Mauduyt, defensor de las fumigaciones sulfurosas.

Médico, físico y naturalista, Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne (1), hijo de François Pierre Mauduyt de la Varenne, abogado del Parlamento y de Marie Jeanne Loverjat, nace en París hacia 1732 (2). Durante la Guerra de los Siete Años, entre 1758 y 1760, Mauduyt es un joven estudiante bachiller de Medicina. Prueba el camino de la literatura escribiendo L'étude de la nature, épitre à Madame... (1771), que presenta al premio de la Academia Francesa, aunque sin demasiada fortuna. Doctor regente de la Facultad de Medicina de París, en 1776 es elegido miembro de la recién creada Société Royale de Médecine, sociedad que llegaría a dirigir. Por aquel entonces la Sociedad de Medicina estaba empeñada en frenar las enfermedades epidémicas y estudiar la correlación de estas con las fluctuaciones meteorológicas y climáticas. En ese escenario, a Mauduyt se le asignó el estudio de la influencia de los fenómenos eléctricos sobre la salud. Ese encargo le llevó a colaborar con la Académie Royale des Sciences, algunos de cuyos miembros también se sentaban en la de Medicina, como por ejemplo el naturalista Félix Vicq d'Azyr. Como veremos en breve, para nosotros será precisamente esa época, en la que Mauduyt se volcó en el estudio y la preparación de las aves y la conservación de las colecciones, la que centrará nuestro interés. Pero antes un párrafo más para resolver su biografía y no perder el hilo.

Grabado de Mémoire sur les differentes manières d'administrer l'électricité (1784).

Con la ayuda de un electrómetro Mauduyt ejecuta sus primeros experimentos que detallaría en más de una decena de artículos que serían publicados en el Journal de Médecine y en Mémoires de la Société Royale de Médecine. Entre ellos destacan Moyen de mesurer l'électricité et de joindre ce genre d'observation aux observations météorologiques (Medios para medir la electricidad y de unir este género de observación a las observaciones meteorológicas), un trabajo de 1784 influenciado, entre otros, por los progresos de Benjamin Franklin, y donde admitía que tanto la presión del aire como su temperatura no modificaban la producción y la subsistencia de las cargas eléctricas, demostraba que el aire seco no era conductor y que, por el contrario, el vapor de agua sí lo era; y Mémoire sur les differentes manières d'administrer l'électricité et observations sur les effets que ces divers moyens ont produits (Memoria sobre las diferentes maneras de administrar electricidad y observaciones sobre sus efectos que esos diversos medios producen [sobre las personas]), que publicó ese mismo año. Mauduyt de la Varenne experimentaba la aplicación de electricidad con los enfermos que acudían a su consulta particular de la rue Neuve-Saint-Etienne, y sobre cualquier tipo de patología: parálisis, entumecimientos, reumatismos, enfermedades de los ojos o del oído, problemas menstruales, etc. Como naturalista destacan sus colaboraciones con Buffon en su monumental Histoire naturelle des animaux, y también en la Encyclopédie Méthodique. Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne, viudo de Marie-Angélique Deschamps, falleció en su domicilio el 28 de agosto de 1792, a la edad de cincuenta y nueve años.

El reconocido naturalista François Le Vaillant [o Levaillant] estudió ornitología en París durante tres años, entre 1777 y 1780, donde se sirvió de la colección de aves de Mauduyt para su aprendizaje. No obstante, de aquella experiencia Le Vaillant escribió: "Aquellas excelentes presentaciones [las aves disecadas] me produjeron cierto malestar, dejaron un vacío en mi alma que nada podrá llenar". Le Vaillant había aprendido las técnicas de preparación de aves unos años antes, entre 1765 y 1772, durante una estancia en Metz, con un viejo conocido de Mauduyt, el farmacéutico Jean-Baptiste Bécoeur, propietario de otra excelente colección de aves disecadas que, en cambio, sí impresionó a Le Vaillant, que se refería al gabinete de Metz como “uno de los más extensos y mejor conservados que jamás haya conocido”. Mauduyt y Bécoeur, como comprobaremos, ya se las habían tenido públicamente unos años antes.

