Los tratados de Montagu Browne. Primera parte. "Practical Taxidermy".


Anuncio de Montagu Browne de 1875 (1).


El inglés Alexander Montagu Browne (1837-1923) (2), que ejercía como taxidermista en Birmingham, entre julio de 1876 y agosto de 1877, en la revista The Bazaar, Exchange and Mart, publicó por entregas, semanales o quincenales, Practical Taxidermy. La buena acogida de aquellas instrucciones entre los lectores motivó a la editora a reunir los artículos en un libro. Así, en 1878 apareció Practical Taxidermy. A Manual of Instruction to the Amateur in Collecting, Preserving, and Setting up Natural History Specimens of all Kinds (Taxidermia práctica. Manual de instrucción para el aficionado en coleccionar, preservar y preparar especímenes de Historia Natural de todas clases). Browne se estableció en 1870 en el número 61 de Suffolk Street y años más tarde, en 1876, se trasladaría a Broad Street, a los edificios del teatro Prince of Wales (3). En los anuncios de la época Browne se definía como naturalista especializado en entomología. Hasta entonces había publicado List of the British Macro-Lepidoptera Scientific and English Names (1871) y Collecting Butterflies and Moths (1878).

Cubierta de Practical (1878).
El libro Practical Taxidermy, que no lleva impresa la fecha de edición, tiene ciento cincuenta y cinco páginas más las de cortesía, treinta y nueve ilustraciones insertadas entre el texto, y un tamaño de 13'5 por 20 centímetros. Montagu Browne, que como comprobaremos en sus dos obras manifiesta una voluntad compiladora, dedicaba el primer capítulo a repasar la historia de la Taxidermia, comenzando con referencias a los procedimientos de embalsamamiento practicados por los egipcios y descritas por Heródoto (4), a quienes Browne denomina "los primeros taxidermistas", técnicas que variaban dependiendo de la capacidad económica del fallecido. Explicaba la diferencia entre el disector, la persona encargada de abrir el cadáver con una "piedra cortante de Etiopía", que se veía obligada a huir después de haber profanado el cuerpo, y el embalsamador, que disfrutaba de gran consideración y respeto y libre acceso a templos y personas sagradas. Browne cita igualmente a Diodoro Sículo (5), que valoró en moneda corriente las tres variantes de embalsamamiento egipcio y detalló algo más los procedimientos. Aludiendo a una obra de John Gardner Wilkinson (6), relaciona además los preservativos salinos y bituminosos (gomas, resinas, etc.) y el resultado que estos proporcionaban. Browne recurre al Manuel du Naturaliste Préparateur (1825) de Pierre Boitard, que asimismo apelaba a Heródoto, para precisar que dependiendo de la clase, el tiempo de preparación de las momias era de 30, 40 ó 70 días. Browne se refiere al natrón, producto empleado en el embalsamamiento y cuya descripción, dice, variaba según versiones, las que establecen que se trata simplemente de carbonato sódico, o las que se refieren a él como la sal cristalizada del lago Natrón. Browne se inclina no obstante por una tercera, la que defendía que el natrón usado por los egipcios se trataba de una mezcla de biborato sódico (7), sosa cáustica y muriato sódico (8); y puntualiza que no debía confundirse con el nitrato potásico o salitre. Otros productos empleados por los antiguos egipcios eran el vino de palma, con el que se limpiaba la cavidad intestinal, y el aceite de cedro. Browne afirma que el embalsamamiento egipcio "fue imitado" por judíos, griegos, romanos y por los guanches de las Islas Canarias; describe las técnicas de estos últimos; se refiere a las momias peruanas de Arica, a las africanas, y a algunas europeas como las encontradas en Tolouse y Dublín. En este punto el autor relaciona las momias de animales, también del Antiguo Egipto, de perros, gatos, ibis, cocodrilos, serpientes, halcones, y hasta la momia de un hipopótamo descubierta en Tebas, todos ellos animales considerados sagrados.

