Los taxidermistas privados de Madrid durante el siglo XIX.

Uno de los primeros disecadores privados que ejercieron en Madrid, de entre los que tenemos noticia, es Luis Enequin, que vivía en el número 7 de la calle de Jacometrezo y que a mediados del año 1777 publicó un anuncio en la Gaceta de Madrid. Cabe la posibilidad de que Enequin fuera compañero en la Real Academia de San Fernando del disecador del Real Gabinete de Historia Natural Juan Bautista Bru de Ramón (1740-1799), sucesor de Francisco de Eguía y Arrese (1754-1777) como preparador de la colección real.

Anuncio en el Diario de Avisos de Madrid del 16 de enero de 1835.

Los taxidermistas empleados como disecadores en el Real Gabinete y en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid aparecen excelentemente documentados en los exhaustivos trabajos de los historiadores del Museo Agustín Jesús Barreiro, María de los Ángeles Calatayud Arinero y Santiago Aragón Albillos. Además de los citados Francisco de Eguía y Juan Bautista Bru, cabe mencionar a Mariano Bru de Ramón, que asistía a su hermano, a Francisco Javier Molina, a Juan Palafox Rovira, a Juan Enrique Talacker, estos tres además de disecadores, recolectores; y ya en el siglo XIX a Pascal Moineau, a Salvador Duchén Poyo (con domicilio en la calle de León, 22), a Juan José Duchén (calle de San Mateo, 11), a Juan Ramon Dut (calle de las Fuentes, 4), a Manuel Sánchez Pozuelo, a Jacinto Castro Duque (calle de la Magdalena, 36), a Roque Hernando Gabilondo (calle de Alcalá, 11), a Enrique Cortina Poveda (calle de Campoamor, 4) y a Maximino Sanz de Diego (calle de San Bernardo, 94, 1º). Este último compatibilizó su puesto de trabajo en el Museo a finales del XIX y principios del siglo XX, con su ocupación privada como "comerciante en objetos y libros de Historia Natural, y en utensilios para la recolección, preparación, y conservación de las colecciones", según recoge el Boletín de Historia Natural (1905).

En cambio apenas se ha investigado sobre los taxidermistas que ofrecían sus servicios a la población madrileña. Los primeros anuncios de disecadores publicados por la prensa durante el siglo XIX aparecieron a mediados de la década de los años cuarenta. Varias circunstancias concurren alrededor de aquella fecha.


Un papel notable en la proliferación de taxidermistas debió desempeñarlo la Escuela de Taxidermia del Museo. Salvador Duchén comenzó en 1818 a impartir clases de Taxidermia -sin sueldo- en su Escuela de Disecado y Dibujo al amparo de la Real Sociedad Económica Matrisense de Amigos del País, en la planta baja de la antigua biblioteca de la Sociedad en la calle del Turco. En varias ocasiones intentó Duchén inútilmente que los gestores del Real Gabinete reconocieran su Escuela y le pagaran por sus servicios. Los hubo con más suerte. Tras su estancia durante una primera etapa, su huída en 1813, y su inexplicable readmisión en el Museo en 1824, el disecador-saqueador Pascal Moineau solicitó, y le fue concedida, la creación de la Real Escuela de Taxidermia del Museo de Historia Natural que empezó a funcionar en abril de 1826, con él mismo como director, en un piso de la calle de las Tres Cruces. Un año más tarde la Escuela se adscribiría a la Cátedra de Zoología del Gabinete. El fallecimiento de Moineau en 1834 supuso para Salvador Duchén su nombramiento como director de la Escuela. No obstante, no fue hasta 1837, año de la muerte de Tomás Vilanova Entraigües, titular de la Cátedra, y la incorporación de Mariano de la Paz Graells Agüera, que ocuparía la plaza vacante, cuando se produjo un salto tanto cualitativo como en el número de alumnos. En el curso 1837-38, el primero de Graells, fueron 155 los matriculados que tomaron clases de Taxidermia. Tanto Vilanova como Graells habían practicado como disecadores y consideraron la necesidad de promocionar hábiles taxidermistas. Graells, además, provenía de Barcelona donde había impartido clases de Taxidermia durante los dos cursos anteriores en la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes. Probablemente algunos de los alumnos de la Escuela del Museo ofrecieron sus servicios en la propia villa. 