Como hemos visto, Mauduyt fue sobre todo médico, le atribuímos su relación con la física por sus experimentaciones con la electricidad, y su tercera faceta conocida, la de naturalista se suele limitar a ese par de colaboraciones destacadas en obras que serían de referencia durante décadas, la Histoire Naturelle de Buffon y la Encyclopédie de Diderot y D'Alembert. Para nosotros no obstante, interesados en descubrir algo más sobre la historia de la Taxidermia, Mauduyt es un personaje que dejó su particular impronta. Lo comprobaremos a continuación.

La primera carta de Mauduyt en el Journal de Physique de noviembre de 1773.

En Observations sur la Physique, sur l'Histoire Naturelle et sur les Arts, más ampliamente conocido como el Journal de Physique del abad Rozier, aparecería en el mes de agosto de 1773 una traducción de las cuatro cartas que Tesser Samuel Kuckahn había enviado un par de años antes a Philosophical Transactions explicando su método de preparación de aves y donde, entre otras cosas, recomendaba introducirlas en vitrinas herméticamente cerradas como mejor método de conservación. Unos meses más tarde, en noviembre, Mauduyt, defendería vehementemente en el mismo Journal de Physique, que las fumigaciones con gas sulfuroso suponían el mejor método de conservación, olvidándose de mencionar a Jean Baptiste Bécoeur, creador del jabón arsenical en 1743, y cuyas piezas se podían admirar desde hacía años en el Gabinete del Rey. Aquella primera carta de Mauduyt, Sur la manière de conserver les animaux dessechés, se acompañaba de un grabado en el que aparecían los distintos tipos de insectos que solían atacar a las colecciones.

Grabado adjunto a la primera carta de Mauduyt en Observations.

Meses de intensa actividad para Mauduyt. En diciembre de 1773 aparecería en Observations su Mémoire sur la manière de se procurer les différentes especes d'animaux, de les préparer et de les envoyer des Pays que parcourent les Voyageurs (Memoria sobre la manera de procurarse las diferentes especies de animales, de prepararlas y de enviarlas desde los países que visitan los viajeros), un artículo de cuarenta y una páginas más un grabado en el que, como se desprende del título, sólo trataba el tema de la conservación y el envío de animales desde países lejanos, limitándose en la mayoría de los casos a rellenar la piel con algodón u otro material, pero sin llegar a montarlos. Su defensa de las fumigaciones sulfurosas y su menosprecio al uso del jabón arsenical de Bécoeur provocó un enfrentamiento entre ambos.En ese trabajo, Mauduyt proponía el envío de los mamíferos o cetáceos dentro de barricas llenas de alcohol, aguardiente o tafia (3), añadiendo y renovando el licor en el supuesto de que este se ensuciara. En ningún caso, el volumen del animal sumergido debía superar una cuarta parte del total del continente, siendo el resto ocupado por el licor. Este método era ideal para los pequeños mamíferos, pero para los de mayor tamaño -decía el autor- convenía sopesar tanto los gastos como el valor o el interés científico del envío. Entre los licores Mauduyt prefería el alcohol o el aguardiente. En caso de usar tafia o alcoholes de grano, estos deberían rebajarse en una tercera parte con agua, puesto que eran excesivamente desecantes y dejaban en los cuerpos un barniz graso. Y continuaba describiendo las precauciones a tomar a la hora de sumergir los animales en licor antes de hacer el envío. Mauduyt sugería enviar los animales de mayor tamaño inmersos una solución de agua saturada con alumbre, bastante más económica, una solución que debía renovarse si se ensuciaba, explicaba el procedimiento de desollado de los mamíferos pequeños y medianos, y recomendaba frotar la superficie de la piel y las cavidades con una mezcla formada a partes iguales por cal y alumbre, que servía tanto para facilitar su secado como para prevenir su corrupción y prevenía, no obstante, de la peligrosidad de ambos productos. Una vez vuelta la piel, proponía rellenarla ligeramente con algodón, estopa, paja o heno, antes de coserla y dejarla secar. Mauduyt instruía sobre cómo almacenar los especímenes secos, el tipo de madera apropiado para las cajas, y la mezcla de plantas y drogas como el tabaco, la pimienta, el jengibre o el alcanfor, que repelían a los insectos, y advertía del uso bastante extendido en algunas colonias, sobre todo en la Guayana, del sublimado corrosivo (4) o del arsénico, y de la peligrosidad que conllevaba su manipulación.