Portada de Practical (1878).
Browne no obstante sitúa los inicios de la Taxidermia, tal y como la conocemos, a mediados del siglo XVIII. Cita a René Antoine Ferchault Réaumur, de quien describe sus métodos, y al "autor anónimo de un tratado francés de 1758 traducido al inglés en 1820" -se refería así a la Mémoire Instructif de Étienne-François de Turgot-. Alude al manual del abad Denis Joseph Manesse y al método de Pierre Jean-Claude Mauduyt de la Varenne -publicado en 1782 en la Encyclopédie Méthodique (9)-. También a los manuales de Pierre-François Nicolas (1800) y de Jacques Marie Hénon y Philippe Mouton-Fontenille de la Clotte (1801). El último taxidermista francés al que se refiere Browne en esta introducción del libro es Jean-Baptiste Bécoeur, creador del célebre jabón arsenical, de quien describe su método (10).

Montagu Browne se refiere a la colección de Hans Sloane, originaria del futuro Museo de Historia Natural de Londres, precisa el número de ejemplares que contenía en los años 1725 (1.194 mamíferos, 753 aves, 1.007 peces y 345 reptiles) y 1753 (1.886 mamíferos, 1.172 aves, 1.555 peces y 521 reptiles), y detalla el proceso de ampliación y adquisición de nuevos ejemplares, hasta la configuración del Museo Británico de Historia Natural. También a la colección Montagu, abierta al público en 1759, inicialmente sólo de mariposas, que en 1769 adquirió en Holanda una importante colección de aves; que obligaba a sus visitantes a guardar cola durante varias horas para, a continuación, tener que admirar apresuradamente toda la colección en apenas pocos minutos. Dicha colección se compró por 11.000 libras y pasó a engrosar los fondos del British Museum. Browne compara el Museo Británico con otros museos europeos. En 1836 el British contenía 405 especies de mamíferos, 2.400 especies de aves (4.659 especímenes), 600 especies de reptiles (1.300 especímenes) y 1.000 especímenes de peces. En esa época el Museo de París disponía de 500 especies de mamíferos y 2.300 especies de aves (6.000 especímenes). Browne afirma que el Museo de París, "el más antiguo", crecía más lentamente que los de Viena o Berlín, con colecciones más numerosas. En malacología, París y Londres se encontraban a la par, muy por delante de Berlín y Leiden. En 1848 el British Museum almacenaba 29.595 especímenes en total (5.797 mamíferos, 13.414 aves, 4.112 reptiles y 6.272 peces).
 

Grabado de la primera edición de Practical Taxidermy.

 
Browne recuerda a "un viejo escultor de La Haya" que practicaba la Taxidermia, sobre todo de mamíferos, y afirma que no existe libro alguno sobre Taxidermia en inglés u holandés anterior a 1800. Entre los autores de los primeros tratados ingleses cita a William Swainson (A Treatise on Taxidermy, 1840), al capitán Thomas Brown (The Taxidermist's Manual, 1833), y al "excéntrico genio" Charles Waterton (Wanderings in South America, 1825), que "montaba sus aves sin alambres", y que llegó a afirmar él mismo que su sistema "no obtendría el favor de la rígida escuela del disecado". Browne afirma que los taxidermistas franceses y alemanes estaban más avanzados por los ingleses, "un estigma que duró hasta la Gran Exposición de 1851" (11). En esa fecha establece Browne el arranque de la Taxidermia británica, "que avanzó más que ninguna otra", añadiendo que los taxidermistas ingleses comenzarían a destacar al incorporar rocas, hierba, y otros elementos naturales, y crear unos montajes ambientados lo que, según él mismo, supuso "uno de los progresos más rápidos en Taxidermia que se hayan conocido".

Grabado de Practical Taxidermy (1878).
Los dos capítulos siguientes los consagra a la captura de animales y a los utensilios necesarios. El cuarto Browne lo dedica a los jabones y los polvos preservativos. Recuerda las palabras de Waterton quien llegó a afirmar que "el arsénico es peligroso para el operador e ineficiente como preservativo". Browne, partidario en esta obra del arsénico, detalla la composición del jabón arsenical de Jean-Baptiste Bécoeur, afirmando que el francés lo había creado hacia 1770 (12), y del "jabón arsenical de Swainson" -sin sal tártara (13) ni carbonato de calcio en polvo, pero con carbonato de potasa-, para presentar a continuación el suyo, el "jabón arsenical de Browne", una mezcla de una libra (14) de arsénico, tres de carbonato de calcio, dos de jabón líquido y dos onzas de alcanfor (15) o solución de almizcle (16). Browne dedica dos páginas a defender el arsénico, con argumentos a favor y en contra, como el único preservativo eficaz. A pesar de ello, y para los lectores que no lo quisieran emplear, facilita la fórmula del que bautiza como "jabón preservativo de Browne", compuesta por libra y media de carbonato de calcio, una libra de jabón, y dos onzas de hipoclorito cálcico.