Anuncio en el Diario de Avisos del 6 de noviembre de 1818 de la Escuela promovida por  Duchén.

Seguramente también contribuyó la aparición en España de los primeros manuales con instrucciones taxidérmicas. Entre los más destacados, Instrucción sobre el arte de conservar los objetos de Historia Natural (1817) del suizo Juan Mieg, la traducción Manual del Naturalista Disector (1833) de los franceses Pierre Boitard y Emmanuel Canivet, y Nociones de Taxidermia (1849) del barcelonés Joan Grau-Bassas Torà. La Taxidermia se puso de moda coincidiendo además con el impulso y el exitoso crecimiento de que disfrutaron la casi la totalidad de museos nacionales europeos de Historia Natural, el Museo madrileño en menor medida. A lo anterior se añadiría, como comprobaremos más adelante, el hecho de que algunos disecadores extranjeros de paso por Madrid permanecieron durante un tiempo en la ciudad ofreciendo, además de servicios, enseñanza.

Uno de los primeros anuncios apareció en el Diario de Madrid el día 16 de enero de 1835: "En la calle de la Victoria, esquina a la de la Cruz, número 14, hay de venta diferentes objetos de adornos de sala, como son: aves disecadas, flores y figuras; se diseca toda clase de animales y se arman pájaros del paraíso y peinados para las señoras con toda perfección". El 20 de octubre en el mismo periódico se podía leer: "En la casa-comercio de don Pedro Schropp, calle de la Montera, darán razón de un disecador de aves y cuadrúpedos, que trabaja perfectamente y con equidad". Desconocemos de qué disecador se trata. Sobre Pedro [Peter] Schropp, "comerciante de Brandenburgo", sabemos que, según el expediente que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, en la sección de "causas criminales contra afrancesados", durante el año 1808 estuvo preso por tener recluído en una alacena de su tienda a Juan Muller [Johannes Müller, también de orígen alemán], trabajador suyo. Décadas antes, en 1787, Schropp y su entonces socio comercial, el coronel Johann Kaspar Thürriegel habían sido condenados por contrabando.

Como en los ejemplos anteriores, frecuentaban los anuncios en los que en determinado establecimiento "se daba cuenta de un disecador". Así, el Diario de Madrid publicaba el 28 de octubre de 1838 el siguiente anuncio: "En la calle de Jacometrezo número 21, cuarto segundo interior, vive el disecador de S. M.: admite discípulos para la enseñanza de toda clase de disecado y marisco: también va a la casa de los discípulos" (1). En el mismo diario aparecía el 14 de octubre de 1842 la siguiente inserción: "DISECADOR. El que quiera aprender a disecar y conservar toda clase de animales, desde los cuadrúpedos y aves, hasta los más pequeños insectos, como también a formar árboles con pajaritos artificiales, podrá avisar en la calle de Toledo, número 13, cuarto principal". Meses más tarde, el 10 de febrero de 1943 se podía leer el siguiente reclamo: "DISECADOR. Se enseña a disecar y embalsamar toda clase de animales en posturas imitación del natural, en 20 o 30 lecciones, según disposición del discípulo. También se disecará por encargo algún cuadrúpedo, ave, etc., etc. Los pajareros de santa Cruz, Vicente y Tomás el sordo darán razón". Posiblemente fuera el mismo taxidermista quien desvelara su dirección en un anuncio aparecido en el Diario de Madrid del 6 de enero de 1844: "DISECADOR. Se enseña a disecar toda clase de aves, cuadrúpedos y demás animales que constituyen la zoología; todo en pocos días y a precios bajos relativamente al arte. Darán razon en la tienda de florista, calle de Carretas, número 38". Con alguna variación dos meses y medio más tarde, el mismo taxidermista publicaba el siguiente aviso: "DISECADOR. En la calle de Carretas, número 39, tienda de florista, dan razon de uno que enseña en pocas lecciones este arte, y diseca toda clase de animales, como perros, gatos, loros, pavos reales, etc., etc". El disecador de la calle de Carretas debió ausentarse durante medio año puesto que el 7 de octubre de 1844 contrató también en el Diario de Madrid el siguiente anuncio: "DISECADOR. Habiendo regresado a esta corte el disector que trabaja en la calle de Carretas, núm. 39, tienda de florista, lo participa al público y a los señores que han preguntado por él durante una larga temporada, por si tienen a bien dar a embalsamar cualquier clase de animal, o quieren aprender este ramo tan interesante de la historia natural". En alguna ocasión, este taxidermista aprovechó sus anuncios para recordarle a algún cliente que tenía algún trabajo pendiente de recoger (Diario de Madrid, 31 de enero de 1845): "En la calle de Carretas, numero 39, tienda, se diseca de todo género de bichos y se enseña esta útil curiosidad a precios muy módicos. Sirva este anuncio de aviso para los señores que mandaron disecar dos pavos reales y que ya hace tiempo se concluyeron". También para ofrecer en venta alguno de los animales que había preparado (Diario de Madrid, 27 de enero de 1846): "DISECADOR. En la calle de Carretas, núm 39, tienda de gorras, que antes lo era de flores, recibe para disecar toda clase de animales, tanto terrestres como volátiles, acuáticos, y anfibios, enseñando también a disecar y embalsamar desde el hombre hasta una mosca en poco tiempo. Se venden unos cuantos bichos sueltos en grupos, y dos floreros de pájaros, que todo sirve para adornar una casa, o para ejemplares a algun profesor de historia natural".

