasco (anatomía de una obsesión) , en Anales del Museo Nacional de Antropología, XIV, Madrid, 2014. 
Luis Ángel Sánchez Gómez  Una momia en el salón. Los museos anatómicos domésticos del doctor Velasco (1854-1874) , en Asclepio, vol. 67, nº 2, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, Julio-Diciembre de 2015.  
Luis Ángel Sánchez Gómez   Anatomías míticas: el caso de Agustín Luengo Capilla, “El Gigante Extremeño” , en Revista Historia Autónoma, nº 10, Madrid, 2017. 
Ángel Pulido Fernández   El Dr. Velasco , Establecimiento tipográfico de E. Teodoro, Madrid, 1894.


Recursos:
Artículo El "español disecado" del Museo d'Allard de Montbrison en Taxidermidades. 
Artículo Crónica del "negro de Banyoles" en Taxidermidades.
Artículo Foma Ignatiev, el "monstruo" disecado de la Kuntskámera del zar Pedro el Grande en Taxidermidades.
Artículo El "Ensayo sobre la antropotaxidermia" del cirujano suizo Mathias Mayor en Taxidermidades. 
Artículo La técnica de la plasinación. Gunther von Hagens en Taxidermidades. 
Todos los artículos sobre antropotaxidermia en Taxidermidades.
Página web del Museo Nacional de Antropología.