Anuncios de taxidermistas de los siglos XVIII y XIX.

La Taxidermia, una actividad artesana practicada mayormente de forma individual en un pequeño taller, como sucede en otros sectores, es un oficio que no permite dedicar mucho presupuesto a publicidad. Por contra, algunas empresas que alcanzaron cierta entidad sí se anunciaron en prensa u otras publicaciones, hecho que contribuyó a su crecimiento y reconocimiento. Los reclamos que reproduzco a continuación son una selección de algunos de los siglos XVIII y XIX.

El primer anuncio de un taxidermista -en aquella época todos eran disecadores- del que tengo conocimiento es el siguiente de Luis Enequin, que como reza en el texto había estudiado Bellas Artes en la Real Academia de San Fernando. Allí debió coincidir con Francisco de Eguía y Arrese, también de origen vasco, y con el valenciano Juan Bautista Bru de Ramón, los primeros taxidermistas que trabajaron en el Real Gabinete de Historia Natural.
En aquella época la Real Academia y el Real Gabinete compartían edificio, el madrileño Palacio de Goyeneche, y fueron varios los alumnos de la primera que se incorporarían al segundo. Eguía falleció en 1777 a los pocos meses de ocupar la plaza de disecador, siendo sustituido por Bru, y cabe la posibilidad que Enequin aspirara a la vacante. En cualquier caso, lo que demuestra el anuncio que publicó La Gaceta de Madrid el 24 de junio de 1777 es que Luis Enequin se puso por cuenta propia ofreciendo sus servicios a particulares.



Los textos de los anuncios de época, como el lector podrá comprobar, son bastante evocadores. El siguiente, publicado en el Diario de Avisos de Madrid el 16 de enero de 1835, dice: "En la calle de la Victoria, esquina a la de la Cruz, número 14, hay de venta diferentes objetos de adorno de sala, como son: aves disecadas, flores y figuras; se diseca toda clase de animales, y se arman pájaros del Paraíso y peinados para las señoras con toda perfección".



Entre los años veinte y cincuenta del siglo XIX la Taxidermia alcanzó una época de esplendor en Europa. Hasta entonces los naturalistas habían preparado ejemplares destinados a colecciones científicas y museos, pero es a partir de aquellos años cuando los tratados llegan a las librerías y los animales disecados empiezan a ocupar un lugar en los domicilios particulares como objeto decorativo. El siguiente anuncio por palabras apareció el 20 de octubre de 1935, también en el Diario de Avisos, y hacía hincapié en los precios ajustados. Como veremos más adelante había bastante competencia en Madrid. Pedro Schropp, el nombre que se cita, era un comerciante original de Brandeburgo, acusado de afrancesado y que años antes había sido encausado y condenado por contrabando.



Francisco López, como dice el anuncio, sería conocido como el disecador del Escorial. De allí procedía instalándose en Madrid en 1840. Lo puso en general conocimiento mediante el siguiente anuncio que mandó publicar el 12 de mayo aquel año en el Diario de Avisos. López, que se trasladó a la calle de las Fuentes número 11 en 1850, el mismo año que creó una empresa dedicada al transporte entre Madrid y El Escorial. López publicaría anuncios en prensa ofreciendo sus servicios de disecador hasta mediados de 1851.



La siguiente inserción del 17 de julio de 1841 la contrató Jacques Isambert, un ciudadano francés recién llegado a Madrid que además de disecar por encargo también impartía clases. Isambert, que se presentaba como "discípulo del famoso Moseu Canibe, el primer disecador de París" publicaría varios anuncios durante los siguientes meses. Por "Monsieur Canivet" Isambert se refería al naturalista Emmanuel Canivet, coautor del Manuel du Naturaliste Préparateur (1828), un exitoso tratado de Taxidermia que se traduciría al español en 1833. Los anuncios de Isambert se sucederían durante un par de meses. En uno de los últimos ofrecía sus servicios a precio rebajado, "todo será menos de la mitad del precio que se ha llevado hasta ahora las personas que tengan a bien emplearle en su arte".