El disecador de la calle de Carretas, que "igual enseñaba a disecar un hombre como una mosca", debió ser competidor del disecador del Escorial. El 12 de mayo de 1840 aparecía en el Diario de Madrid el siguiente anuncio: "Nuevo establecimiento. Don Francisco López, conocido por el disecador del Escorial, se ha establecido en esta corte para ocuparse de las disecaciones, e igualmente ha puesto fábrica de molduras, marcos y toda clase de dorados con bonitos adornos, modelados por él mismo al gusto del dia, en la calle de la Reina, número 11, entresuelo". Diez años más tarde Francisco López informaba en el Diario de Avisos de la creación de una nueva empresa dedicada al transporte de viajeros entre Madrid y El Escorial mediante una diligencia góndola con 15 asientos. Desconocemos si el negocio de disecar y dorar le funcionó tan bien como para crear una segunda empresa, o bien si fue el escaso negocio el que le obligó a probar suerte con una nueva iniciativa. En 1850 la tienda de López se encontraba en la calle de las Fuentes número 11 de Madrid. López publicaría anuncios durante un tiempo más, hasta julio de 1851, fecha en la que se le pierde la pista.

Anuncio del francés Jacques Isambert.
Durante la década de los cuarenta empezaron a frecuentar Madrid disecadores foráneos que se establecían en la villa durante algún tiempo y ofrecían sus servicios. El 17 de julio de 1841 el Diario de Madrid publicaba el siguiente anuncio: "Acaba de llegar a esta corte Santiago Isoumbert [Jacques Isambert], de nación francés, después de ocho años de grandes viajes por la mayor parte de Europa, algo del África y parte de la Asia, discípulo del famoso Moseu Canibe [Monsieur Canivet] (2), el primer disecador de París: diseca toda clase de aves, cuadrúpedos, reptiles y peces, a precios muy arreglados, asimismo da lecciones en su casa por 80 reales mensuales, y yendo a las casas de los discípulos será convencionalmtnte. Las personas que gusten emplearlo en su arte tendrán la bondad de llegarse al piamista [pianista?] que está en la calle Duque de la Victoria, número 3, tienda". Isambert debió permanecer duante algún tiempo en Madrid impartiendo clases. El Diario de Madrid, en su sección de anuncios, publicaba el 20 de septiembre de 1841 el siguiente "Aviso al público": "Mr. Isambert, profesor naturalista, tan acreditado en París, Londres, Lisboa y otras muchas capitales, acaba de llegar a esta corte. Diseca de todas clases de animales, pájaros, cuadrúpedos, reptiles y peces; también da lecciones a caballeros y señoras; el tiempo de la enseñanza es de quince a veinte dias nada más; todo será menos de la mitad del precio que se ha llevado hasta ahora; las personas que tengan a bien emplearlo en su arte, tendrán la bondad de pasarse al depósito de géneros en comisión, calle de Preciados, núm. 2, inmediato a la Puerta del Sol". El mismo anuncio de Isambert se repetiría en días sucesivos.

