"Manual de Taxidermia" (1908) de Lluís Soler Pujol.


Manual de Taxidermia (1908).
El taxidermista barcelonés Lluís Soler Pujol (1871-1923), fundador de un negocio que permanecería abierto durante 121 años, publicó en 1908 su Manual de Taxidermia, un libro de tamaño cuarto, con 160 páginas y 125 ilustraciones, entre dibujos y fotografías. Soler, asimismo proveedor de material, escribió el volumen con el propósito de venderlo en su tienda y aumentar su clientela con taxidermistas aficionados. De hecho, las últimas diez páginas contienen un catálogo de productos tales como herramientas, conservantes, alambre, ojos de cristal, peanas, además de material entomológico -otra de sus especialidades-, y botánico. A título de curiosidad, el ejemplar consultado fue dedicado en 1910 por Soler "Al Muy Ilustre Doctor Dachs".
 
El tratado arranca con la definición, justificación y algunas pinceladas históricas de la Taxidermia, su utilidad y su consideración como arte. En este primer capítulo Soler menciona la bibliografía que debió consultar para redactar su texto. Entre los autores citados en una nota al pie se hallamos a Joan Grau-Bassas, Manuel Llofriu, Pierre Boitard, Raffaello Gestro, Amédée Alléon, Guillaume Capus, Graham Allen, Montagu Browne, Le Roye, William Temple Hornaday, Walter Porter Manton, John Stewart Rowley, Robert Voegler y Samuel Wood. Como comprobaremos en breve, su principal fuente es el Manuel du Naturaliste Préparateur (1825) de Boitard, aceptable en su tiempo, pero con técnicas obsoletas para principios del siglo XX, lo que conlleva que este Manual de Taxidermia viera la luz desfasado.

El preservativo en pasta que empleaba Soler en su taller -uso que había aprendido de su maestro Francesc Darder, según afirma- era el jabón arsenical de Jean-Baptiste Bécoeur, ofreciendo además en el manual algunas variaciones de la fórmula original. En este punto el autor previene acerca del uso de la pasta gomosa de Pierre-François Nicolas, que considera ineficiente, aunque paradójicamente acompaña esta advertencia facilitando su receta. Soler prosigue con los conservantes en polvo, de los que afirma sólo sirven para conservar la piel durante el traslado de la pieza, no para aplicarlos durante la preparación del ejemplar. A pesar de ello facilita varias fórmulas: la mezcla de alumbre (1), arsénico y sal, nociva por inhalación para el taxidermista; a continuación se remonta a más de siglo y medio antes para ofrecer a lector las primarias mezclas de Tesser Samuel Kuckhan (sublimado corrosivo (2), alumbre, flor de azufre (3) y tabaco), el capitán Thomas Davies (alumbre, alcanfor (4) y canela (5)) y nada menos que la del naturalista Carl von Linné (áloe (6), mirra (7) y coloquíntida (8)); a casi un siglo antes para ofrecer una mezcla de Theodor Thon -cuya obra es en realidad la traducción de la de Pierre Boitard (9)- u otra de Johann Friedrich Naumann. Para esa transición hasta el taller del disecador, la fórmula en polvo para aplicar a las pieles recomendada por Soler es una mezcla a partes iguales de cal en polvo y pelitre (10). A continuación el autor aborda los preservativos en líquido y lo hace siguiendo su afán compilador -"siguiendo a Boitard", según él mismo-, facilitándo sus fórmulas a la vez que los desaconseja. Así ocurre con el licor curtiente de Philippe Mouton-Fontenille; con el aconsejado por Boitard, un curtido mitad vegetal mitad mineral (agua, corteza de encina y alumbre); el curtido empleado "por los naturalistas-preparadores de la capital de Francia", la durante largo tiempo generalizada mezcla de agua, sal común y alumbre de roca; la variación de Jean-Nicolas Gannal de esta última, añadiéndole nitrato potásico; incluso recuerda al abad Denis Joseph Manesse (1787) para referirse a su variante (agua, sal, alumbre y cremor tártaro (11); y a la nociva mezcla de sublimado corrosivo y alcohol. Como preservativos para "lavados exteriores", vuelve a recurrir a Boitard: "licor espirituoso amargo", el "licor de Smith", y el "vernis"; y motu proprio añade a la lista el de Naumann. Siguiendo el guión del autor francés Soler se refiere a los "líquidos para inyecciones" y a las soluciones alcohólicas para conservar ciertos especímenes sumergidos.
 