Entre 1844 y 1846 el disecador de la calle Carretas de Madrid puso numerosos anuncios en prensa. Posiblemente el que contiene el reclamo más curioso sea el publicado el 27 de enero de 1846 en el Diario de Madrid: "DISECADOR. En la calle de Carretas, núm 39, tienda de gorras, que antes lo era de flores, recibe para disecar toda clase de animales, tanto terrestres como volátiles, acuáticos, y anfibios, enseñando también a disecar y embalsamar desde el hombre hasta una mosca en poco tiempo. Se venden unos cuantos bichos sueltos en grupos, y dos floreros de pájaros, que todo sirve para adornar una casa, o para ejemplares a algun profesor de historia natural"



Probablemente el taxidermista más célebre de Madrid  durante la segunda mitad del siglo XIX fue Ángel Severini, que tenía la tienda en la carrera de San Jerónimo, del que se encuentran decenas de referencias en prensa, aunque no he sido capaz de encontrar algún anuncio. Entre los taxidermistas más conocidos de París por aquella época sin duda nos hemos de referir a los Verreaux, que tampoco se debieron publicitar mucho, aunque he encontrado un anuncio de Édouard Verreaux, el mediano de los hermanos. La Maison Verreaux fue fundada en 1803 por Pierre-Jacques Verreaux y su hijo Édouard, después de haber viajado a África y Ásia recolectando especímenes, se hizo cargo de la empresa entre 1834 y 1868, fecha de su fallecimiento. Durante un tiempo, hasta 1846, el comercio se ubicó en el bulevar Montmartre. A ese período corresponde el siguiente anuncio.


 
El inglés Alexander Montagu Browne, que ejercía en Birmingham, fue autor de un par de manuales, el primero Practical Taxidermy en 1878 -se reeditaría en 1884- y el segundo Artistic and Scientific Taxidermy and Modelling -un referente en la Historia del oficio- en 1891 y, al igual que un buen número de taxidermistas, además de disecar por encargo, vendía objetos de Historia Natural.  El siguiente anuncio lo publicó en 1875 en The Lepidorist's Calendar.



El londinense James Rowland Ward se convirtió en uno de los taxidermistas más reconocidos del mundo. Miembro de una saga, se estableció por cuenta propia en 1872, y su empresa Rowland Ward Ltd. sobrevivió ofreciendo de servicios de Taxidermia hasta 1983. Londres relevó a finales del XIX a París como capital de la Taxidermia, una posición que mantendría hasta los años treinta del siguiente siglo, cuando empezaron a dominar los grandes talleres estadounidenses. El censo de Londres de 1891 arrojaba la cifra de 379 las personas empleadas en los talleres de Taxidermia de la ciudad, y el de Ward era el de mayor tamaño. A pesar de que técnicamente no era el más avanzado, Rowland Ward fue el que contaría con la clientela más adinerada, millonarios, burgueses y nobles. Ward publicó anuncios con notable frecuencia. El siguiente de 1880 insertado en su The Sportsman's Handbook to Practical Collecting and Preserving Trophies corresponde a una primera época. En 1879 había fallecido su padre y Rowland Ward recién había  ampliado y trasladado su negocio al 166 de Picadilly Street, justo en el mismo lugar donde un siglo antes se ubicó el London Museum of Natural History de William Bullock.



W. K. Mann, de Clifton, Bristol, es uno de los taxidermistas ingleses de los que disponemos menos información. Se estableció en 1868 y se mantuvo en activo al menos hasta 1893. En su última época en su publicidad se refería solamente a su condición de "naturalista". El siguiente anuncio lo insertó en la edición de 1884 de Practical Taxidermy de Montagu Browne.