Otras fórmulas que Browne relaciona son la muy peligrosa "solución de corrosivo sublimado de Waterton"; el "preservativo de Gardner" (17), formado a partir de seis onzas de arsénico, tres de corrosivo sublimado (18), dos de jabón amarillo, una onza de alcanfor y media pinta (19) de alcohol; y el "polvo preservativo de Bullock", que podemos encontrar, dice, "en otro pequeño tratado para los aficionados deseosos de convertirse en suicidas bajo la transparente pretensión de convertirse en taxidermistas" (20), y cuya fórmula describió Swainson -Browne le añade solución de almizcle-: una libra de arsénico, otra de alumbre (21) en polvo, dos libras de "corteza de árbol de curtidores" (22), una de alcanfor y media onza de solución de almizcle. A continuación el suyo, el "polvo preservativo de Browne", indicado para aves y pequeños mamíferos, compuesto por una onza de tanino puro (23), una onza de pimienta roja, otra de alcanfor y ocho onzas de alumbre en polvo. Para los de mayor tamaño propone el "polvo preservativo para pieles de animales" -animales por mamíferos- , compuesto por una libra de alumbre y otra de nitrato potásico. Browne describe el "baño preservativo de Waterton" para aplicar a los animales ya disecados, y la simplemente denominada "solución preservativa", una mezcla de dos onzas de nitrato potásico, cuatro de alumbre, un cuarto de onza de corrosivo sublimado, y un octavo de onza de sal amoniacal, todo ello mezclado en medio galón de agua caliente, con idéntica finalidad, pero que resuelve la dificultad de disolución del sublimado corrosivo con el alcohol. La anterior no es más que una variable de la "solución de Goadby", formada con cuatro onzas de sal marina, dos de alumbre, cuatro granos de corrosivo sublimado y dos cuartos de agua caliente.

Anuncio de Browne en Practical (1878).
Para peces y reptiles Browne propone la "solución alcohólica", una mezcla de pinta y media de alcohol metílico, media de agua y dos onzas de alumbre. Asimismo recomienda la "solución de Möller", "usada en las facultades de medicina" y compuesta por dos onzas de bicromato potásico (24), una de sulfato sódico (25) y tres pintas de agua destilada. Browne menciona "una preparación con bórax (26) que utiliza el señor Robottom de Birmingham, quien lo utiliza para tejidos tanto animales como vegetales, y que también usa para curtir pieles". Para preservar los animales ya disecados Browne, que desconfía del uso "tan extendido en museos" del alcanfor como preventivo, facilita la fórmula del "baño de ácido carbólico" (27), una combinación de una libra de ácido carbólico, tres onzas de corrosivo sublimado, media onza de sal amoniacal, cuatro onzas de tanino puro y 4 galones de agua caliente; y el "baño preservativo", una mezcla de 1 pinta de éter sulfúrico puro (28) y seis granos de corrosivo sublimado. La última fórmula que Browne aporta en su tratado es la "solución salina para embotellar peces y reptiles", compuesta por un grano de corrosivo sublimado, 90 granos de cloruro sódico (29) y una pinta de agua destilada. El autor finaliza el capítulo revelando las fórmulas que él emplea, el jabón preservativo de Browne para las aves, y el polvo preservativo para animales.