Para preparar las aves que se enviarían a la metrópoli, se procedía de igual forma que con los pequeños cuadrúpedos y también se usaban los mismos licores. Tras hacer una incisión y separar la piel, proponía cortar el cuello en su unión con el cuerpo y también las articulaciones, desollar y descarnar estas, desollar el cuello tirando de él "como si se tratara de una anguila" y cortándolo en su unión con el cráneo. Mauduyt no desollaba hasta el principio del pico, sólo agrandaba el orificio de la base del cráneo para poder extraer el cerebro. Antes de empezar a rellenar con algodón y coser, el interior del cráneo y de la piel se espolvoreaba con la mezcla de cal y alumbre. Seguidamente extraía los ojos por el exterior y rellenaba la órbita con algodón. Mauduyt se lamentaba de que los peces y los reptiles perdieran el color durante su preparación y que, por lo tanto, debíamos conformarnos con conservar su forma. Los peces se desollaban sin cortar la piel, a través de las agallas, cortando la espina dorsal a la altura de la cabeza, separandola piel y extrayendo el cuerpo por la boca. De forma análoga los lagartos y serpientes. Sin mencionarlo, Mauduyt se limitaba a proponer el método que años antes había practicado Bucquet, antiguo doctor regente de la Facultad de Medicina de París. Los peces y reptiles, se podían rellenar de una arena fina que, una vez seca la piel, se vaciaría antes de aplicar un barníz desecante. Para preparar los crustáceos, Mauduyt recomendaba sumergirlos en licor o vaciarlos y secarlos; pinchar los insectos con un alfiler y dejarlos secar; los zoófitos, los pólipos y los gusanos, sumergidos en licor; las conchas, limpias y desaladas; etc. Mauduyt acababa su memoria sugieriendo que se anotaran las descripciones sobre las circunstancias que rodeaban a cada objeto: lugar, fecha, nombre, sexo, costumbres, edad, medidas, etc. Al final de esas observaciones, el autor se percataba de que había obviado a las tortugas y acababa, ahora sí, aleccionando sobre su preparación: abrirlas, descarnarlas, aplicar cal y alumbre al interior, rellenarlas y unir el caparazón y el peto con ayuda de una cuerda.

Grabado de Mémoire sur la manière de se procurer.
Retomamos en este punto la carta de Mauduyt que el Journal del abad Rozier había publicado un mes antes, en noviembre, aquella en la que defendía las fumigaciones sulfurosas como el mejor método de conservación de las colecciones, y lo haremos, estimado lector, para dar continuidad a uno de los hitos de esta modesta historia de la Taxidermia, el enfrentamiento público entre Jean Baptiste Bécoeur, el boticario de Metz que creó el exitoso jabón arsenical y Pierre Jean Claude Mauduyt de la Varenne, también naturalista y profesor de medicina en París, un duelo al que consagraré más espacio en artículo aparte, pero que a continuación trataré de resumir.