Otro recién arribado se anunció en el Diario de Madrid el 25 de agosto de 1844: "Acaba de llegar a esta corte y calle de santa Isabel número 2 cuarto un acreditado artista que ofrece dar lección diaria de dibujo y pintura (haciendo rápidos adelantos los discípulos) por el precio de 40 reales de vellón mensuales, igualmente que de guitarra comprometiéndose enseñarla a tocar con toda perfección en el término de tres meses por un precio mensual convencional. También retrata a varios precios desde 40 a 300 reales de vellón y diseca o embalsama toda especie de cuadrúpedos, vípedos y marinos a precios los mas módicos posibles". Por último, años más tarde, un tercer disecador, posiblemente también de origen francés, ofertaba su trabajo a precios muy competitivos (Diario Oficial de Avisos de Madrid, 10 de octubre de 1852):
   "BARATURA. Acaba de llegar a esta corte un disecador procedente de París y ha establecido su obratorio en la calle de la Aduana, número 29, entresuelo de la derecha, en donde se disecan aves, cuadrúpedos, reptiles e insectos a precios tan módicos en comparación a los que llevan ordinariamente los demás disecadores, pues disecará del modo siguiente: un loro u otro de su tamaño en el ínfimo precio de 20 reales, un canario, 8 reales; y a este tenor será todas u obra; el mismo disecador abrirá un curso de esta clase el primero del entrante mes."

Más anuncios dando cuenta de los mismos u otros taxidermistas anónimos. En el Diario de Madrid del día 7 de octubre de 1846 se leía: "En la calle de las Fuentes, número 3, cuarto 4, se COMPONE toda clase de piedra, cristal o china, fuertemente y sin conocer nada la pegadura, supliendo los pedazos que falten sean de cualquier color; también se dora y platea a la pila galvánica, y se diseca toda clase de animales". En el Diario Oficial de Avisos se publicaba el 1 de abril de 1848 el siguiente texto:
   "Se cambian billetes en la galería de san Felipe Neri, tienda número 1, litografía artística, en donde se diseca toda clase de animales, se compone china y cristal, se dora y platea metales, se reproducen sellos, medallas y retratos, se graba en madera y en metales, se hacen tarjetas de visita, facturas, retratos y todo lo concerniente a litografía, a precios muy arreglados, como verá el público en las muestras que están de manifiesto. Nota.- Las personas que habían dado efectos a componer, dorar y disecar, etc. en la calle de Preciados, número 1, litografía antes del 12 del mes próximo pasado, pasarán a recogerlos a dicha galería, en donde se ha establecido el sujeto que la hacía."

Etiqueta de un meloncillo disecado por Ángel Severini (3).

El cese en la publicación de los anuncios del disecador del Escorial, de los del disecador de la calle de Carretas y los de otros anónimos taxidermistas, coincidió con la inauguración del nuevo establecimiento de Ángel Severini Lago, con certeza el disecador madrileño más célebre a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Hijo de padres italianos, Severini nació en Salamanca, y siendo niño su familia se trasladó a Madrid. Empezó como disecador alrededor del año 1843. A principios de 1852 Severini inauguró su tienda en el número 14 de Carrera de San Jerónimo. Los anuncios en prensa de Severini son frecuentes. En algunos de ellos se publicitaba como "disecador de cámara" o "disecador para la real casa". La expectación que despertó aquel curioso escaparate en tan céntrico emplazamiento fue grande. En septiembre de 1854 el periódico El Clamor Popular publicaba un anuncio del Gabinete recreativo e instructivo de Historia Natural que Severini había abierto al público en el número 1 de la calle del Príncipe, situado casi enfrente de la misma tienda. Ángel Severini se especializaría en la preparación de las cabezas de los toros que se lidiaban en la plaza de la capital. Los semanarios taurinos de la época aluden frecuentemente a los encargos taurinos que Severini iba recibiendo, quien llegó a emplear a varios disecadores en su taller. Incluso hay documentada una denuncia interpuesta por Severini por "estafa de animales disecados" contra un imitador de sus trabajos. Chascarrillos y piezas literarias tuvieron como protagonista a Severini, que llegó incluso a ser nombrado alcalde de barrio. Hacia 1882 recobró cierto protagonismo tras disecar al popular perro Paco. Por aquella época se trasladó al número 4 de la calle del Sordo, la actual calle de Zorrilla, donde su viuda proseguió con el negocio, que más tarde heredaría algún sobrino, y que a su vez fue continuado por dos sobrinos nietos que se mantendrían en activo hasta mediados del siglo XX. Desconocemos el año de fallecimiento de Severini. Su biografía merec un artículo en este blog.