Cubierta de la segunda edición.
La preparación de las aves protagoniza el capítulo quinto. Montagu Browne propone emplear un estornino, "lo mejor para empezar como amateur". Desuella de la forma más usual, comenzando por el esternón. Comenta la preparación de pieles y su etiquetado con fines científicos, también otras alternativas de desollado -por el dorso o bajo las alas- que no recomienda. Subraya que el cuello del falso cuerpo de estopa ha de ser notablemente más corto puesto que "el cuello natural empieza entre las clavículas". El alambrado de patas y alas, el cosido, el montaje, la colocación de las plumas y el secado también es el corriente. En este punto Browne transcribe durante cinco páginas el método de Charles Waterton, para luego pasar a rebatirlo. Disiente de Waterton en que el ave tenga que estar en perfecto estado -"pequeños defectos son reparables"-; en la no utilización de alambres -"lo he probado y es imposible"-; en la eliminación del cráneo original; en el relleno de la piel con algodón "bit a bit" -trocito a trozito-. Browne prefiere colocar los ojos una vez el ave esté seca, humedeciendo las órbitas. Tilda el método de Waterton "en una palabra" como "impracticable por cualquiera". Tras esa reprobación, Browne se refiere al sistema de alambrado de patas y alas fijadas estas a anillos formados en el alambre principal, y al simple rellenado, método que él llama "de cuerpo blando", que no recomienda. Tampoco avala el empleo de turba (30) para confeccionar los cuerpos artificiales, debido a la suciedad y al polvo y a la apariencia rígida que presentan las aves montadas con este material. Este capítulo concluye con indicaciones para el desollado de las aves con cuello largo o con la cabeza grande, y acerca de crestas y carúnculas.

Portada de la 2ª edición.
En el capítulo sexto Browne toma como ejemplo un zorro para instruir acerca del desollado y preparación de "animales" -por "mamíferos"-. Después de tomar las medidas lo desuella de forma usual manteniendo unidos a la piel los huesos descarnados de las patas y el cráneo. Aplica el preservativo y vuelve la piel. Extrae y conserva la lengua sumergiéndola en un piquelado (31) de tanino y ácido carbólico. Browne propone montar la piel al día siguiente para que el preservativo penetre en la piel. retoma la tarea rellenando de estopa las cavidades del cráneo con el fin de modelarlo, y vuelve la piel. También alambra las patas y les da forma rellenándolas con estopa cortada. Va henchiendo el cuerpo con también con estopa "teniendo en cuenta la postura que deberá aparentar". Después de coser la incisión, monta el espécimen sobre una tabla de madera y acaba de fijar las orejas, los músculos y los ojos. Al contrario que con las aves, Browne inserta los ojos antes del secado. La particularidad en este caso se encuentra en que la lengua, una vez piquelada, es desollada y descarnada, rellenada, cosida y colocada en su lugar. Una vez montado y seco, "el animal se lava" con la preparación de protección contra insectos. El autor reconoce que ese procedimiento para mamíferos no es el más científico, puesto que no se marcan los músculos superficiales, ni algunas partes de las patas, ni el contorno de los carrillos, pero que se trata del más sencillo para principiantes, a la vez que el más seguido por la mayoría de taxidermistas.
 

Frontispicio de Practical Taxidermy (1884).

 
A continuación describe el "método de modelaje con mejores resultados", aunque más prolijo. "Modelling versus stuffing". Desuella completamente la piel sin dejar hueso alguno. En esta segunda alternativa la cabeza, una vez descarnada, es modelada en cartón piedra (32). Browne aplica arcilla a orejas, nariz, labios, etc., e introduce la cabeza con su alambre en la piel. También varía algo el alambrado y relleno de las patas puesto que introduce un segundo alambre para formar el músculo. Describe el proceso de confección del modelo utilizando alambres, estopa y yeso "aplicado artísticamente". El acabado final es similar al primer método. Explica aún un tercer sistema, útil para las pequeñas cabezas con cuernos, consistente en hacer las incisiones iniciales del desollado por el dorso del animal hasta llegar a la base de los los cuernos. Esa es la única variante. Browne prosigue precisando cómo desollar los grandes mamíferos y conservar y trasladar sus pieles. Se trata de instrucciones para los recolectores viajeros.