Pues bien, en abril de 1774 el Journal Encyclopédique editado por Rousseau publicaría una carta de Bécoeur en la que este insinuaba que la supuesta misiva de Mauduyt publicada en noviembre en el Journal de Physique no había podido ser más que obra de un embustero, puesto que “el verdadero” Mauduyt había podido comprobar el buen estado de las aves, tanto en su gabinete privado, donde había algunas preparadas por el propio Bécoeur, como en el Cabinet du Roi, aves que él mismo había enviado a Buffon en 1755, y que una docena de años después seguían conservándose en perfecto estado. Bécoeur invocaba además los elogios a su trabajo provenientes de reconocidos naturalistas como Buffon, Daubenton y Saint-Florentin.

Mauduyt no se demoró en replicar a Bécoeur. Tanto en el Journal de Physique como en el Journal Encyclopédique, en mayo y junio de 1774 respectivamente, aparecería publicada la misma carta en la que confirmaba su autoría de la anterior y en la que rebatía argumentos. Mauduyt confirmaba que hacía años, durante un viaje de Bécoeur a París, este le había regalado algunas aves. Mauduyt mantenía su defensa de las fumigaciones sulfurosas y acusaba a Bécoeur de mantener en secreto la fórmula de su producto preservativo. Los editores del Journal de Physique, a continuación de la réplica, daban fe en un claro tono de reprimenda a Bécoeur, tanto de la autenticidad del contenido de la carta como de su legitimidad. En agosto de 1774, el naturalista y farmacéutico de Nancy, Pierre-François Nicolas, autor más tarde de un notable tratado de taxidermia, terciaría en la polémica poniéndose en parte del lado de Mauduyt, criticando el uso de peligrosos venenos como el sublimado corrosivo, el cardenillo (5), el arsénico blanco, el amarillo (6), y el rojo (7), y planteando como alternativa un preservativo de creación propia del que no daba detalles.

En septiembre y octubre de 1774, el Journal Encyclopédique publicaría en dos entregas una extensa contrarréplica de veintidós páginas de Bécoeur a Mauduyt, en la que el de Metz hurgaría en las contradicciones de su adversario parisino. Finalmente, en noviembre de 1774, aparecería en el Journal de Physique, la dúplica de Mauduyt, Réponse à la seconde critique de M. Bécoeur, en la que este invitaba a su oponente a comprobar el estado de su colección y a que actuara como él, que había compartido un año antes sus métodos en el Journal, conminándole a revelar el "secreto que usted guarda para si y para sus amigos, entre los cuales no todo el mundo tiene el honor de ser admitido" (8), y que fuera el público quien escogiera entre uno u otro. Ahí finalizó el desafío. El celo con que guardó Bécoeur el secreto de la fórmula de su jabón arsenical le valdría, claro está, y no sin razón, acusaciones de numerosos naturalistas de anteponer el lucro personal al interés público.

Manière de Préparer en la Encyclopédie.
Como hemos apuntado, algunos años más tarde, en 1782, Mauduyt colaboró en la Historia Natural de los Animales de la Encyclopédie, donde se encargaría de escribir la parte consagrada a la Ornitología. Ahí hallamos su contribución -aunque de prestado, como comprobaremos en breve- más destacable al tema de nuestro interés, Manière de préparer et d'envoyer des oiseaux morts, pour en former collections (Manera de preparar y enviar las aves muertas, para la formación de colecciones), seguida de Manière de préparer et de monter les peaux (Manera de preparar y de montar las pieles), y De manière de disposer une collection d'oiseaux, des soins necessaires pour la conserver (De la forma de presentar una colección de aves, y de los cuidados necesarios para conservarla), un tratado de taxidermia de aves que ocupa treinta y cinco páginas. Mauduyt introdujo alguna variación respecto a los métodos que él mismo había descrito en noviembre de 1773 en el Journal de Physique. En esta ocasión, abandonaba la mezcla de cal y alumbre como producto preservativo y aconsejaba únicamente el alumbre pulverizado. Además del envío de los ejemplares rellenos con algodón y cosidos, Mauduyt sugería una alternativa, la que describía un artículo que había aparecido "en la primera edición de la Encyclopedie", basado en "una hoja impresa en 1745 y distribuida por orden de la Academia de Ciencias de París" (9), que recomendaba el envío en tarros o barricas de alcohol, aunque desaconsejaba su uso, puesto que el licor consumía y resecaba la carne, endurecía la piel y las membranas, el especimen encogía y las plumas perdían su lustre. Mauduyt sólo aconsejaba el envío de ejemplares sumergidos en alcohol para casos de estudio anatómico. Si el propósito era montarlos con apariencia de vida, únicamente recomendaba el envío de la piel desollada, tratada y seca.