Soler dedica el tercer capítulo a relacionar las herramientas y algunos materiales, y el cuarto a los materiales de relleno, que van desde el algodón para los ejemplares muy pequeños, pasando por la estopa para los medianos, hasta el heno y la paja para animales de mayor tamaño. El autor cita otros empleados ocasionalmente a lo largo de la historia, como el corcho, el esparto, las algas, el serrín o la corteza de algunos árboles (12), y se detiene en la flor de espliego (13) para afirmar que uno de los primeros taxidermistas conocidos de Barcelona, Melcior Joaquim Devesa, la empleaba y que "hemos observado ejemplares rellenados con aquel material que después de un número de años bastante crecido, se presentaban en estado inmejorable de conservación" (14).
 
 
Páginas dedicadas al montaje de aves.

 
En los siguientes capítulos aborda la preparación de aves. Al describir el desollado, que es el ordinario, cita de nuevo en el texto a Capus, Gestro y Boitard y, siguiendo a este último, prosigue con el método de montaje que, en este caso supone un paso atrás, puesto que no emplea un cuerpo ficticio, sino que propone el sistema ya entonces abandonado por obsoleto y poco práctico de un alambre central al que se fijan los alambres de las extremidades para, a continuación, ir henchiendo la piel con el material de relleno. Recordemos que el cuerpo ficticio se empezó a usar ya a principios del siglo XIX, que Boitard no se hizo eco de la novedad, y que a principios del XX, un siglo después, era de uso generalizado. La finalización del montaje de pájaros es la habitual, sin sobresaltos. Termina el apartado con fotografías de varios montajes de aves "disecadas en nuestro taller".
 
En lo concerniente a mamíferos, su desollado es el acostumbrado, mientras que para el relleno "la labor del naturalista se reducirá a introducir la materia rellenadora, comprimiéndola y comunicando a las diversas partes del ejemplar la forma que les sea propia". Soler concluye la sección con algunas páginas con fotografías de mamíferos montados en su taller. Conforme avanza el texto las explicaciones son más sucintas para cada clase de animal:
   "Al estudiar la preparación de los peces seremos muy breves, abonando esta brevedad diferentes causas.
   Ante todo muchas de las cuestiones de las que nos hemos ocupado en la preparación de las aves y de los mamíferos, están dotadas del carácter de generalidad, siendo por tanto aplicables a esta clase."
 
La referencia a los más onerosos, precisos y procelosos métodos esculturodérmicos o dermoplásticos, en aquella época circunscritos a museos, se limita al siguiente párrafo:
   "Este o parecido sistema, seguido en nuestros tiempos por los disectores más afamados, constituye un lazo de unión entre la escultura y la taxidermia. Su ejecución dificilmente se aprende consultando obras y leyendo revistas, que tan solo podrán servir para formar una idea general y abstracta, pero de ninguna manera para proporcionar conocimientos que hagan expedito el camino para llegar a la ejecución de estas enseñanzas, para lo cual es indispensable adiestrarse en la práctica de esta operación."

Soler únicamente contempla el desollado de peces y cetáceos partiendo de una incisión por el abdomen, no se refiere a la posibilidad de desollar por un lateral. La descripción de dicho desollado y limpieza de la piel ocupa una docena de líneas. Tras la aplicación del preservativo,  un sencillo alambrado y un relleno embutido conducen al cosido de la piel, fijación de las aletas, secado y coloreado del ejemplar. Entre las fotografías de trabajos del autor, la de un delfín, una mielga y un tiburón peregrino.
 