Para montar las cabezas parte de un óvalo de madera del que sale un perfil de madera atornillado al cráneo (ver imagen más arriba). En los cantos de los perfiles se clavarán puntas -"french nails"- que servirán para ir entrelazando el hilo que envolverá la turba -paradójicamente la había desaconsejado para rellenar aves- con la que se formará el cuello. A continuación añade una capa de escayola que marcará los músculos, y sobre la que descansará la piel. La nariz, la órbita de los ojos, etc. se modelarán con arcilla. Ese ha sido el método básico de montaje de cabezas durante la primera mitad del siglo XX. Browne prosigue abordando el montaje de un animal entero con el sistema anterior de un perfil de madera, lo que ya se consideraría un método dermoplástico. Montagu Browne transcribe un texto donde se narra el procedimiento que utilizaron "años atrás" en el Museo de París para montar un elefante. Para medirlo emplearon un invento creado por Lassaigne, ebanista del Museo, que consistía en una cinta métrica de metal flexible, "la utilizada por los zapateros, pero a mayor escala". El texto describe el desollado, el curtido al alumbre, etc., que efectuó Desmoulins; el cuerpo artificial que Lassaigne fabricó en madera de tilo, hueco por dentro, y "en el que uno se podía introducir". Aunque no cita el origen de ese testimonio, se trata de la descripción que Louis Dufresne, taxidermista jefe del Museo de París, hizo del montaje del popular elefante Hans en su artículo Taxidermie que se publicó en el Nouveau Dictionnaire d'Histoire Naturelle (1803). El capítulo dedicado a los mamíferos lo finaliza Browne con algunas particularidades, como por ejemplo la necesidad de que los murciélagos se desuellen por la espalda.

Montagu Browne reconoce que la preparación de peces constituye uno de los rangos con más dificultades de la "ciencia taxidérmica". Toma un lucio como ejemplo, que desuella por un lateral. Describe y propone soluciones para las dificultades que van surgiendo. Descarna la piel y la cabeza introduciendo los dedos o herramientas por los ojos y la parte posterior del cráneo. Preserva la piel. Alambra el pez longitudialmente, formando un óvalo que introduce en la parte posterior de la cabeza y que sirve de sujeción, y con anillos algo distanciados; todo ello conformará la columna. En los anillos se fijarán los alambres que perpendicularmente sujetarán el pez a la peana. Browne aplica papel engomado sobre el alambre, para luego cubrirlo con algodón hasta alcanzar la medida del cuerpo original. La base de las aletas las rellena con yeso blanco. Introduce el cuerpo artificial en la piel, rellena los huecos con arcilla o estopa y luego la cose. El autor advierte acerca de la posible pérdida de escamas en la cara oculta, "pero hemos de tener en cuenta que la pieza tendrá visible una cara buena". Antes del secado del sujeto aplica ácido carbólico a la piel. Una vez seco el ejemplar -"un mes más tarde"-, lo colorea "de acuerdo con la naturaleza", coloca los ojos y, si procede, lo monta en una vitrina con las apropiadas plantas acuáticas. Browne concluye el capítulo comentando que puede usarse serrín o salvado para el relleno, complementándolo con estopa o yeso blanco en algunas partes. "Algunos taxidermistas sólo usan estopa, pero ello no es recomendable".
 

Grabado de Practical Taxidermy (1884).

 
En el capítulo octavo aborda el desollado, conservación y montaje de reptiles. Las serpientes las desuella mediante una incisión en el estómago. Las más pequeñas a través de la boca. Browne propone rellenar las pequeñas serpientes de arena fina, taponando el cuello con algodón y rellenando la cabeza con arcilla. Las más grandes sugiere rellenarlas con una mezcla de serrín y arena fina. Los sapos se sumergirán en una solución endurecedora y se desollarán por la boca, rellenándolos con arena o escayola, al igual que los lagartos. Las tortugas las desuella de la forma acostumbrada. Los capítulos siguientes están dedicados al curtido de pieles; al ablandado y limpieza de pieles, cuernos, conchas, etc.; al coloreado de picos y patas de aves; el secado y coloreado de vegetales; el moldeado con escayola; la conservación de arañas, conchas, esqueletos, etc. Browne consagra los capítulos restantes a la fabricación de rocas artificiales, montaje de vitrinas, conservación de huevos, actitudes de las aves, grupos de animales, y entomologia, materia en la que, como ya se ha avanzado, el autor era especialista.