En la segunda parte de su tratado, Mauduyt abordaba el montaje de aves describiendo al detalle cómo humedecer y revenir la piel. El método era muy simple, recordemos que nos encontramos a finales del siglo XVIII. Tras preparar dos alambres acordes con la longitud y el peso que debían soportar, uno de ellos atravesaba longitudinalmente el cuerpo del ave, desde el cráneo hasta la cola, y el otro ambas patas. Se unían ambos alambres y se colocaban las patas y la cabeza en posición natural. Para rellenar se empleaba algodón, estopa o musgo, y se cosía la incisión. Se extraían los ojos, se rellenaban las órbitas con algodón y, tras impregnarlos con goma arábiga, se colocaban los ojos de esmalte. El ave se fijaba a una base o tronco, se colocaban las alas en su sitio sujetándolas mediante tiras de papel o tela, se emplazaba la cabeza en posición natural, se ordenaban las plumas y se dejaba secar. Es de notable interés la mención que el autor hace de Madame Léreau, preparadora de las aves del Gabinete del Rey, de quien dice:
   "de los trabajos que he visto, son los más perfectos de este género (...); sus procedimientos, que ella me ha permitido hacer públicos, son los que he detallado. Sé bien que, tanto para este objeto [el proceso de montaje], como por la forma de desollar y montar las pieles frescas, hay personas que siguen métodos diferentes de este que he indicado; conozco esos métodos, pero prefiero no hablar de ellos porque las aves preparadas por Madame Léreau siempre me han parecido que son las que más se aproximan al estado del animal vivo, y porque la mayoria de quienes han comparado aves preparadas por distintos artistas, han llegado al mismo juicio."
En la tercera parte, que trata sobre cómo disponer y cuidar una colección de aves, a lo largo de doce páginas Mauduyt defendía las ya famosas fumigaciones de azufre, afanándose en intentar demostrar su método como definitivo y sin privarse, además, aunque sin citar a nadie, de criticar otros métodos. Destaca sobre todo lo demás su propuesta de confección de hábitats con ramas y hojas artificiales "que recordaban a la naturaleza, y que por esa misma razón aumentaban la [sensación de] ilusión, propagando la apariencia de vida y evocando esa idea". Dioramas que seguramente confeccionaría de forma primorosa Madame Léreau para la colección real, y que es una de las primeras citas a la realización de ese tipo de presentaciones. Al único autor anterior que cita Mauduyt a lo largo de esa decena de páginas es Réaumur, a quien alaba proclamando que "el perfeccionamiento de este arte, si lo es, se debe sobre todo a él". Esa -llamésmole- venganza de Mauduyt en la Encyclopédie, no llegaría a sufrirla Bécoeur, que había fallecido años unos antes, en 1777.