Algunos de los trabajadores que empleó Severini se pusieron por cuenta propia. El periódico La Lidia del día 2 de noviembre de 1885 publicaba la siguiente información de servicio:
"RECOMENDACIÓN.
Creemos prestar señalado servicio a los toreros, ganaderos y aficionados, recomendándoles con todo interés a D. Primitivo Pérez, que ha sido durante treinta y cinco años oficial en casa del señor Severini, y se halla hoy establecido en la calle Mayor, número 60, cuarto 4º. El señor Pérez diseca con singular habilidad cuantas piezas se le encomiendan y a precios sumamente económicos. Últimamente ha disecado, para persona muy allegada a LA LIDIA, la cabeza del toro Hermoso, de don Antonio Hernández, lidiado en segundo lugar en la corrida verificada en Madrid el dia 15 de Octubre último. La disección de esa cabeza es una verdadera obra maestra, por lo cual nuestra recomendación, lejos de ser un elogio interesado de administración, obedece al deseo de hacer un bien a los que quieran tener una pieza admirablemente disecada y en condiciones económicas". 

Recomendación de Primitivo Pérez del periódico taurino La Lidia.

O bien, en el mes de junio de 1896 la revista El Toreo se refería al hecho de que la cabeza de uno de los toros lidiados el domingo anterior iba a ser disecada por Jesús Sáez, "sucesor del célebre Severini". 

Con Severini compitió durante algún tiempo Manuel Sánchez Pozuelo, disecador del Museo de Ciencias Naturales que tenía su domicilio en el número 44 de la calle Mayor. El 25 de junio de 1881 el diario La Correspondencia de España traía la noticia de que Severini había recibido un "diploma de primera clase" por "sus animales disecados" en la Exposición de Animales y Plantas que se había celebrado, mientras que Sánchez Pozuelo obtuvo también un diploma de primera clase, además de una medalla de bronce, "por sus aves disecadas". Por una breve referencia en el Boletín de Lotería y Toros de Madrid, publicada el 22 de junio de 1877, sabemos que algunas de las cabezas de los toros lidiados en la plaza de Madrid las disecaba Sánchez Pozuelo. La buena marcha del negocio le facilitaría la ampliación del taller. En el Anuario de Comercio de Madrid del año 1883 aparecía como disecador en la calle Mayor números 44 y 46.

Otros taxidermistas de los que tenemos conocimiento se dedicaban además al oficio de manguitero o peletero. En el Anuario General del Comercio del año 1861, junto a Severini, "disecador, director y preparador de los objetos de historia natural para la Real Casa", se mencionaba a Francisco Carrasco, domiciliado en el número 37 de la calle de Jacometrezo. En el Anuario de Comercio del año 1881 Severini aparecía junto a un tal Luis Vázquez también "manguitero y disecador" con domicilio en la calle Espoz y Mina número 9 de Madrid.

Finalmente, durante la Guerra de Cuba en el periódico La Correspondencia de España del 30 de abril de 1898 un taxidermista llamado José Vidal se ofreció para disecar las cabezas de los toros que se lidiarían durante la llamada Corrida Patriótica, una corrida con el objetivo de recoger fondos para contribuir a la campaña de Cuba.


Notas.-
(1) Desconozco de quién se podría tratar este "disecador de su majestad".
(2) Emmanuel Canivet, coautor del ya mencionado Manual del Naturalista Disector, cuyo título original en francés es Manuel du Naturaliste Préparateur (1825), traducido al español en 1833 por Santiago de Alvarado y de la Peña.
(3) Meloncillo (Herpestes Ichneumon) conservado en el Instituto Bárbara de Braganza de Badajoz.  Mi agradecimiento al profesor  Jacinto Pedro Carrasco Claver por su colaboración.


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Taxidermidades, 2016.