El libro debió de servirle, sin duda, como mérito para adjudicarse en 1881 la plaza de conservador del Museo de Leicester, a la que aspiraban otros dieciocho candidatos. Practical Taxidermy, además, debió disfrutar de una buena acogida puesto que en 1884 Browne, que ya había ingresado como miembro en la Zoological Society, publicó una segunda edición notablemete ampliada, de 354 páginas, más del doble que la anterior, con 58 ilustraciones, frontispicio, y cuatro grabados más una lámina desplegable. La mayoría de las imágenes insertadas en el texto eran nuevas, como también lo eran los grabados a página completa. En el prefacio el autor aseguraba que tras la aparición de la primera edición había recibido cientos de cartas de lectores y que "los editores me invitaron a revisar algunas partes del trabajo si lo creía conveniente, y que a su vez añadiera métodos técnicos para modelar animales de una manera artística". El título completo de la reedición era Practical Taxidermy. Manual of Instruction to the Amateur in Collecting, Preserving, and Setting up Natural History Specimens of all Kinds. To Which is added a Chapter upon the Pictorial Arrangement of Museums, es decir, se añadía además un capítulo sobre la disposición y estructura de los especímenes en los museos, basada en su experiencia reciente en Leicester. La lámina desplegable contiene precisamente un plano de la disposición de la sala de vertebrados del Museo de Leicester que el propio Browne diseñó.
 

Grabado de la segunda edición mostrando la estructura de un mamífero.

 
Los cambios más notables respecto a la primera edición los encontramos en el capítulo descriptivo de las fórmulas preservativas. En este caso el autor había modificado las de su "jabón preservativo (no venenoso) (33) de Browne", añadiéndole una libra más de carbonato cálcico -ahora eran dos libras y media- y una onza de solución de almizcle; y la de su "polvo preservativo para pieles de animales", ahora "para pieles de mamíferos-, en la que reducía de una a un cuarto de onza la porción de nitrato potásico. Incorporaba además nuevas fórmulas. A saber, la "fórmula de Medlock y Bayley", una mezcla de un galón de bisulfito de calcio (34), una cuarta parte de pinta de sal común y de dos a cuatro galones de agua. El "preservativo líquido nº 1 de Wickersheimer", compuesto por 3.000 partes de agua hirviendo, 100 partes de alumbre, 25 de cloruro sódico, 12 de nitrato potásico, 60 de potasa y 10 de ácido arsenioso. Una vez mezclado y filtrado, por cada diez litros obtenidos se debían añadir cuatro de glicerina (35) y un litro de alcohol metílico. El "preservativo líquido nº 2 de Wickersheimer", una mistura de ácido arsenioso, cloruro sódico, sulfato potásico, nitrato potásico, carbonato potásico, agua, glicerina y "alcohol de madera" (36), en proporciones que variarán según se use inyectando o por inmersión. El "baño de ácido carbólico nº 1 para mamíferos", compuesto por dos onzas de ácido acético (37), una de alumbre en polvo o tanino puro y una pinta de agua. El más simple "baño de ácido carbólico nº 2 para aves" consistente en añadir una onza de ácido acético a una pinta de agua. Basándose en las fórmulas que contenía el libro del doctor A. Günther, ictiólogo y jefe del British Museum, Browne facilita varias recetas para conservar peces y reptiles en las que se mezclan en proporciones variables alcohol etílico, alcohol metílico, agua destilada, glicerina y nitrato potásico. En este apartado también alude a un nuevo "fluido alcanforado" para inmersión de peces y a un "fluido preservativo para moluscos", este último el que propuso el médico y naturalista John Woodward en sus Instrucciones publicadas en 1696.

Una tercera edición de Practical Taxidermy aparecería en 1922, paradójicamente veintiocho años después de que Browne publicara una obra notablemente mejor, Artistic and Scientific Taxidermy and Modelling (1896), que se convertiría en todo un clásico y una referencia en cuanto a bibliografía taxidérmica.