Pierre-François Nicolas, autor de Méthode de Préparer et Conserver les Animaux de toutes les clases, pour les Cabinets d'Histoire Naturelle (1801), farmacéutico de Nancy, y personaje que ya conocemos por su intervención en el lance entre Mauduyt y Bécoeur, además de explicar en su manual cómo hacer las fumigaciones sulfurosas, se mostraba también partidario de mantener las colecciones en armarios de vidrio bien cerrados. Nicolas, indolente con los métodos de Mauduyt: "Los vicios de las diferentes manipulaciones son tantos que exigiría una larga y aburrida explicación".Nicolas avalaba los métodos propuestos por Mauduyt y Bucquet para desollar los peces y los reptiles -aunque él proponía otro- pero criticaba el método de desollado de mamíferos de Mauduyt porque “está bastante alejado de conseguir la perfección en este género de trabajo”, método que, por cierto, Nicolas afirmaba que se seguía utilizando en el Museo de París. Nicolas alegaba que las incisiones longitudinales en las patas de los grandes mamíferos se veían como defectos, que las patas quedaban desproporcionadas y que las articulaciones no se marcaban correctamente. En lo referente al preservativo usado por Mauduyt, Nicolas consideraba que la cal y el alumbre era insuficiente para destruir el “germen de la corrupción” que albergan “los humores animales de la piel”. Al mencionar los métodos de Kuckahn cuenta que estos “habían sido adoptados por los más grandes naturalistas, como Réaumur, Mauduyt, Manesse, Daudin, etc.”. Al referirse a los métodos de preparación de aves que Mauduyt publicó en la Encyclopédie, sin llegar a detallarlos, Nicolas dice de ellos que “los vicios de las diferentes manipulaciones” [de Mauduyt] son muchos, y “que exigiría una larga y aburrida explicación”. Añade que estos defectos fueron seguidos por todos los naturalistas. Y cita a Daudin (10), quien en su Traité complet d’Ornithologie publicó: “Mauduyt, en la Encyclopédie, ha redactado un capítulo sobre este arte importante para los naturalistas; pero los medios que él indica para las diferentes operaciones, son todos más o menos defectuosos”.

Siguiendo con la repercusión de los métodos de Mauduyt de la Varenne en autores inmediatamente posteriores, Hénon y Mouton-Fontenille (1801) se limitan a dar cuenta de su artículo en la Encyclopédie y a usarlo como puente para recordar a Réaumur en su papel como precursor del arte de preparar las aves. Louis Dufresne, preparador jefe del Museo de Historia Natural de París, en su artículo Taxidermie publicado en 1803 en el Nouveau Dictionnaire d'Histoire Naturelle, se extiende algo más a la hora de referirse a nuestro protagonista. Según Dufresne, Mauduyt jamás montó un ave, y redactó su Mémoire a partir de las notas suministradas por Lerot (11) que –dice Dufresne- los montaba muy bien y que tenía bien ganada la confianza que Mauduyt había depositado en él por todas las preparaciones que exigía su bella colección. Sin embargo –prosigue Dufresne- Mauduyt no indica ningún medio de conservación, y acepta las fumigaciones sulfurosas como la mejor manera de acabar con los insectos destructores. Para Dufresne el azufre destruía hasta a los animales muertos y, “a pesar de este daño, Mauduyt hizo adoptar a Daubenton el uso del azufre para la colección del Museo de Historia Natural. A mi entrada en este establecimiento –continúa Dufresne- me costó trabajo conseguir su supresión, pero no fue por mucho tiempo. Alrededor de tres mil quinientas aves adornan la galería del Museo de las que diez, como mucho, pertenecientes a la antigua colección, tienen sus partes superiores quemadas”. Prosigue comentando el efecto del azufre en las aves, como la alteración de los colores, etc. Aún así, Dufresne acepta la utilización del azufre en algunos casos y solamente para los mamíferos. El naturalista Daudin, amigo personal de Dufresne, escribió que las fumigaciones sulfurosas, en combinación con la humedad, fueron las responsables de la pérdida de buena parte de las aves del Museo de París.

Para conservar o reparar las aves estropeadas por los insectos, Juan Mieg (1817) rehuía del método de las fumigaciones sulfurosas –sin citar a su promotor- y sugería como alternativa el método de Le Vaillant , una suerte de baño María consistente en cerrar el ave afectada en una caja metálica hermética y sumergirla durante unos minutos en un caldero de agua hirviendo. Pierre Boitard (1825) criticó los métodos de desollado de peces de Mauduyt por la imposibilidad de volver la piel sin que se perdieran las escamas. El americano Samuel Kettell (1831), citando a Mauduyt, objetaba de las fumigaciones sulfurosas como remedio para acabar con los voraces insectos. Finalmente, James Gardner (1866) se limitó a citar a Mauduyt como uno de los seguidores de los métodos del célebre Réaumur.