La reedición de 1921.
Tres páginas con generalidades dedica Soler a la preparación de reptiles y anfibios. Los saurios procediendo como con los mamíferos. Las serpiente desollándolas a partir de una incisión "a la mitad de la longitud del cuerpo", dividiendo el tronco, "arremangando" la piel, cosiendo y rellenando por la boca, desconocemos con qué material. Las tortugas serrando "la parte inferior de la sustancia ósea que recubre a su cuerpo, separando la porción de piel adherida a la misma. Con esto se dejan expeditas todas las demás operaciones, que son idénticas a las realizadas en los Saurios". Los Urodelos procediendo como con los reptiles y los Anuros desollando y descarnándolos a través de a boca. Debemos suponer que el relleno consiste en el atiborrado de algodón.
 
En el apartado dedicado a la preparación de insectos y orugas, abundante en ilustraciones, nos reencontramos con el Soler comerciante, vendedor de instrumental tal como botes de captura, extendedores, cazamariposas, alfileres, pinzas, cajas entomológicas, etc. Los dedicados a crustáceos, gusanos, moluscos y estrellas de mar son irrelevantes. Algunas particularidades sobre la preparación de alfombras de piel, la forma de desollar las cabezas de trofeos de caza destinadas a ser disecadas, o las preparaciones osteológicas rematan la parte dedicada a Taxidermia. El manual concluye con las preparaciones botánicas y la conservación de colecciones.
 
Lluís Soler reeditaría su manual en 1921, con un tamaño físico más reducido y mayor número de páginas. Al texto, prácticamente el mismo, añadió ilustraciones, algunas firmadas por A. Soler (15), casi con toda probabilidad la propia hija del taxidermista, y también algunas fotografías con  más montajes propios. En su referencia a los métodos dermoplásticos agregó: "Según nuestro criterio y por la experiencia adquirida aconsejamos para las especies de mayor talla se utilice dicho armazón, del que dan una idea las figuras 45, 46, 47 y 48. Las dos últimas aparecen reproducidas en las señaladas con números 49 y 50, con la piel colocada ya sobre el aludido armazón". Este es casi el único texto añadido en la reedición de la obra. Las últimas páginas del libro incluyen una fotografía de la fachada del negocio de Soler en la Plaza Real de Barcelona.
 

Ilustraciones alusivas a los métodos dermoplásticos en la edición de 1921.


Notas.-
(1) Alumbre de roca, bisulfato de aluminio con propiedades curtientes.
(2) Bicloruro de mercurio.
(3) Azufre puro molido.
(4) Eficaz antipolillas que se obtiene del árbol alcanforero (Cinnamomun camphora).
(5) Se obtiene del árbol de la canela (Cinnamomum verum) y posee propiedades antibacterianas.
(6) Género de plantas suculentas tradicionalmente empleado con usos medicinales.
(7) Resina gomosa con propiedades antisépticas que se obtiene del árbol Commiphera Myhrra.
(8) Citrullus colocynthis.
(9) Manuel du Naturaliste Préparateur de Pierre Boitard también se tradujo al español en 1833.
(10) Anacyclus pyrethrum.
(11) Bitartrato potásico.
(12) La corteza de ciertos árboles contiene taninos con propiedades curtientes.
(13) Lavandula latifolia, con propiedades antisépticas.
(14) Véase el artículo Los gabinetes privados de Historia Natural en la Barcelona del siglo XIX  publicado en Taxidermidades.
(15) Anna Soler Boix.
 
 
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Taxidermidades, 2024.
 
Bibliografía:
Pierre Boitard   Manuel du Naturaliste Préparateur , en Manuels Roret,  Roret, Paris, 1825.
Luís Soler Pujol   Manual de taxidermia , editado por el autor, Barcelona, 1908.
Luís Soler Pujol   Manual de taxidermia , Museo Pedagógico de Ciencias Naturales, Barcelona, 1921. 
 
Recursos:
Artículo Soler y Palaus: 121 años de Taxidermia en Taxidermidades.