Bibliografía:
---  Anuario Almanaque del Comercio, Madrid, 1880, 1881, 1883 y 1884.
---  Anuario General del Comercio , Madrid, 1861.
---  Boletín de Historia Natural , Sociedad Española de Historia Natural, Establ. tipográf. de Fontenet, Madrid, 1905.
---  Boletín de Loterías y Toros , Madrid, 22 de junio de 1877.
--- Diario de Madrid , 16 de enero y 20 de octubre de 1835; 28 de octubre de 1838; 12 de agosto de 1839; 12 de mayo de 1840; 17 de julio y 20 de septiembre de 1841;14 de octubre de 1842; 10 de febrero de 1943; 6 de enero, 22 de marzo, 25 de agosto y 7 de octubre de 1844; 31 de enero y 7 de octubre de 1845; y 7 de enero de 1846.
---   Diario Oficial de Avisos de Madrid , 1 de abril de 1848; 10 de octubre de 1852; y 11 de septiembre de 1871.
---  El Clamor Popular , Madrid, 8 de septiembre de 1854.
---  El Observador , Madrid, 11 de marzo de 1852.
---   El Toreo , Madrid, 5 de junio de 1896.
---  Expediente relativo a la causa incoada contra Juan Gaspar Thurriegel, ex-oficial alemán encargado del proceso de colonización de la zona de Sierra Morena, y Pedro Schropp, dueño de una tienda en la calle Montera; presos en la Real Cárcel de Corte por tener recluido en una alacena a Juan Muller, trabajador de dicha tienda , Consejos 9395, Expediente 98, Archivo Histórico Nacional.
---  Gaceta de Madrid , 14 de octubre de 1819.
 
---  La Correspondencia de España , Madrid, 25 de junio de 1881 y 30 de abril de 1898.
---  La Lidia , Madrid, 2 de noviembre de 1885.
Santiago Aragón Albillos  En la piel de un animal , Ediciones Doce Calles/CSIC, Aranjuez, 2014.
Agustín Jesús Barreiro  El Museo Nacional de Ciencias Naturales (1771-1935) , Ediciones Doce Calles/CSIC, Aranjuez, 1992.
Pierre Boitard y Emmanuel Canivet  Manual del naturalista disector , Imp. Tomás Jordán, Madrid, 1833. Trad. Santiago de Alvarado y de la Peña.
María de los Ángeles Calatayud Arinero   Catálogo crítico de los documentos del Real gabinete de Historia Natural (1787-1815) , en Monografías, Ed. Museo Nacional de Ciencias Naturales / CSIC, Madrid, 2000.
María de los Ángeles Calatayud Arinero   Eugenio Ixquierdo de Rivera y Lazaún (1745-1813). Científico y político en la sombra , en Monografías, Ed. Museo Nacional de Ciencias Naturales / CSIC, Madrid, 2009.
 Juan Grau Bassas  Nociones de Taxidermia. Manual de disecar y embalsamar los animales , Imprenta de A. Frexas, Barcelona, 1849.
Adolfo Hamer Flores  Las últimas voluntades de Johann Kaspar von Thürriegel (1722-1800), coronel bávaro al servicio de Carlos III , en la revista Ámbitos, Revista de Estudios de Ciencias Sociales y Humanidades , nº 23, Asociación de Estudios de Ciencias Sociales y Humanidades, Córdoba, 2010.
Juan Mieg  Instrucción sobre el arte de conservar los objetos de Historia Natural , Imprenta Villalpando, Madrid, 1817.


Recursos:
Artículo El primer anuncio de un taxidermista publicado en España en Taxidermidades.
Artículo Francisco de Eguía Arrese, el primer taxidermista del Museo de Madrid en Taxidermidades.
Artículo Juan Bautista Bru y Mariano Bru Ramón, disecadores del Real Gabinete en Taxidermidades.
Artículo El Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid en Taxidermidades.
Artículo Juan Mieg, autor del primer tratado de Taxidermia en español en Taxidermidades.
Artículo "Nociones de Taxidermia" de Joan Grau-Bassas Torà en Taxidermidades.
Artículo El popular disecador madrileño Ángel Severini en Taxidermidades. 
Artículo Manuscrito de clases de Taxidermia de mediados del siglo XIX en Taxidermidades. 
Artículo Los inicios de la Taxidermia en Barcelona en Taxidermidades.
Artículo Los gabinetes privados de Historia Natural en la Barcelona del siglo XIX en Taxidermidades.