Notas.-
(1) Mauduyt también se puede encontrar escrito Mauduit. Por seguir un criterio, nosotros usaremos la primera grafía.
(2) Fue bautizado el 5 de agosto de 1733.
(3) Aguardiente de caña.
(4) Cloruro o bicloruro de mercurio.
(5) El cardenillo, verdín o verdigrís es acetato de cobre, venenoso y fungicida.
(6) Oropimente o Trisulfuro arsénico.
(7) Rejalgar, otro sulfuro arsénico.
(8) Mauduyt acusaba con conocimiento. En Taxidermidades hemos descubierto que, como escribía Mauduyt, a pesar de que Bécoeur jamás hizo pública la receta del jabón arsenical, en cambio sí la confió en vida a determinadas personas, como por ejemplo a Charlotte Nicole de Beauvau-Craon, marquesa de Bassompierre, "bajo palabra de secreto", como testimonia Sébastien Gérardin en su Récueil de Planches du Tableau Élémentaire d'Ornithologie (1803). Véase el artículo El "Traité" del naturalista Sébastien Gérardin.
(9) Aquella hoja impresa en la que no aparecía el nombre del autor, llevaba por título Moyen facile de conserver les oiseaux qu'on veut faire arriver sains dans les Pays éloignez, había sido escrita por René Antoine Ferchault de Réaumur.
(10) Aquel artículo lo escribió Daudin asesorado por su amigo Louis Dufresne, preparador del Museo de París.
(11) Mauduyt se refería a Madame Léreau como la preparadora de aves cuyos métodos él describía, mientras que Dufresne afirmaba que Mauduyt nunca montó ningún ave y que para su artículo de la Encyclopédie se limitó a usar las notas con los métodos de Lerot. Posiblemente se tratara de la misma persona y Dufresne errara la transcripción del apellido.


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Taxidermidades, 2014. 


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Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne   Réponse de M. Mauduyt, Médecin de la Faculté de Paris à une lettre de M. Bécoeur, Apothicaire à Metz   , en Observations sûr la Physique, sûr l’Histoire Naturelle et sûr les Arts, tomo 3, París, mayo de 1774.
Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne   Réponse de M. Mauduyt, médecin de la faculté de Paris, à une lettre de M. Bécoeur, aphoticaire à Metz  , en Journal Enciclopédique, tomo 4, parte 3, 15 de Junio de 1774, Imprimerie du Journal, Bouillon, 1774.
Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne   Réponse à la seconde critique de M. Bécoeur, apothicaire à Metz, insérée dans le second volume de Septembre du Journal Enciclopédique de 1774  , en Observations sûr la Physique, sûr l’Histoire Naturelle et sûr les Arts, vol. 4, París, noviembre de 1774.
Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne   Manière de préparer et d’envoyer des oiseaux morts, pour en former des collections  , en Encyclopédie méthodique, Histoire naturelle des aimaux  , tomo 1º, 2ª parte, Panckoucke, París, 1782.  (libro electrónico)
Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne   Manière de préparer et d’envoyer des oiseaux morts, pour en former des collections  , en Encyclopédie méthodique, Histoire naturelle des oiseaux  , tomo 2º, Panckoucke, París, 1784. 
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Recursos:
Artículo La polémica entre Bécoeur y Mauduyt en Taxidermidades.
Artículo Bécoeur: apuntes biográficos de un personaje clave en la historia de la Taxidermia en Taxidermidades.
Artículo El jabón arsenical de Bécoeur en Taxidermidades.
Artículo Las cuatro cartas de Kuckahn en Taxidermidades.
Artículo Réaumur, precursor de la Taxidermia en Taxidermidades.