Notas y créditos.-
(1) Publicado en The Lepidorist's Calendar en 1875.
(2) Algunos autores dan 1839 o 1842 como fecha de su nacimiento y 1903 como la de su fallecimiento; otros 1845 y 1928 respectivamente.
(3)  Precisamente su local del número 61 de Suffolk Street, una calle con gran concentración de taxidermistas y comerciantes de objetos de Historia Natural, sería sucesivamente ocupado por otros dos taxidermistas, por Aaron Franklin hasta 1880, y a partir de esa fecha por Edward Francis Spicer.
(4) Historiador griego del siglo V a.C. Escribió acerca de la momificación egipcia en su libro 2, logo 5.
(5) Historiador griego del siglo I a.C.
(6) Considerado como el primer egiptólogo británico, entre 1837 y 1841 publicó en seis volúmenes Manners and Customs of the Ancient Egyptians.
(7) Bórax o tetraborato sódico.
(8) Cloruro sódico o sal común.
(9) Browne coincide con otros autores, como por ejemplo Louis Dufresne, en que Mauduyt escribió su "método para preparar aves" a partir de las notas del preparador Lerot, su taxidermista de confianza. Siempre se dijo que Mauduyt nunca preparó un ave.
(10) Precisamente Bécoeur mantuvo una viva polémica con Mauduyt acerca de cuál era el mejor producto preservativo.
(11) La Exposición Universal de Londres de 1851.
(12) En realidad Bécoeur lo inventó en 1743.
(13) Potasa.
(14) 1 libra equivale a 16 onzas o 453'59 gramos; 1 onza equivale a 16 dracmas o 28'35 gramos; 1 dracma equivale a 1'77 gramos; 1 grano equivale a 64'80 miligramos.
(15) Sustancia que se obtiene del árbol alcanforero (Cinnamomum camphora) con propiedades antisépticas.
(16) Sustancia de fuerte olor que segrega la glándula de ciertos animales y que también se encuentra en el reino vegetal en el almizcle común (Mimulus inoschalus).
(17) James Gardner, autor de Bird, Animal and Fish stuffing and preserving (1866).
(18) Bicloruro de mercurio.
(19) 1 pinta equivale a 568'26 mililitros; 1 cuarto equivale dos pintas, es decir, a 1'14 litros; 1 galón son cuatro pintas o 4'55 litros aproximadamente.
(20) William Bullock (ca. 1773-1849), naturalista y coleccionista de Historia Natural.
(21) Alumbre de roca o sulfato de aluminio y potasio. Tiene propiedades curtientes.
(22) Ver nota 23.
(23) El tanino es una sustancia curtiente que se obtiene de la corteza de ciertos árboles.
(24) Dicromato potásico.
(25) Tetraóxidosulfato de disodio.
(26) Tetraborato de sodio. Posiblemente esta se trate de una de las primeras menciones a este producto en un tratado de Taxidermia. El bórax fue popularizado a principios del siglo XX por el estadounidense Leon Luther Pray, que trabajó en el Museo Field de Chicago.
(27) También se le conoce como fenol o alcohol fenílico. Tiene propiedades antisépticas.
(28) El éter sulfúrico o etílico es un anestésico que se emplea comunmente como disolvente.
(29) Sal común.
(30) Material orgánico formado por descomposición vegetal, que seco se emplea generalmente como combustible.
(31) El piquelado se trata en realidad de un baño de preparación previo al curtido en el que la piel se sumerge en una mezcla de agua, sal y ácido, con el objetivo de facilitar que el agente curtiente penetre en el cuero.
(32) Mezcla compuesta por papel o cartón y yeso o escayola.
(33) Browne, años antes defensor del arsénico, añadió ese "no venenoso" entre paréntesis en esta segunda edición. Empezaba pues a tomarse en serio su toxicidad. En Artistic and Scientific Taxidermy and Modelling (1896) se ya mostraría contrario a su empleo.
(34) Sulfito ácido de calcio. Tiene propiedades conservantes.
(35) La glicerina o glicerol es un alcohol con propiedades antisépticas.
(36) Metanol o alcohol metílico.
(37) Ácido etanoico.


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Taxidermidades, 2017.


Bibliografía:
Montagu Browne   Practical Taxidermy , en The Bazaar, Exchange and Mart, and Journal of the Household , vols. 15-17, The Bazaar, Londres, 12 de julio de 1876 a 15 de agosto de 1877.
Montagu Browne  Practical Taxidermy. A Manual of Instruction to the Amateur in Collecting, Preserving, and Setting up Natural History Specimens of all Kinds , The Bazaar, Londres, 1878.
Montagu Browne  Artistic and Scientific Taxidermy and Modelling , Adam and Charles Black, Londres, 1896. 
Montagu Browne   Taxidermy and Modelling , en The Encyclopaedia of Sports and Games, vol. 4, William Heinemann, Londres, 1911.
Christopher Frost   A History of British Taxidermy , The Lacenham Press, Lavenham, 1987. 

Recursos:
Artículo Los tratados de Montagu Browne. Segunda Parte. "Artistic and Scientific Taxidermy and Modelling" en Taxidermidades.
Artículo El lustro de los grandes tratados de Taxidermia publicados (1891-1896) en Taxidermidades.