 

El barcelonés Francesc Darder Llimona mantuvo abierta su empresa de Taxidermia entre 1878 y 1915, y se convirtió en el primer gran proveedor de objetos de Historia Natural de España. Sus colecciones zoológicas llegaron a decenas de museos, escuelas, institutos y universidades. Uno de sus discípulos, Lluís Soler Pujol ocuparía su lugar a principios del siglo XX. El siguiente reclamo, en el que precisamente ofrecía una colección de 50 ejemplares, lo insertó en 1886 en la revista El Naturalista que editaba él mismo. Por aquellas fechas Darder ya tenía empleados y ejercía más de empresario que de taxidermista.


 
En 1862 Henry Augustus Ward fundó en Rochester, Nueva York, el Henry A. Ward's Natural Science Establishment, que pronto se erigió como el mayor proveedor de especímenes de Historia Natural de los Estados Unidos. Por el Ward's, empresa que se mantuvo en manos de la familia hasta 1928, pasaron decenas de taxidermistas; un buen número de ellos, destaquemos a William T. Hornaday, Frederic A. Lucas, Frederic S. Webster, Carl E. Akeley o los hermanos Remi y Joseph Santens años más tarde, pasarían a engrosar la plantilla de los recién creados departamentos de Taxidermia de los  grandes museos del país, lo que a la vez aceleraría el declive de la empresa. Ello y las técnicas taxidérmicas del Ward's que, como sucedía con Rowland Ward de Londres, eran anticuadas y de escaso rigor científico. Y serían precisamente sus exempleados, entre ellos los citados, quienes desarrollarían técnicas y presentaciones innovadoras, contribuyendo decisivamente al desarrollo de la Taxidermia a escala mundial. El primero de los dos anuncios siguientes del Ward's fue publicado en 1878 en The Educational Weekly; y el segundo insertado precisamente en Taxidermy and Zoological Collecting (1891) la obra de W. T. Hornaday, corresponde a su época de mayor esplendor.



 
En el mismo tratado de Hornaday de 1891 hallamos el siguiente anuncio de la Frank Blake Webster Company de Boston, competidora directa de la Ward's de Rochester. Frank Blake Webster fue un taxidermista aficionado que en 1874 comenzó a trabajar en A.L. Ellis and Co. de Pawtucke, Rhode Island, un negocio de venta de objetos de Historia Natural. En 1884 dejó su empleo, se convirtió en editor ornitológico, y en 1888 creó su propia empresa proveedora de Historia Natural. Webster, que no destacaría como taxidermista falleció en 1922.



El manual de Hornaday incluía un tercer anuncio, el siguiente de Frederic S. Webster, que como he comentado trabajó en sus inicios en el Ward's, que ejerció como taxidermista privado en Washington, y que entre 1897 fue contratado por el recién creado Museo Carnegie de Pittsburgh. Hacia 1890 se asoció con el peletero George H. Sowdon para vender sus trabajos en la ciudad de Nueva York. A ese período corresponde la publicidad.




El taxidermista inglés Robert Brazenor estableció su negocio en Brighton en 1875. Justo veinte años después sus hijos Harry Ferris y Alfred Ferris Brazenor se harían cargo del negocio familar que a partir de entonces se denominó Brazenor Brothers. En 1896 publicaron el siguiente anuncio en la revista Novetates Zoologicae. La empresa se mantuvo en activo hasta finales de los años cuarenta del siglo XX. 




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Taxidermidades, 2019.


Recursos:
Artículo El primer de anuncio de un taxidermista publicado en España en Taxidermidades.
Artículo Los taxidermistas privados de Madrid durante el siglo XIX en Taxidermidades.
Artículo Los Verreaux, naturalistas y taxidermistas en Taxidermidades.
Artículo Los tratados de Montagu Browne. Primera Parte. "Practical Taxidermy" en Taxidermidades.

Artículo Los Ward de LOndres. Rowland Ward en Taxidermidades.
Artículo Francesc Darder Llimona, veterinario y taxidermista en Taxidermidades.
Artículo Henry A. Ward. El "Ward's Natural Science Establishment", semillero de taxidermistas en Taxidermidades.
Artículo Artículo autobiográfico de Frederic S. Webster, taxidermista del Carnegie en Taxidermidades.